En la corte de Enrique VIII
Antigua
Tasto Solo, el conjunto creado y dirigido por el barcelonés Guillermo Pérez, se adentra en su última grabación en la Inglaterra renacentista
La ficha
'Early modern english music' Tasto Solo. Guillermo Pérez, dir.Passacaille
Guillermo Pérez (Barcelona, 1980) es uno de los máximos especialistas mundiales en los instrumentos de teclado medievales, muy singularmente en la práctica con el organetto, pequeño órgano portátil que tañe un solo instrumentista, que acciona el fuelle con una mano mientras accede al teclado con la otra. Es el fundador y director de Tasto Solo, conjunto que acaba de dedicar su tercer disco a música de la corte de Enrique VIII de Inglaterra.
-El grupo se sale de su territorio natural. ¿Qué ha buscado con este trabajo?
-Llevaba tiempo preguntándome por qué, cuándo y cómo desaparecen estos instrumentos, singularmente el organetto, pues otros instrumentos de cuerda y tecla, como el clavisimbalum, pasaron sin duda a ser los claves y los virginales. El organetto simplemente desaparece. Tenía ganas de investigar sobre esto y ver si podía aportar algo desde la práctica sobre el uso del instrumento. Llevo años buscando información, mirando si quedan documentos sobre la cuestión. Y quedan. Desaparece a partir de 1530-40, pero su uso está aún documentado en las dos o tres primeras décadas del siglo XVI.
-¿Conocemos las causas de esa desaparición?
-Hay muchas razones. Una de las principales es que por entonces se fragua el concepto de teclado moderno como hoy lo conocemos, un instrumento que se toca con dos manos, que tiene tesituras cada vez mayores, que desarrolla mucho trabajo polifónico. El organetto forma parte de otro mundo, otra cultura, otra estética. Montar un programa como este era también armar una especie de taller experimental práctico. Ver cómo es el repertorio de tecla de esta época, si hay diferencias con el de 30 o 40 años anterior, si el instrumento aún funciona, si tiene sentido usarlo, si su empleo trae consigo problemas técnicos, organológicos...
-¿Y por qué escogió Inglaterra como banco de pruebas?
-En primer lugar, porque tenía muchas ganas de hacer música inglesa. En segundo lugar, porque en el entorno de la corte de Enrique VIII confluyen una cantidad espectacular de instrumentos, de repertorios, de estéticas. El rey era un melómano, un músico él mismo y mostró gran interés por el pasado, quizá porque políticamente toma como referencia cultural la corte de los duques de Borgoña, pero el hecho es que en los manuscritos con el repertorio asociado a su corte hay música muy antigua, incluso piezas de Dunstable, un compositor nacido a finales del siglo XIV. Esto nos daba pie a que pudiéramos entrar con nuestros instrumentos antiguos.
-¿Qué aportan sus instrumentos a este repertorio?
-Usamos dos fuentes principales, una es conocida como el Manuscrito de Enrique VIII, e incluye piezas vocales e instrumentales a 3 y 4 voces, algunas atribuidas al propio rey. Lo interesante es que en él hay piezas llamadas consorts, que son pequeñas fantasías instrumentales tocadas en su época seguramente con grupos de violas, flautas o mixtos. Es el nacimiento del consort inglés. Hemos optado por dos maneras de trabajarlas: una, adaptarlas a la tecla, con las voces puestas en tablatura para que las toque un instrumento solo (el clavisimbalum o el arpa); y dos, con cada uno de los instrumentos tomando una voz, en forma de broken consort. Qué aportamos aquí: la sonoridad de nuestros instrumentos. La segunda fuente es un manuscrito muy interesante, con obras de tecla de 1520-30, piezas que avanzan lo que será el repertorio virginalista posterior, con variaciones, preludios, fantasías. Las hemos hecho de las dos mismas formas: unas con instrumentos a solo y otras en consort, sobre todo las que están construidas sobre bajos ostinados. Y esta es una música que se ha hecho muy poco, ya que los teclistas que trabajan los siglos XVI y XVII lo consideran repertorio histórico en proceso. Así que nuestra aportación es divulgarlas. Además, de forma general, refrescamos el repertorio, pues la discografía que hay en torno a él es vieja. Hubo una primera generación de intérpretes de música antigua que se preocupó mucho por él, pero luego pasaron al Barroco, a la vez que crecía el interés por repertorios aún más antiguos, y esta zona ha quedado un poco como terra incognita. Y además lo hacemos desde la perspectiva de repertorios justo anteriores. Esto es para mí muy excitante, porque reconozco cosas que me son familiares al lado de otras que están desarrollándose y moviéndose hacia adelante. El hecho de hacerlo con esta visión y de ir creciendo nosotros con el repertorio aporta cosas nuevas al fraseo, las articulaciones.
-¿Cuál será el siguiente paso de Tasto Solo?
-Hay un capítulo importante, que es el trabajo con las voces. Tenemos dos discos en proyecto que tendrán una aportación vocal muy importante. Uno, que incluirá repertorio religioso del manuscrito de Buxheim, y completará la trilogía en torno a esos repertorios que abrimos con nuestros dos primeros discos. Será toda la liturgia mariana del siglo XV en Alemania, y las voces van a tener parte importante en motetes, canto llano, siempre planteado en diálogo con los instrumentos. El segundo proyecto es un programa que presentaremos este verano en el Festival de Utrecht: polifonía de principios del XVI, música de Agricola, De la Rue y Josquin entre otros.
-¿Cómo va adaptando el grupo su propio orgánico a estos nuevos repertorios?
-Igual que en nuestros inicios, ampliando poco a poco a partir de formatos pequeños. Empezamos añadiendo una voz, luego, dos y tres, lo ideal sería reunir una capilla vocal de cinco voces. En cuanto a los instrumentos, nunca hemos dejado de evolucionar. Para el repertorio litúrgico del siglo XV tendremos cuerda pulsada, laúd, pequeñas guitarras; en la polifonía renacentista introduciremos violas y posiblemente un arpa doble. Yo me veo también tocando un órgano mayor, a dos manos, e incluso me gustaría en el futuro hacer el gran repertorio inglés del consort de violas. Como no me veo es haciendo carrera de clavecinista, esa no es mi disciplina.
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