Carmen de España, y no la de Mérimée
Adiós a Carmen Sevilla
Más allá de su trabajo como actriz, la artista tuvo también una carrera musical en la que destacan las colaboraciones con su marido Augusto Algueró
La carrera musical de Carmen Sevilla, o de “Carmen de España” como se inmortalizó gracias al clásico de Quintero, López-Quiroga y Rafael de León, aparece íntimamente ligada a Augusto Algueró, su primer marido y compositor de colosal talento que ayudó a construir la leyenda de una de las grandes folclóricas del país.
Fue sin embargo otro autor musical el que le metió a esta sevillana de Heliópolis el gusanillo de las artes, su padre, Antonio García Padilla, que escribía canciones de películas donde actuaban las principales figuras de la época, de Imperio Argentina a Estrellita Castro.
Esta, prendada del encanto de la joven Carmen el día que se acercó a llevarle unas letras de su progenitor al Teatro Calderón de Madrid, decidió amadrinarla y empujar su debut con solo 12 años como bailarina y poco a poco también como cantante.
Apenas un lustro después obtuvo su primer papel protagonista en el cine, Jalisco canta en Sevilla (1949), en el que daba la réplica al mismísimo Jorge Negrete no solo como actriz sino también como intérprete musical al poner voz a temas como Lagartijera, creados por Quintero, León y Quiroga.
“Yo soy la Carmen de España, y no la de Mérimée”, cantó luego en el popular pasodoble de aquel mismo trío que estrenó Juanita Reina en 1952 pero que se ha quedado fijado a la retina y al oído del imaginario popular como uno de sus temas más emblemáticos, al dibujarle con tino aquel traje de española magnética y apasionada, pícara y osada, “pero cristiana y decente”.
Era el papel que solía interpretar una y otra vez para el cine, especialmente en la década de los años 50, cuando su fama se disparó con películas muy populares en los que siguió actuando y cantando coplas y otros temas emblemáticos como Soy de la Alhambra, compuesta por su propio padre para Cuentos de la Alhambra (1950), o el que dio nombre a Violetas imperiales (1952).
Discográficamente uno de los primeros trabajos destacados de su carrera fue el que protagonizó como parte de la serie Estrellas de la canción (1955), con canciones como Sevilla Bonita o las seguidillas La pícara molinera, del mismísimo compositor Cristóbal Halffter, que se incluyó en el filme homónimo.
Aunque el cine siempre se mantuvo como la rama que marcó la pauta de su faceta musical, hubo discos que merece la pena reseñar por sí mismos, como cuando probó suerte en el ámbito de la balada vocal en Canta para usted (1960), una colección de cortes como Donna o Rayito de sol firmados por autores extranjeros como el canadiense Carmen Lombardo o el italiano Gualtiero Malgoni.
Aunque si hubo un compositor que marcó su andadura artística, ese fue Augusto Algueró, con el que contrajo matrimonio en 1961, iniciando una década en la que su vertiente musical y discográfica cobró más importancia y autonomía. Ese mismo año lanzó Carmen Sevilla canta canciones de Augusto Algueró, que incluía cortes menores como Ohé, Ohé, Ohé!, con sus aires tropicalistas, y en años posteriores le tomaron el relevo otras piezas del catalán que, con la ayuda del celuloide, han quedado impresas en la memoria con su voz, véase la fulgurante Cariño trianero, de la banda sonora de Camino del Rocío (1966).
Sirva como ejemplo asimismo su histórico paso en 1965 por El show de Ed Sullivan, el mismo que había propulsado la carrera en EE UU de los Beatles solo un año antes. La baza escogida para presentarse fue Estando contigo, una de las de mayor pegada del catálogo de su marido, popularizada primero por Conchita Bautista a su paso por Eurovisión en 1961 y, más tarde, por Marisol.
Hasta su separación en 1974, que significó no solo el final de su matrimonio sino también el de su interés en su carrera discográfica, siguió grabando otros cortes con la impronta de Algueró, como Amor latino, Mis noches de Madrid o Te quiero, te quiero, tema que aunque ella grabó en primer lugar, terminó haciéndose mucho más famoso en la reinterpretación posterior de Nino Bravo.
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