Arturo Pérez-Reverte reivindica al Cid y lamenta la falta actual de líderes
Congreso de las Academias de la Lengua Española
El escritor y miembro de la RAE presenta en el Congreso su última novela, 'Sidi', en la que muestra su visión de la figura de Rodrigo Díaz de Vivar y explora cómo nació la leyenda
Sevilla/¿Cómo habría contado John Ford la historia del Cid? ¿Cómo habría sido un western con Rodrigo Díaz de Vivar como protagonista de un relato fronterizo, lleno de polvo y sudor? Esa fue la pregunta de la que surgió la última novela de Arturo Pérez-Reverte, Sidi (Alfaguara), que ha presentado en el Congreso de Academias de la Lengua Española en una conversación con el periodista Jesús Vigorra y en la que se propuso recuperar al héroe antes de que se convirtiese en leyenda.
A buen seguro al escritor y académico de la RAE le horrorizan tópicos del tipo el recinto X se quedó pequeño para acoger a fulanito, pero lo cierto es que el encuentro entre Pérez-Reverte y Vigorra en el patio de la sede de la Fundación Cajasol ha sido hasta ahora uno de los más concurridos del Congreso que acoge esta semana Sevilla.
A quienes conozcan al cartagenero tampoco les sorprenderá que su intervención estuviese plagada de términos como "honor" o "lealtad" y referencias a sus muchos años como corresponsal de guerra. De esa experiencia, explicó, se ha servido para retratar al Cid en esta obra "de frontera, en la que se confunden las jergas porque te contagias del enemigo" y en la que hay personajes que se pasan el tiempo mirando lo que les rodea.
"Era importante [en esa época] para sobrevivir, y se nos ha olvidado. Nos pasamos el día mirando pantallas y vemos el mundo a través de esos intermediarios tecnológicos. En otro tiempo mirar el entorno podía significar vivir o morir. El hombre actual ha perdido que esa capacidad es necesaria para sobrevivir y hemos olvidado que el mundo es un lugar hostil". También, apuntó, hemos olvidado los peligros que acechan en las sombras y la noche.
En Sidi hay muchas miradas, mucha noche y también el "caos y la confusión del combate", algo que conoce bien. "Yo soy un novelista normal, de infantería, pero hablo de cosas que he vivido. Javier Marías o Mario Vargas Llosa pueden escribir mejores novelas pero cuentan cosas que no han visto", explicó el autor, que más adelante insistió en que no es "un escritor, un artista; soy un artesano, un novelista profesional que trabaja mucho, que ha ido aprendiendo con los años el oficio".
Y, volviendo a la figura del Cid, lamentó que "el franquismo se apropiase de él. Al no tener Franco una ideología -era un fascista autoritario-, fue tomando todo lo que pudo. Eso hizo que el Cid quedase marcado y que cierta derecha se apropiase de él". Uno de los errores de la democracia, a su juicio, fue "no haber sabido limpiar los símbolos manchados por el franquismo".
Pérez-Reverte ha querido "despolitizar" al Cid y al mismo tiempo abundar en ideas presentes en muchas de sus obras, como la importancia de atenerse a un código, el valor, la dignidad, la lealtad (algo que no perdona, dijo, es la deslealtad) o el tener siempre presente que vamos a morir. "Eso nos hace estar más vivos y ser más humanos. La humanidad confortable de Occidente ha olvidado que morir es sencillo y ocultamos la muerte, cuando debemos aceptar el lado oscuro y normal de la vida".
Aunque Vigorra trató de pincharle aludiendo a un personaje catalán de la novela, Pérez-Reverte no picó. Sí se explayó más al recordar que la serie de Alatriste nació como reacción a un libro de Historia de su hija que despachaba el Siglo de Oro en página y media. "Todo el sistema educativo occidental europeo, empezando por los analfabetos de Bruselas, persigue la inteligencia. 'Su hijo pregunta mucho, se queda leyendo en lugar de ir a jugar en grupo...'. Toda individualidad, todo elitismo bien entendido, es destruido en el colegio", sostuvo, y abundó en que el sistema busca "reducir la excelencia al nivel del mediocre, aplastando la inteligencia. No hay más que ver el debate del otro día".
Lógicamente, la referencia de soslayo al debate electoral y a la campaña suscitó algunas risas entre el público y algún comentario más del escritor –perdón, novelista–, que no entiende que en las tertulias de los medios solamente haya periodistas, "no historiadores, científicos o voces autorizadas; la voz de la inteligencia molesta".
¿Y qué opina de la frase "qué buen vasallo si tuviera buen señor"? Antes creía que podía aplicarse a los españoles, pero ya no. "Franco, Fernando VII... están entre nosotros, los hemos generado nosotros. Si estudias la Historia, ves que es una constante, que es lo que nos merecemos tener".
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