Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Salir al cine
Junto a The last waltz (1978), de Scorsese y The Band, Stop making sense (1984), de Jonathan Demme y los Talking Heads, pasa por ser el mejor concierto filmado de la historia del cine. No seremos nosotros quienes lo discutamos después de que así lo haya considerado la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos y sobre todo después de volver a verlo y escucharlo, también de bailarlo y sudarlo, en esta nueva copia restaurada en 4K que se proyecta hoy hoyen un pase exclusivo en los cines Avenida.
Fundada en 1975, la mítica banda de David Byrne era ya por entonces una de las más estimulantes del panorama pop, la que mejor había integrado las músicas y ritmos del mundo con el rock de vanguardia desde preceptos más o menos intelectualizados aunque igualmente irresistibles a los oídos de cualquier oyente.
Para Byrne, un concierto nunca era un mero trámite ni una mera ejecución escénica de las canciones. Bien al contrario, y esta fue la primera muestra de lo que luego estaría por venir hasta el reciente American Utopia (2020), se trataba precisamente de poner en escena las canciones en un doble ejercicio performativo donde el propio backstage y el proceso de su construcción sobre la marcha, ante los ojos de los espectadores, formaba parte del espectáculo.
Así, reunidos en diciembre de 1983 a lo largo de cuatro noches en el Pantages Theatre de Los Ángeles, Demme (futuro director de Algo salvaje, El silencio de los corderos o Philadephia) y su equipo de cámaras y Byrne y su diseño escénico se funden en un espectáculo orgánico y vibrante que muta de una canción a otra desde la entrada en solitario del líder cantando Psycho killer guitarra en mano hasta la apoteosis de la banda en el tema Crosseyed and painless que cierra este filme-concierto. Se suceden luego la incorporación de la bajista Tina Weymotuh en Heaven, aún con el escenario casi desnudo, la del batería Chris Frantz en Thank you for sending an angel, y la del guitarra y teclista Jerry Harrison en Found a job, durante la que vemos cómo el equipo de producción desplaza y monta las tarimas y los instrumentos para la paulatina incorporación del resto de músicos de la banda.
Para cuando suena la explosiva Burning down the house, Stop making sense ya tiene a todo el grupo en acción, a las coristas (Lynn Mabry y Ednah Holt) bailando sus coreografías y a los cámaras perfectamente sincronizados con la dinámica y la energía del concierto. El resto del trabajo se terminará de definir, y cómo, en la sala de montaje (Lisa Day). El diseño lumínico, cortesía de Jordan Cronenweth (Blade runner), proyecta sombras y luces expresionistas sobre un fondo que cambia del rojo al negro o a las imágenes de una biblioteca, el Cañón del Colorado, fragmentos del cuerpo humano o los graffitis del Tom Tom Club. Una lámpara de pie o tres barras de neón pueden crear las atmósferas íntimas para acompañar This must be the place o Take me to the river, mientras que los cambios de vestuario de Byrne pueden hacer empequeñecer su figura a costa del tallaje creciente de un traje gris.
Si de lo que se trataba era de trasladar al cine (y con pionero sonido digital) la experiencia de aquellas cuatro noches, este filme lo sigue haciendo intensamente 40 años después.
Los cines MK2 Cinesur Nervión, Avenida y Cervantes, Cicus y la Fundación Tres Culturas son las sedes de la 20ª edición de Andalesgai, el Festival Internacional de Cine Queer de Andalucía que se celebra desde hoy jueves 7 hasta el próximo 17 de marzo.
A la habitual y nutrida sección de largometrajes a concurso, donde se podrán ver títulos como The summer with Carmen, Cora bora, Queendom, Paloma, Peafowl, À mon seul désir, Old Narcissus, Mutt o la premiada Te estoy amando locamente, se suman varios ciclos de cortos, una pequeña muestra de cine de terror queer ‘grotesco y palomitero’, talleres como el QueerCineJam, la presentación del libro La mirada Queer en el cine de Leandro Palencia, la exposición ‘20 años proyectando la diversidad’ y la habitual gala de clausura y entrega de premios.
A través de la web andalesgai.com se pueden adquirir abonos para todo el festival.
Mucha actividad cinematográfica en Cicus. Para empezar, este sábado 9 a las 11h. el Cineclub ‘Antonio Cuadri’ celebra a José Luis Garci, que acaba de cumplir los 80, con una mesa redonda en la que estará el propio cineasta, ganador del Oscar en 1982 con Volver a empezar e incansable divulgador del cine clásico desde TVE (¡Qué grande es el cine!), ahora en 13TV (Classics) o a través de su revista y editorial Nickelodeon, junto al filósofo Agapito Maestre y el impulsor del cineclub, el también cineasta y realizador televisivo onubense Antonio Cuadri. La jornada-homenaje se abre con la proyección de You are the one (Una historia de entonces) (2000).
Aún están a tiempo de inscribirse en el taller (presencial y online) que Javier H. Estrada, antiguo programador de SEFF, crítico y especialista en cines del mundo, dedica al último cine indio, que es mucho más diverso e interesante que las coloridas, musicales y coreográficas producciones de Bollywood. El taller consta de cuatro sesiones teóricas los días 12, 13, 19 y 20 de marzo (de 16:15 a 19:15 h.) y otras tantas proyecciones, entre las que destacan el clásico Charulata, la esposa solitaria (1964), del maestro Satyajit Ray, Tribunal (2014), de Chaitanya Tamhane, o A Night Of Knowing Nothing (2022), de Payal Kapadia.
Robert Guédiguian personifica la ciudad de Marsella como ningún otro cineasta francés. En sus películas, profundamente humanas, aborda cuestiones sociales y retrata una cierta actitud mediterránea desenfadada ante la vida trabajando con un círculo de actores muy unido. Canal Arte le dedica ahora un pequeño ciclo-homenaje con la programación cinco títulos restaurados: Último verano, El dinero da la felicidad, ¡À la vie, à la mort!, ¡Al ataque! y la deliciosa Marius y Jeanette.
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