Carne y letra de España

Athenaica publica Guerra en España. Prosa y verso (1936-1954), de Juan Ramón Jiménez, obra que ya había editado Ángel Crespo en 1985, y que Soledad González Ródenas presenta en una versión ampliada, reordenada y excelentemente ilustrada

JRJ retratado por el psquiatra Miguel Prados. Montreal, 1947
JRJ retratado por el psiquiatra Miguel Prados. Montreal, 1947
Manuel Gregorio González

30 de junio 2024 - 06:00

La ficha

Guerra en España. Prosa y verso (1936-1954). Juan Ramón Jiménez. Edición de Ángel Crespo & Soledad González Ródenas. Presentación de Andrés Trapiello. Athenaica. Sevilla, 2024. 1070 págs. 50 €

Esta obra, publicada por primera vez en 1985, se debe al hallazgo de tres sobres con dicho título en el archivo documental de la Universidad de Puerto Rico, en la «Sala Zenobia-Juan Ramón Jiménez» de Río Piedras. El descubrimiento se debió al poeta Angel Crespo, quien emprendió la enorme y compleja tarea de editarlos, dando orden y unidad a un conjunto deslavazado e inconcluso de documentos, notas, recortes e indicaciones. Según recuerda Soledad González Ródenas, responsable de la edición, ampliada y reordenada sobre el «original» de Crespo, este proyecto juanranmoniano tuvo varios títulos provisionales, Español de su España, Español con su España, hasta dar con este Guerra en España con el que se le conoce. También tuvo varios destinatarios su dedicatoria: Azaña, Besteiro y Cipriano Rivas Cherif, en primer término; y Juan Guerrero Ruiz posteriormente. Tal inconcreción afecta de igual modo a la extensión y la naturaleza de la obra. Hasta el punto de que se hace necesario destacar que Guerra en España, libro heteróclito y deslumbrante, goza de una triple autoría: la autoría literaria del poeta, junto a la autoría formal de Ángel Crespo y Soledad González Ródenas, a cuya ingente labor compositiva se debe la existencia misma del volumen.

Este volumen documenta la figura y la obra del poeta en relación al conflicto español

Es difícil acotar, en todo caso, el carácter de esta Guerra en España de Juan Ramón Jiménez, puesto que la variedad de las fuentes, propias y extrañas, tienen como objeto reconstruir o documentar la figura y la obra del poeta en relación al conflicto español (conflicto que JRJ considera, acertadamente, como el paso inicial de la segunda guerra mundial). Sin embargo, dicha consignación no atañe solo a su figura pública, sino que alcanza al ámbito de lo privado y a su significación histórica. El lector encontrará, pues, no solo partes de su obra, añadidas a entrevistas y artículos de otros autores, que aluden a dicho periodo y al exilio del poeta en ultramar. También accederá a un abundante epistolario en el que se evidencian, junto a su posición favorable a la república, los numerosos desencuentros habidos con otras figuras literarias, tales como Bergamín, Gómez de la Serna, Jorge Guillén, Pedro Salinas y Pablo Neruda, que componen una imagen mucho más compleja y matizada, tanto de la guerra civil, como del propio mundo cultural de aquella hora.

Los Jiménez en Washington D. C. 1950
Los Jiménez en Washington D. C. 1950

A este respecto, hay un episodio, tratado por extenso, «El allanamiento del piso de Madrid», en el que se ven envueltos, de un modo u otro, relevantes nombres de la cultura, y cuyo fin parece el de perjudicar personalmente al poeta, desproveyéndolo de sus originales y de sus documentos de trabajo. Son muchas las cartas en las que JRJ muestra un arrojo cortés y decidido, en busca de la devolución de sus pertenencias. Este suceso, que protagonizaría para mal el periodista Félix Ros, tardará años en resolverse, insatisfactoriamente. Al fondo, JRJ sospecha la mano de Bergamín, a quien el poeta menosprecia citando, en numerosas ocasiones, una frase poco complaciente de Unamuno. También comprobará el lector la fuerte enemistad habida con Guillén, a quien le dirige cartas de enorme severidad, inhóspitas y admonitorias. Este carácter íntegro y decidido de JRJ, con una notable faceta política (no partidista, como se aprecia en su dedicatoria), es uno de los aspectos más relevantes de Guerra en España; un libro apoyado en abundantes imágenes e ilustraciones, donde el lector descubrirá, por otra parte, a una pareja, Zenobia Camprubí y Juan Ramón Jiménez, ajena a su caricatura retraída y marfileña.

Juan Ramón Jiménez en Maryland
Juan Ramón Jiménez en Maryland

En buena medida, junto a la escisión bélica, visible en muchos sentidos, lo que se aprecia es una distancia cultural entre generaciones. JRJ está más cerca de Machado, de Unamuno, de Ortega, de Rubén, de Baroja -no así de Azorín- que de los jóvenes del 27. En las largas páginas dedicadas a Ortega se evidencia, por añadidura, una magnitud juanramoniana destacada con menos frecuencia: su alto componente especulativo e intelectual. En este sentido, Juan Ramón y Gómez de la Serna, tan enemistados, comparten, paradójicamente, el pupilaje orteguiano. A todos los unirá -Ortega, Alberti, Ramón, JRJ...- , en última instancia, la verdad ineludible y amarga del exilio. 

De Rubén a la Bomba H

Escribe Juan Ramón Jiménez en Tiempo, referido a un prólogo de Bergamín a la obra de Antonio Machado: «Unamuno, Antonio Machado, García Lorca están disfrutando ahora una fama basada en la guerra, gracias a la actividad pululante de tales aprovechadores de cadáveres y famas. Quien conoció bien a los tres, sabe la repugnancia que hubieran los tres sentido con tal jaleo de sobremuerte paseada». Es difícil negar, ochenta años después, la actualidad que esta frase aún pueda tener. Frase que nace, como parece obvio, de una aguda conciencia histórica en JRJ, que se extiende a la naturaleza perdurable de la obra poética, una vez despojada de hechos contingentes, exteriores a ella. Hay, en todo caso, un vector espacio-temporal, visible en esta Guerra en España, que cae fuera de los dominios -los vastos y claros dominios- de JRJ. Es aquel que nos lleva, de un siglo al siguiente y de un continente otro, desde el Madrid de las botillerías y los altos crepúsculos por donde paseó Rubén, a la orilla americana que acogerá al poeta, y donde se acaba de ultimar la Bomba H. Esa total remoción del mundo, del carruaje al átomo, es el hecho caudal sobre el que se disponen, vertiginosamente, las presentes páginas. 

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