En la carretera (con Clint)
La banda madrileña de rock 'peliculero' presenta en 'Nocturama' su segundo disco, 'Los tipos duros también bailan', y su espectáculo 'Viaje a ninguna parte'
Por si el nombre de la banda no fuera suficiente, Alégrame el día, título del debut discográfico de Clint, era otra elocuente muestra de la socarrona fijación de sus integrantes por la saga de Harry el Sucio. Los tipos duros también bailan, su segundo disco, publicado este año, es el resultado de la apuesta de los madrileños por un sonido "más centrado, con más guitarras, con sonidos más crudos, más rockero", y la excusa para su actuación, mañana en el CAAC, dentro del ciclo Nocturama, donde presentarán también un espectáculo titulado Viaje a ninguna parte.
"Lo que se verá en las proyecciones es un viaje en coche, por la Ruta 66, desde San Francisco a Las Vegas... El desierto, las carreteras secundarias, la mitología americana, en fin", explica Tomás Harry el Ejecutor, guitarrista y bajista de Clint. Su música instrumental, de indudable inspiración cinematográfica, a veces dispuesta como si de una sucesión de breves y evocadores thrillers sonoros se tratara, provocó algunos extraños malentendidos al principio. Hubo, por ejemplo, quien les confundió con otro grupo post-rock, y los miembros del grupo, que años antes, como The Umbrella-Hating Generation, habían sufrido "la cruz" del encasillamiento ("se nos comparaba única y constantemente con Belle & Sebastian", recuerda Tomás), decidieron no sólo "no despejar dudas", sino "crear algunas más".
Las referencias siguen siendo similares, de Friends of Dean Martinez o Calexico a Morricone, de la música surf a Henri Mancini, del western melancólico al lounge, pero destacan algunos otros caminos abiertos por las diferentes sensibilidades que cohabitan en el cuarteto y una mayor comodidad en los registros "lúdicos". Hay desde patrones rítmicos de boleros y cha cha chas a arranques castizos de título taurino (Negro zaino derrotando en tablas), fruto del pasado de otro miembro, Harry el Fuerte, como músico en plazas de toros, tarea que compaginaba con su trabajo de profesor de música e intérprete de repertorios académicos. Esta última faceta propició un curioso encuentro, el de Constantino Romero, doblador en España de Clint Eastwood, con la banda de Leganés. "Le dijimos [a Harry el Fuerte] que le propusiera que grabara algunas cosas para nosotros, accedió y el disco empieza con él. Coincidieron el verano pasado haciendo Ascenso y caída de la ciudad de Mahagonny, una ópera de Kurt Weill y Bertolt Brecht, que dirigió Mario Gas en Madrid. Tenía sentido que se lo propusiéramos, pero había un respeto... Luego nos dimos cuenta que era accesible, que iba, nos dijo, haciendo de Darth Vader por los pasillos. Entonces, definitivamente, dijimos 'hay que hacerlo', y fue un puntazo", dice Tomás.
En Sevilla el grupo tocará casi todo su repertorio propio, temas de sus dos discos y algunos nuevos, aunque, advierte, "con variaciones". "No contamos con que la gente se sepa las canciones, ni siquiera con que nos conozcan [se ríe], pero independientemente de esto, no nos gusta repetirnos, así que variamos los tiempos, la forma de tocar los temas, los solemos deformar. Lo que pretendemos es intentar aprovechar al máximo la libertad que da el planteamiento instrumental".
Tomás asume que la banda es "una rareza" en España, lo que en su caso quiere decir que sólo la crítica celebra unas canciones que no precisan de ningún esfuerzo sesudo, ni colosal ni pequeño, para ser disfrutadas. Ni siquiera la inclusión de un tema de su primer disco, Los testigos no descansan en domingo, en un anuncio de Vodafone con Fernando Alonso sirvió para cambiar su estatus en este sentido. "Si te conocen 100, quieres que te conozcan 1.000. Es así, es normal. Aunque el anuncio estaba tan bien hecho -dice riendo- que nadie se fijaba en la canción". Pero ahí están, con sus películas.
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