La Filmoteca de Andalucía traslada su sede en Sevilla al cine Cervantes

El cine Cervantes se estrenará como nueva sede en Sevilla de la Filmoteca de Andalucía con un ciclo dedicado al cine negro que se proyectará entre los meses de mayo y junio y que incluirá clásicos firmados entre otros cineastas por Billy Wilder, Fritz Lang o Akira Kurosawa.

Con esta iniciativa, el teatro que abrió sus puertas en 1873 y en el que debutarían los Álvarez Quintero, el inmueble que empezó a tener usos cinematográficos en la década de los 50 del siglo pasado y que se erigió en un refugio para la memoria sentimental de los sevillanos, busca nuevos reclamos para afianzar su idilio con el público después de su reapertura, el pasado otoño, tras el largo e incierto cierre al que obligó la pandemia.

"Necesitamos que este cine tan emblemático se vaya convirtiendo en un recurso cultural de la ciudad. Que cuando haya algo referente al cine se piense en el Cervantes", expresó el presidente de Unión Cine Ciudad, Segismundo Hernández, sobre un recinto que en los últimos meses ha sido una de las sedes del Festival de Sevilla o Andalesgai y ha albergado numerosos preestrenos y proyecciones con los equipos de las películas.

El director del Instituto del Cine y la Fotografía, Juan María Rodríguez, asegura que desde la Junta de Andalucía "creemos firmemente que esta sala era la idónea para las actividades que la Filmoteca desarrolla en Sevilla", apuntó el gestor cultural, y vaticinó, como en el final de Casablanca, que esta alianza será "el comienzo de una larga amistad". Rodríguez precisó que esta programación se dirige a un "público cinéfilo de amplio espectro", reivindica el "valor cultural del cine" y aporta el atractivo de que "quizás los espectadores no hayan visto estas películas en una gran sala, con un buen sonido, en esa comunión colectiva que es una proyección".

El 13 de mayo arrancará el ciclo Sombras de sospecha con Perdición (1944), una de las obras maestras que firmó Billy Wilder –que coescribió el guión junto al coloso Raymond Chandler– y recital de una sublime Barbara Stanwyck.

Uno de los actores de ese filme, Edward G. Robinson, protagoniza Perversidad (Fritz Lang, 1945), reflexión sobre el peso de la ambición y los sueños incumplidos en el que un pusilánime aspirante a pintor desciende al infierno de la mano de una femme fatale (Joan Bennett). Una de las joyas que el maestro Lang rodó en Hollywood.

El ciclo escapa a las definiciones más cerradas del género negro: si Perversidad linda con el melodrama sofisticado, la siguiente película, Las diabólicas, de H. G. Clouzot (27 de mayo), también podría considerarse una cinta de terror. La tensa historia de dos mujeres (Simone Signoret y Vera Clouzot) que acaban con el hombre que las maltrata y viven con angustia la posibilidad de ser descubiertas.

Sin conciencia (Bretaigne Windust y Raoul Walsh, 1951), aproximación a los crímenes de la mafia en cuyo reparto destaca Humphrey Bogart (3 de junio), o la soberbia Sed de mal, donde Orson Welles filmó uno de los planos secuencia más recordados de la historia del cine y reforzó con otra joya incontestable su prestigio siempre en el alambre (10 de junio) son otras películas que pasarán por el Cervantes.

Dos propuestas atípicas, El infierno del odio, la demostración de que Kurosawa no perdía su pulso magistral en el thriller (17 de junio) y la española A tiro limpio (Francisco Pérez-Dolz, 1963, programada el 24 de junio) completan el cartel.

Para el escritor Salvador Gutiérrez Solís, un especialista en novela negra, estas obras disponen una suerte de espejo al público y confirman que el género "habla de nuestras aspiraciones, también de esas que jamás compartimos con nadie, de nuestras debilidades y de nuestros anhelos. Y como sociedad, nos muestra las carencias del sistema, lo que falla, el agujero por el que se cuela lo que nos degrada, merma y nos aleja de lo que entendemos como el buen camino".