La censura contra el optimismo y el mecenazgo

La querella de la Fundación Franco y una generosa donación de Aizpuru al CAAC destacan en la jornada de ayer.

Charo Ramos / Madrid / Enviada Especial

17 de febrero 2012 - 05:00

La galería barcelonesa ADN se convirtió ayer, a su pesar, en la protagonista de la segunda jornada para profesionales de la feria ARCO Madrid. El vicepresidente ejecutivo de la Fundación Franco, Jaime Alonso, se personó con un notario en el expositor del pabellón 10 de Ifema para tomar fotografías de la obra Always Franco y presentar una querella contra su autor, Eugenio Merino. Una escultura del dictador encerrada en una nevera de refrescos y realizada en silicona de platino es la causante de esta polémica que puede acarrearle también una demanda a la propia feria de arte contemporáneo. En declaraciones para el Grupo Joly, Merino reconocía estar "estupefacto" por la reacción desatada. Según Jaime Alonso, la demanda se dirige "contra él y contra quienes permiten esta zafiedad, esta carencia de escrúpulos contra la dignidad de personas que, además, están muertas y no pueden defenderse".

Merino subraya que el punto de partida de su creación "es la idea de que Franco sigue estando muy presente en las vidas de los españoles, está como refrigerado dentro de nuestra cabeza. Lamentablemente, la reacción de la Fundación Franco confirma que mi planteamiento es cierto. Todo ha sido tan rocambolesco que parece un montaje televisivo". Y aunque el autor recuerda que su obra no es la única que aquí toma como motivo la figura del dictador, sí cree que ha reabierto el debate "de lo que debe ser el arte y la libertad creativa".

Los otros artistas representados por ADN, como Carlos Aires, que también presenta varias piezas de marcado carácter político, cerraban filas en torno a Eugenio, cuyo teléfono móvil no paraba de sonar y mostraba su pesar por alejar el debate de ARCO de lo estrictamente cultural, en una edición que quiere combatir con optimismo y creaciones sólidas el pesimismo de los mercados. A esas vibraciones positivas aludió ayer Elena Ochoa en la visita que los Príncipes de Asturias realizaron a su galería durante la inauguración oficial de esta 31 edición de ARCO. La esposa de Norman Foster defendió que "en esta feria la calidad es muy alta y se respira una contención inteligente, creativa y esperanzadora".

También la veterana Juana de Aizpuru destacó "la excelente selección de las galerías" en una jornada en la que trascendió que ha realizado una histórica donación de su colección de artistas sevillanos de los años 60 y 70 al Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC). Son obras de Gerardo Delgado, José Ramón Sierra, Juan Suárez y otros creadores a los que ella promocionó en sus inicios como galerista y a las que ha sumado nuevas piezas representativas "de ese caudal creativo maravilloso que tuvo Sevilla durante esos años" así como otras posteriores pero poco representadas en los fondos del CAAC. "He incluido también una pieza muy importante de Pedro G. Romero y una instalación de Federico Guzmán. Creo que es muy importante colaborar con instituciones andaluzas que se han visto afectadas por la crisis y los recortes y, en mi opinión, Juan Antonio Álvarez Reyes está haciendo un trabajo magnífico como director que merece la pena apoyar". La galerista, que viajará pronto a Sevilla para dar a conocer esta donación, añadió que "hay vocación de mecenazgo en España, sobre todo en Madrid y Barcelona. Cuando se apoya con ventajas fiscales y con un reconocimiento a esa generosidad, el mecenazgo crece. Hay que apoyar más la cultura porque el arte, como el deporte, llega adonde no llega la diplomacia".

Como rubricando sus palabras, ayer desfiló por ARCO, que desde hoy al domingo abre sus puertas al público general, una nutrida representación de coleccionistas y mecenas, entre los que no faltaba la ex vicepresidenta económica Elena Salgado; la directora del Instituto Valenciano de Arte Moderno, Consuelo Císcar; representantes de las principales entidades financieras españolas; grandes artistas que, como Eduardo Arroyo, no cesaban de recibir elogios y, por supuesto, la Fundación Coca-Cola, cuyas adquisiciones rubrican el peso, cada vez mayor, del coleccionismo privado en la feria.

Más allá, ARCO es también el punto de encuentro obligado para los creadores españoles. El pintor gaditano Hernán Cortés destacaba las 46 estampas de Pat Andrea que cuelgan de la galería Benveniste como una excelente opción para iniciar en el coleccionismo. Su colega, el artista Joaquín Pacheco, también resaltaba las obras de Miki Leal y Abraham Lacalle en el mismo expositor y los clásicos del siglo XX, como Bores y Tàpies, que pueden verse en las galerías Guillermo de Osma y Leandro Navarro. Recién llegados de la capital andaluza, la pintora Concha Ybarra y los responsables de la galería Birimbao celebraban los "extraordinarios trabajos" del sevillano Rubén Guerrero en la galería Luis Adelantado. Para el responsable de artes de la Diputación de Cádiz, Eduardo Rodríguez, es obligado fijarse en las esculturas de Pérez Villalta en la galería Rafael Ortiz. Las ventas, en general, van bien en la feria, o muy bien en el caso de la firma japonesa Base Gallery, que acude por tercer año a Madrid porque "aquí hay tanta pasión por la comida como por el arte. La feria se ha convertido, para nosotros, en un punto de referencia donde encuentras artistas y obras singulares, ajenas a las tendencias dominantes. Y esas son las que más nos gustan", razonaba el señor Onishi, responsable de esta galería tokiota.

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