La ventana
Luis Carlos Peris
Perdidos por la ruta de los belenes
artes escénicas
Mérida/Habituado, como él reconoce, a "buscar un espacio de resistencia en la literatura", el poeta Luis García Montero encontró en el encargo de adaptar La Orestíada de Esquilo un nuevo modo de exponer, a través del teatro, algunas inquietudes y hacerse preguntas sobre el hombre y su comportamiento en la sociedad. En la historia del crimen que comete Clitemnestra y la posterior venganza de Orestes, el autor de Habitaciones separadas y La habitación de la serpiente halló todo un tratado de las pasiones humanas, una premisa para tratar con hondura cuestiones de indudable trascendencia. "He intentado hacer una lectura de La Orestíada que sirva para meditar en el presente sobre la ciudad, la democracia, el abuso de poder, el machismo o el diálogo entre generaciones", asegura el granadino, cuya versión se representa hasta el domingo en el Festival de Teatro Clásico de Mérida. El montaje, dirigido por José Carlos Plaza e interpretado por un reparto coral en el que destacan Ana Wagener, Roberto Álvarez, Ricardo Gómez, Amaia Salamanca y María Isasi, inauguró el miércoles una nueva edición de la cita emeritense.
Con José Carlos Plaza ya había colaborado García Montero en un espectáculo junto a la pianista Rosa Torres-Pardo y la cantante y actriz Ana Belén, y "la certeza de contar con el apoyo de un sabio del teatro" animó al poeta a afrontar esta dramaturgia. En sus lecturas, el escritor descubrió la enorme huella que había dejado Esquilo en la historia de la literatura -"cuando uno se mete en serio en su obra, se da cuenta de dónde sacó Shakespeare su Hamlet", dice- y vislumbró que "la rareza" de La Orestíada, que sugería un final feliz insólito en el ámbito de la tragedia, le podía dar juego. "En el texto se describe cómo se pasa de un tiempo marcado por la venganza a otro en el que se apuesta por la justicia, y yo me he atrevido a proponer un horizonte de cambios", señala el autor, que ha intentado despojar al material de "todo lo que había de época para quedarme en la esencia de las meditaciones". No obstante, para el poeta, ante la fuerza de ese pensamiento resultaba innecesario introducir elementos del presente. "Quería evitar los recursos fáciles en los que se cae a veces cuando se adaptan textos clásicos, cuando se le colocan metralletas a los soldados y se viste con vaqueros a los personajes", mantiene García Montero, que tras el estreno afirmó haber visto su trabajo "con ojos muy críticos" y agradeció "haber contado con un director y unos actores capaces de salvar cualquier texto", bromeó.
En el reparto, en el que el joven Ricardo Gómez (Cuéntame cómo pasó) encarna a Orestes y Amaia Salamanca a una Electra sedienta de venganza, reina una soberbia Ana Wagener, feliz con "un personaje poliédrico, con el que he intentado abrirme en canal para darle todos los matices". Pese a su larga trayectoria, la actrizdebuta con esta Clitemnestra en el Festival de Mérida, "y ha sido un estreno a lo grande, por el personajazo y por poder decir ese texto maravilloso de García Montero. Yo he disfrutado mucho pasando esas palabras por mi cuerpo, por mi corazón".
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