"Lo más cerca de Morante que estaré será en el mástil de la bandera"

El diestro jerezano se siente 'dolido' por las declaraciones que Morante realizó en la entrevista publicada el pasado domingo en Diario de Sevilla y dice que el torero de La Puebla 'no me ha dado la cara'

Rafael de Paula explica su labor como apoderado de Morante, su relación y la ruptura profesional.
Rafael de Paula explica su labor como apoderado de Morante, su relación y la ruptura profesional.
Luis Nieto

20 de enero 2008 - 05:00

Rafael de Paula, dolido con las manifestaciones de Morante, afirma: "Quiero salir al paso de sus declaraciones que son perjudiciales para mi porque atentan contra mi persona, contra mi honradez e incluso contra mi dignidad. En la entrevista que usted hizo, él no habla cómo son las cosas. Hay que ser transparente y hay que hablar con claridad. O blanco o negro". Paula hace hincapié en las negociaciones con las empresas de Madrid y Sevilla, quienes le dijeron que "los dineros serían los mismos que el año anterior". De Madrid, además de las corridas de Núñez del Cuvillo y de El Pilar, explica que la idea de matar los seis toros en la Beneficencia -última corrida que toreó el diestro de La Puebla, antes de su retirada- "fue mía para que Morante subiera al Olimpo. Lógicamente le consulté y me dijo que para adelante. Luego me preguntó por los derechos de televisión, sabiendo que la corrida era desinteresadamente. Y dijo que sí. Yo le noté muy preocupado con lo de Sevilla y le dije: 'Tranquilo Morante, tranquilo José Antonio, que Sevilla se va a hacer'. Y se hizo Sevilla, que no era fácil. Ahí está Eduardo Canorea".

-¿Qué quiere replicar?

-Tengo que retroceder a cuando Morante es el que me llama. Yo, en cierto modo, me resistía porque no había apoderado en mi vida y además una figura como Morante. Yo no había entrado en mi vida en un despacho, ni sabía la responsabilidad que yo podía contraer al acceder a sus deseos. Siempre lo he dicho. Yo no soy profesional del tanto por ciento, con todos mis respetos hacia los apoderados. Yo era un compañero de Morante. Yo estaba totalmente desconectado del toreo. Morante me decía que estaba cansado, descompuesto. Lo entendía porque he pasado por eso. Con los distintos apoderados que le habían llevado, que son varios, él tenía que cargar con la responsabilidad de la última palabra. En fechas, en corridas, en dinero. Y eso agota, cansa. Es de un sufrimiento continuo. El torero está para coger los avíos y ponerse delante del toro, con eso tiene bastante. Y el que debe de hacer las cosas en los despachos es el apoderado. Para eso hay que ser buen profesional, tener carácter y conocimiento. Morante habla de un desorden y el desorden no es cierto. Yo si tengo algo es el orden y la limpieza. Soy limpio, ordenado y honrado. En sus contrataciones he tenido tres cosas en cuenta: fecha, el factor toro y en tercer lugar el dinero.

-¿Qué es lo que más le ha dolido de ésta ruptura?

-Que me dijera que dejaba de ser el apoderado a través del administrador, sin dar la cara. Lo suyo es que me lo diga en persona: 'Mira, no me gusta como llevas las cosas'. De acuerdo. Tú para tu casa y yo para la mía. Eso es lo que más me ha dolido. Los hombres tienen que ser hombres ¿Qué trabajo le cuesta? Ha comido en mi casa. Utilizar al administrador, ¿para dirigirse a mí?... Que detrás mía, las corridas que he hecho yo las liquiden ellos... Ante las empresas ponen en juego mi honradez, mi dignidad y mi prestigio. Eso es inconcebible. Pero si yo quiero a Morante como si fuera mi hijo. En los cinco meses que yo he estado con él, yo me habré equivocado. Pues que me lo diga en la cara. Pero no a través de José Miguel Carvajal -el administrador-. Ni soy tan novato, ni tan bohemio. Yo tengo la cabeza muy bien amueblada. Efectivamente, como decía él en la entrevista que usted publicó el que se ha equivocado fue él, pero porque no ha sido capaz de entenderme a mí. Los toreros están para torear. Y los apoderados para contratar. Yo no podía permitir que en Bilbao, con la importancia que tiene, que llevan los Chopera y a la que van todas las figuras, no estuviera. Usa el teléfono con el administrador para decirme que no soy su apoderado. Que me lo diga a mí, a mi cara, que no se esconda. A mí no se me puede faltar el respeto de esa forma. Debe darse cuenta de que antes del dinero hay que pasar por Madrid, por Sevilla... luego viene el dinero por añadidura.

-Pero también dijo que usted es un torero por encima de todo, al que respeta, y que le ha enseñado muchas cosas...

-Morante es un torero de condiciones. Pero desconoce muchas cosas. Eso lo dan los años y la experiencia. Hemos toreado de salón. Hemos ido al campo. Le he dicho muchas cosas. Entre otras, la confusión que tenía. Le he advertido que es un torero puro, clásico, que es el único. La gente lo ha encasillado y en eso no tiene competidores. Yo le vi torear bien con el capote hace un par de años en un toro que me brindó en Jerez. Pero el remate... Como también le he dicho que nada de espaldinas ni cucuruchos. Ahora con el capote torea extraordinariamente bien. Porque antes sacaba el culo y, como compone bien el lance, resultaba muy estético. Pero eso no es torear bien. Morante sabe torear muy bien con el capote. Y él lo que no tiene muy claro todavía son las distancias y las querencias. Pero esto seguro que lo conseguirá porque es muy joven. Tiene 27 años. Y cuando Morante coge las banderillas hay que quitarse el sombrero. Con el toro bueno que mete la cara, es un espectáculo. De los matadores, sólo Miguelín. y de los banderilleros Almensilla y El Vito.

-¿Tienen alguna relación?

-Ahora no hay relación. Iré a verle como espectador. Me sacaré mi entrada. Lo más cerca de Morante que estaré será en el mástil de la bandera. Nos vimos en mi casa. Se exhibe conmigo en los toros el día de la cornada a Cayetano. Iba con varias personas y noté cierta falta de respeto. Hay que ser claro y transparente.

-¿Cabe la posibilidad de un reencuentro?

-Estoy deseando darle un abrazo. Lo quiero a pesar de todo.

-¿Le han quedado ganas de meterse otra vez como apoderado?

-Lo único donde me voy a meter es en el quirófano.

-¿Y eso?

-Ya sabe. Las rodillas. Quiero que me operen a finales de mes o a comienzos de febrero. Nada me haría más feliz que poder ponerme delante de una becerra y pegarle 12 o 14 pases.

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