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Alfredo Sánchez Monteseirín ha inaugurado este jueves la exposición 'Lozas y azulejos de Triana. Colección Carranza', que albergará el Real Alcázar de forma permanente y que está formada por 171 piezas de la colección de cerámica "más importante" de España y valorada en más de un millón de euros.
Al acto han asistido también la delegada de Presidencia y Cultura, Maribel Montaño, el alcaide del Real Alcázar, Antonio Rodríguez Galindo, y Vicente Carranza.
La muestra está instalada en tres salas del Cuarto del Almirante del Real Alcázar. Estas obras, comprendidas entre finales del siglo XII y el siglo XVIII, se reparten por ámbitos temáticos: la Sala 1, sobre cerámica musulmana y mudéjar, que comprende azulejos de cuerda seca y de arista de los siglos XII al XVI; la Sala 2, sobre cerámica del Renacimiento, con azulejos de arista y loza dorada; y la Sala 3, sobre cerámica barroca, que comprende el siglo XVII y la primera mitad del siglo XVIII, se ha indicado en nota de prensa.
Comisariada por Alfonso Pleguezuelo, el espíritu que ha dominado la actuación para la instalación de esta exposición, que ha contado con el visto bueno del Patronato del Real Alcázar y en el que ha colaborado el arquitecto Guillermo Vázquez Consuegra, ha sido el de conseguir una obra innovadora respetando al máximo los elementos históricos.
La colección completa, que se repartirá entre la exposición permanente del Real Alcázar y el Museo de Cerámica de Triana, contempla alrededor de 800 azulejos, muchos del siglo XVI, procedentes de conventos desaparecidos y de templos.
Además, su compilación incluye paneles datados desde el siglo XII al XX y más de 70 platos populares, algunos de reflejo dorado, muy escasos en la actualidad; vasijas, tinteros, albarelos, que eran los botes usados por los boticarios en las farmacias, y escudillas utilizadas por los médicos para realizar sangrías a los pacientes.
En la sala de 'Los azulejos de la Sevilla mudéjar' se muestran los mosaicos de Roma, los tejidos murales de Bizancio y la costumbre de los pueblos nómadas de revestir sus jaimas con esteras, tejidos y alfombras, viejas tradiciones heredadas por al-Andalus que están en el origen del hábito de la arquitectura andaluza de cubrir pavimentos, paredes y techos con cerámicas llenas de brillo y color.
Por su parte, en la Sala 2, 'Dorados de Triana', la tradición musulmana se percibe en la técnica decorativa de esta cerámica, en el carácter geométrico de muchos de sus motivos y en la persistencia del procedimiento de la loza dorada. La raíz gótica es evidente en los temas figurativos de origen textil y la influencia renacentista se identifica en numerosos patrones estéticos romanos traídos a Sevilla desde Italia por Niculoso Francisco Pisano hacia 1500.
Finalmente, en la Sala 3, titulada 'Un mundo de devotos y galantes', se aprecian los importantes cambios introducidos en el Barroco. Los tejidos, como fuente de inspiración, son paulatinamente sustituidos por la pintura religiosa y también por la profana.
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