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Los chamanes de la pista de baile

Música y libros

Llega a las librerías una versión revisada y actualizada de 'Anoche un DJ me salvó la vida', una detallada y exhaustiva narración de la historia de los DJs a lo largo de más de un siglo

Un DJ ante un público entregado en un club de música electrónica. / D. S.
Salvador Gutiérrez Solís

02 de septiembre 2019 - 20:00

El título de este libro es una apropiación, un guiño y hasta un homenaje al tema compuesto por Michael Cleveland para su banda Indeep en 1982. Prototipo del sonido disco, traslada a quien la escucha, irremediablemente, a la pista de baile. Y como escribía el poeta onubense Antonio Portela en su poema Sábado noche: "Nada como una pista de baile para tocar las estrellas".

Publicada originalmente en 1999, ahora llega a España –traducida por Alejandro Álvarez y editada por Julián Viñuales para Temas de Hoy– Anoche un DJ me salvó la vida, una actualización de la monumental obra del Dj e historiador Bill Brewster y del periodista Frank Broughton. En su momento fue, y tal vez aún lo siga siendo, el estudio o la aproximación teórica más rigurosa, detallada y amplia sobre una figura fundamental en la historia de la música: el discjockey.

Para los autores del ensayo, en cierto modo los DJs asumen el rol que históricamente ocuparon los chamanes, los sacerdotes o los brujos, "es el DJ quien preside nuestros ritos extáticos". Porque "ejercer de DJ", recuerdan los autores, "no consiste meramente en escoger algunas canciones, sino en alumbrar estados de ánimo compartidos".

Se remontan Brewster y Broughton a principios a 1906 para encontrar las primeras experiencias musicales compartidas a través de las ondas. Le adjudican la primera sesión al ingeniero canadiense Reginald Fassenden, un colaborador de Edison que pinchó una pieza de Häendel. La radio no tardó en ser un medio de consumo mayoritario, a pesar de la resistencia y desconfianza iniciales de los intérpretes y compañías, que consideraban el nuevo medio como un poderoso enemigo que pondría en peligro la incipiente industria discográfica.

Para Brewster y Broughton, la radio empodera al discjockey de manera definitiva. Se convierten en los selectores de la música, y conscientes de su poder no tardan en marcar tendencias, aupar nuevos talentos y dirigir, en cierto modo, el gusto musical mayoritario. Un club parroquial en Leeds, no Nueva York o Londres, acoge, en 1943, la primera sesión de un DJ en vivo. Su nombre: Jimmy Savile. "Gran baile de discos", anunciaban los carteles.

De esa primera sesión en Leeds a nuestros días, apoyándose en todo tipo de estilos musicales, del rock al techno, del pop al acid house, Brewster y Broughton narran con rigor y amenidad cómo ha evolucionado la figura y la labor del DJ, pasando de ser un "transmisor" a un "creador", como sucede hoy. Es una evolución muy vinculada a los avances técnicos, en un vertiginoso viaje desde los discos de pizarra a los entornos digitales. Este detallado recorrido es el pretexto perfecto para recuperar la trayectoria y la obra de grandes nombres de las mesas de mezclas, muchos de ellos olvidados por el tiempo, con historias variopintas, rocambolescas en gran medida, a sus espaldas.

Cuenta Anoche un DJ me salvó la vida con un capítulo dedicado a Ibiza, como un punto fundamental de la geografía DJ. La habilidad de Alfredo Florito en Amnesia o los mágicos amaneceres en Café del Mar bajo la tutela de José Padilla, al que conceden el padrinazgo del chill out, están presentes en este ensayo, así como los míticos locales nocturnos de la localidad balear, algunos de ellos aún en activo.

Sonidos Distintos

Samuel Fuentes miembro de Sonidos Distintos, un colectivo sevillano formado por tres DJs, coincide con Brewster y Broughton en que "el DJ es un selector de música, una persona que es capaz de ofrecer una propuesta musical, y lo hace desde una realidad que no podemos obviar: hay muchísima música mala, pero también es cierto que hay muchísima música buena, pero hay que buscarla, y seleccionarla".

Desde Sonidos Distintos reivindican que las sesiones de los DJs deben contar con el tiempo suficiente: "No nos gusta esa dinámica de muchos clubes que programan hasta seis DJs en cuatro horas. El DJ necesita tiempo para expresarse, para mostrar todas sus referencias y posibilidades, para dejar clara su personalidad".

Con este objetivo pusieron en marcha las sesiones denominadas Vértigo, en la que los integrantes de Sonidos Distintos se enfrentaron a sesiones de larga duración. ¿Qué se contempla desde la cabina? Sásuel distingue entre el público que "sólo quiere música para bailar o como ambiente" y quien "escucha detenidamente y solicita referencias, incluso grabaciones, aunque nosotros compartimos nuestra música, libre y gratuita, en nuestra plataforma".

Gurús, chamanes, selectores o creadores, los DJs suponen en la actualidad una nueva definición, una concepción musical que ha ido creciendo a través de circuitos y canales diferentes a través de otras corrientes musicales, hasta el punto de que algunos nombres caben en la definición de estrellas. Sobre estos últimos, Bill Brewster y Frank Broughton no ocultan su desconfianza: "No os dejéis engañar: el DJ superestrella no está disyoqueando de verdad".

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