En lo alto | Estreno en Movistar+

Un director entre plantas

Una imagen de 'En lo alto', de Hong Sangsoo.

Una imagen de 'En lo alto', de Hong Sangsoo.

El cine de Hong Sangsoo parece declinarse en esquemas, vectores y permutaciones narrativas sobre unas mismas figuras, asuntos y motivos, que no son otros que los de la vida cotidiana o la autobiografía camuflada sometidas a un alambicado juego de variaciones, requiebros, fabulaciones y espejismos.

En lo alto lo hace explícitamente en vertical, arriba y abajo, entre las distintas plantas, las escaleras, los pequeños apartamentos, el restaurante y la azotea de un edificio que vuelve a acoger encuentros y largas conversaciones regadas en vino caro y soju coreano que desplazan a sus personajes en un tiempo indefinido y unos vínculos cambiantes e imprecisos.

Lo que en principio parece la visita de un cineasta y su hija a la casa de una amiga para que ésta acoja a la segunda como pupila en su trabajo, va mutando a golpe de montaje (hablar de elipsis en Hong es siempre problemático) para proponer nuevos encuentros, flirteos y conversaciones, de nuevo con el cineasta en el epicentro de sus propios interrogantes y dudas sobre la profesión, la vida en pareja, su naturaleza solitaria o las minucias de la intendencia diaria.

El blanco y negro redobla la depuración minimalista de la puesta en escena en largos planos secuencia que dejan espacio para la palabra, y el relato va buscando sus filtraciones y resonancias de un tramo a otro, incluso en forma de diálogo entre los sueños en duermevela de nuestro protagonista en la escena más extraña y memorable del filme.