Exigente recital pianístico

Claudio Laguna | Crítica

Claudio Laguna en el Alcázar
Claudio Laguna en el Alcázar / Actidea

La ficha

Claudio Laguna

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25 Noches en los Jardines del Real Alcázar. Claudio Laguna, piano.

Programa: Un viaje por la Europa del XIX

Manuel de Falla (1876-1946): Andaluza de las Cuatro piezas españolas [1909]

Gabriel Fauré (1845-1924): Tema y variaciones Op.73 [1896]

Frédéric Chopin (1810-1849): 4 mazurcas op.67 [1835-49]

Alexander Scriabin (1872-1915): 5 preludios Op.16 [1895] / Fantasía en si menor Op.28 [1900]

Moritz Moszkowski (1854-1925): Étincelles Op.36 nº6 [1886] / Gran Vals Op.34 [1884].

Lugar: Jardines del Alcázar. Fecha: Sábado 27 de julio. Aforo: Lleno. 

El joven Claudio Laguna (Sevilla, 1998) apuntó alto en su recital de presentación en el ciclo del Alcázar por un programa muy exigente que tocó casi sin solución de continuidad. El arranque con la Andaluza de Falla pareció presagiar una mirada plagada de claroscuros y perfiles desvaídos, de corte impresionista si se quiere, pues la pieza falliana sonó más bien brumosa, sin especial distinción de la línea melódica. Pero Fauré desmintió enseguida esa primera impresión. Su Tema y variaciones Op.73 es obra larga y enjundiosa, y Laguna la tocó admirablemente por la claridad de los planos, la nitidez de los perfiles y, lo que me pareció más extraordinario, la manera en que supo dar peso a los bajos, en un juego casi continuo de alternancia entre forma y fondo que sirvió para la construcción arquitectónica de la pieza, lo que terminó por imponerse al elemento ornamental, con matices dinámicos no demasiado destacados.

Siguieron las 4 mazurcas Op.67 de Chopin, de rubato generoso y bien marcado su carácter expresivo, en alternancia de expansión y melancolía, que es también el de su modalidad, ese contraste entre mayor y menor que está también en los 5 preludios Op.16 de Scriabin, uno de los momentos álgidos del recital, por el carácter nocturnal y misterioso de la música, convenientemente enfatizado con los silencios y las resonancias del pedal. En la Fantasía Op.28 del ruso, Laguna volvió a mostrar su estupenda mano izquierda en una interpretación que, de cualquier modo, viró al elemento más extravertido, virtuosístico, como anticipando las dos brillantes piezas de Moszkowski de cierre, de fulgurante mecánica.

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