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Una celebración del ritmo

Crítica de Música cine

Pablo J. Vayón

29 de abril 2018 - 02:35

La ficha

'The Bernstein Beat' Programa educativo de la ROSS. Orquesta Sinfónica Conjunta. Fundación Barenboim-Said. Jamie Bernstein, narradora. Director:John Axelrod. Programa: 'Danzas fantásticas' Op.22 de Joaquín Turina; fragmentos de 'On the Town', 'Mass', 'Fancy Free' y 'West Side Story' de Leonard Bernstein. Lugar: Teatro de la Maestranza. Fecha: Sábado 28 de abril. Aforo: Lleno.

El programa en torno al centenario del nacimiento de Leonard Bernstein que está desarrollando este año la Sinfónica de Sevilla llegó ayer a su punto álgido en un concierto educativo que tuvo una significación muy especial, por la presencia en escena de Jamie Bernstein, una de las hijas del celebrado maestro estadounidense, que viene desarrollando una carrera como narradora, escritora y locutora.

Ella diseñó el programa de la segunda parte y lo presentó con apreciable éxito. Partiendo de un guion espléndido, Bernstein introdujo conceptos esenciales sobre el ritmo, usando algunos elementos gráficos de ayuda y a niños sacados del público. Lo hizo con desparpajo, buen humor y un perfecto español, sin duda herencia de su madre, la actriz y pianista costarricense Felicia Montealegre. Los ejemplos musicales salieron obviamente de la música de su padre, que tan admirablemente combinó en sus obras los ritmos europeos con elementos orientales (salidos directamente de la sinagoga, como comentó y ejemplificó con acierto), el jazz y los ritmos caribeños.

La Orquesta Sinfónica Conjunta, reforzada con alumnos del Máster Orquestal de la Fundación Barenboim-Said, volvió a dar muestras de que no es talento joven lo que nos falta. Aunque el conjunto rindió globalmente a buen nivel, conviene destacar a toda la sección de percusión y a los solistas de las maderas, que hicieron un trabajo excepcional. John Axelrod empezó acaso sintiéndose algo extraño en la música de Turina, que sonó un tanto deslavazada, como a brochazos, y no terminó de remontar hasta la Orgía. En Bernstein en cambio disfrutó e hizo disfrutar a todos.

Una gloria ver el Maestranza lleno a rebosar. Acaso la ROSS tenga que replantearse su política de precios.

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