Visto y Oído
Francisco Andrés Gallardo
Emperatriz
Claudio Constantini | Bandoneonista
En 2023, Warner editó (sólo en digital) su primer acercamiento a Bach con el bandoneón. Ahora, él mismo ha producido este segundo álbum (incluido ya el formato CD) dedicado a la música del compositor germano. Es el tercer disco que Claudio Constantini publica en 2024, después de Efímero y An Imaginary Soundtrack, que incluyen creaciones propias. Peruano de nacimiento, pero residente en Madrid, pianista de primerísimo nivel, compositor, arreglista, Constantini toca lo mismo jazz que a Debussy o combina, como este mismo mes de agosto en el Alcázar sevillano, a Bach con Piazzolla.
–¿De dónde saca el tiempo?
–Soy un poco obseso de la música. Me levanto muy temprano y ya estoy pensando, componiendo, porque compongo mucho. Ya estoy dándole vueltas a todo y probando a ver si lo que pienso funciona, es un continuo ensayo y error para ver no sólo que algo vaya bien para mí, sino para el público. El músico puede pensar que lo está haciendo bien, pero si no funciona delante del público no sirve. Y así todo el día, todos los días.
–¿Da más conciertos con el bandoneón o con el piano?
–Depende. Igual hay un mes que sólo doy conciertos de piano y luego me tiro tres meses sin uno...
–¿Se siente más cómodo aún con el piano?
–Yo empecé el bandoneón a los veintipocos años. El piano lo llevo tocando diez años más, que son unas cuantas horas. No sé si cómodo es la palabra, pero me siento más familiarizado cuando toco un recital de Bach, Beethoven, Chopin o Brahms al piano, que tocando Bach en el bandoneón, que me exige mayor esfuerzo mental. Hacer un concierto como el del Alcázar de Sevilla al bandoneón solo exige una gran concentración.
–¿Qué tiene Bach que no hay músico que se resista a tocarlo?
–Para empezar, pienso que Bach es una base para prácticamente todos los compositores que existieron después. Todos tomaron cosas de él. Hay una cierta familiaridad estética, armónica, de cómo desarrolla los motivos, cómo desarrolla su armonía en cualquier género, cantatas, suites, tocatas, todo... Por otra parte, surge una magia para mí en la música de Bach que es la gran complejidad que tiene de todo tipo, a nivel estilístico, de contrapunto, análisis, armonía... Pero eso el oyente no lo percibe. Bach escribió una música extraordinariamente compleja pero al oyente le llega con extrema facilidad. Ahí radica su genio, en el maridaje entre lo que intelectualmente es muy complicado y tiene un gran desarrollo, pero a la vez es tan directo que cualquiera puede apreciar su belleza sin saber absolutamente nada de teoría musical.
–¿Cuáles son las dificultades principales para volcar su música en el bandoneón?
– Cada obra tiene su dificultad particular. Para comenzar, la técnica. Uno tiene que ver si se puede tocar en el instrumento o no. Hay obras que aparentemente no serían posibles por la textura, la variedad de voces, como la Tocata y fuga en re menor, por ejemplo. Sin embargo, por las posturas, por las notas y por las características técnicas del instrumento, se puede hacer un arreglo que suene lo suficientemente bien. Pero luego hay otras obras para órgano en las que hay que sacrificar demasiado y prefiero no hacerlas. Depende de las posibilidades del instrumento. Hay una dificultad básica también: cuando uno abre y cierra el fuelle, suenan distintas notas, así que hay un trabajo previo de ordenar todas las notas y luego ver cómo pueden sonar abriendo o cerrando, porque hay algunas notas que no existen abriendo y otras que no existen cerrando.
–¿Por qué escogió estas obras para este disco?
–En mi anterior disco de Bach, que publicó Warner, había ya algunos movimientos de la Suite para cello y de las Partitas para violín, incluida la chacona, y entonces estuve probando y decidí hacer estas, porque son obras con las que tengo una conexión muy especial, me transmiten mucho íntimamente, en especial la Partita nº2, de la que he escuchado infinidad de versiones para todos los instrumentos, porque Bach suena en cualquier instrumento. Mi preferida es posiblemente la que hizo Manuel Barrueco para guitarra, pero funciona también en el laúd o incluso en la mandolina, que lo toca Avi Avital ahora muy a menudo. Sin embargo, la del bandoneón es una sonoridad nueva para esta música. Y yo trato de ofrecer una versión que se acerque al estilo barroco, que conozco a través del piano, pero con una manera de interpretar muy distinta, que es la específica del bandoneón y del acordeón. Mi trabajo parte del interés y el amor que tengo hacia esta música, del interés en hacer una transcripción para que se genere una nueva manera de escucharla y para dejar una referencia a bandoneonistas y quizás acordeonistas que quieran acercarse a estas obras y tengan algunas pautas sobre cómo hacerlo.
BACH
Johann Sebastian Bach (1685-1750)
Suite para violonchelo solo nº1 en sol mayor BWV 1007
Partita para violín solo nº3 en mi mayor BWV 1006
Partita para violín solo nº2 en re menor BWV 1004
Claudio Constantini, bandoneón
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