La catarsis definitiva de Shakira
MÚSICA
La intérprete barranquillera lanza su trabajo 'Las mujeres ya no lloran', álbum que consigue el hito de cosechar siete discos de platino antes de su lanzamiento al mercado
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Sólo han pasado siete años –y parece un siglo– desde ese verano en el que más de uno dedicaba a su pretendiente el –martilleante– estribillo de Me enamoré: "Y bailé hasta que me cansé, / hasta que me cansé bailé, / y me ena-na-namoré,/ nos enamoramos". Una ristra de cursilerías perteneciente al álbum El dorado, en el que Shakira proclamaba a los cuatro vientos su amor por el futbolista Gerard Piqué. Esa relación que comenzó en Sudáfrica y cuyo final ya es historia –de la páginas de papel cuché y de la música–. Lo lleva siendo durante los últimos dos años, pero la de Barranquilla ha alcanzado la catarsis con Las mujeres ya no lloran. Álbum que vio la luz el pasado viernes y ya se ha colgado la merecidísima medalla de conseguir siete discos de platino incluso antes de su lanzamiento al mercado.
La intérprete hace un ejercicio de sincericidio en el que se abre en canal para abordar todas las aristas de una ruptura. La suya. Una liberación en forma de letras que retratan el dolor ocasionado por el desamor, por el desengaño y por la traición. Pero no todo es odio, venganza y reproches. Shakira vuelve a sentarse en ese trono que sólo ocupan los iconos musicales para demostrar su conocimiento de la escena, sirviéndose de ritmos que son tendencia en los auriculares de las masas.
Con lágrimas en forma de diamantes –un mensaje no verbal en sí mismo– Shakira presenta 15 singles y dos versiones. Muchos de ellos ya son archiconocidos: Te felicito con Rauw Alejandro, TQG con Karol G, Acróstico con sus hijos Milán y Sasha y, por supuesto, Music Sessions Vol. 53. Ese éxito junto con el argentino Bizarrap que da nombre al disco y que ha sonado en los altavoces de medio mundo –perdón que te sal-pique–. A esta nómina se han sumado la rapera Cardi B, el reguetonero Ozuna, la banda mexicana Grupo Frontera e incluso el dj neerlandés Tiësto.
De la balada a las corridas mexicanas
Las nuevas modas musicales hacen que los artistas vayan soltando sus hits con un goteo incesante. Quizás por esta razón, sólo ocho canciones son totalmente inéditas. Se caracterizan por tener una duración acorde a la capacidad de atención del gran público –apenas alcanzan los tres minutos– y por bailar entre el reguetón, la balada, el pop sintético, la música regional o la electrónica.
La de Barranquilla empieza fuerte con los aires poperos de Puntería, que entona con la estadounidense Cardi B. Ya hemos dicho que no todo es venganza en este disco y este tema facilongo –líricamente hablando– lo demuestra.
Otra de las canciones punteras es el segundo tema que la colombiana comparte con Bizarrap. La Fuerte sigue la estela de su hermana mayor, Music Sessions Vol. 53, para continuar con el lanzamiento de dardos –menos envenenados– a su ex pareja Gerard Piqué. Lejos de las pullas con ese claro rencor de su primer éxito mundial con el argentino, esta vez aborda la ruptura desde un prisma melancólico con tintes de dolor: "Te mentiría si digo que ver mis fotos contigo no me hacen daño". Este mismo sentimiento es el que desprende la balada Última. Parece que para su última –valga la redundancia– canción al futbolista, la cantante se ha inspirado en el tira y afloja de los Grammy sevillanos entre Rosalía y Rauw Alejandro –o directamente ha escuchado el álbum Paloma brava– para conversar con el padre de sus hijos: "Se nos rompió el amor a mitad del camino. / ¿Cómo es que te cansaste de algo tan genuino? / No trates de convencerme, te lo pido / Que ya está decidido, nos queda lo aprendido".
Y cambiando totalmente de tercio está Cómo dónde y cuándo que recuerda a esa Shakira de Donde están los ladrones (1998) o de Servicio de lavandería (2001). Un guiño a sus seguidores más fieles, los que le siguen desde hace 25 años.
También se atreve con los corridos mexicanos –con permiso de Peso Pluma y Natanael Cano– en El jefe. Para esta incursión en un género que está triunfando entre las generaciones de Tiktok, la colombiana colabora con el grupo Fuerza Regida. Una alianza que se repite en (Entre paréntesis) y, aunque uno de sus versos rece "Cada palabra me hiere / no creo que me recupere", Shakira está en pleno proceso de sanación, de exorcizar todos sus demonios y, por supuesto, de sacar rédito del dolor en todos los sentidos. El título del trabajo no lo dice, pero todos saben el final de la frase: ahora toca facturar.
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