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Carmen Laffón, la emoción serena

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El CAAC inaugura 'La sal', una exposición que recoge las últimas creaciones de la artista sevillana, inspiradas en las salinas de Sanlúcar de Barrameda

Carmen Laffón, con el presidente de la Junta Juanma Moreno Bonilla. / Juan Carlos Muñoz

"Llamo la atención sobre los paisajes considerados oficialmente no bellos", decía Carmen Laffón en el discurso que leyó en el año 2000 en su ingreso en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, "los paisajes humildes, los secos, los desnudos, esos lugares de extraña belleza, de aparente simplicidad y profundas complejidades". En ese hermoso y revelador texto, Visión de un paisaje, la artista sevillana desgranaba la poética que atraviesa sus cuadros y contaba, entre otros detalles, la sacudida íntima de sus primeras visitas a Sanlúcar de Barrameda y a la zona de La Jara, un enclave al que ella y su familia accederían gracias al pintor Manuel González Santos y que se convertiría en un espacio determinante en la biografía y la obra de Laffón. Allí, la acusada sensibilidad de la autora comprendió que la naturaleza reservaba prodigios también en sus manifestaciones más modestas, e iría decantando sus gustos hacia una belleza sutil en cuya discreción también habita el misterio.

Esos paisajes singulares que sólo aprecian en toda su grandeza quienes saben mirar más allá de lo evidente, y que Laffón ha reivindicado a lo largo de su producción artística, asoman ahora por La sal, la excepcional exposición que acogerá el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo (CAAC) hasta el 28 de febrero y que se inauguró este martes con la presencia del presidente de la Junta de Andalucía Juanma Moreno Bonilla y el alcalde de Sevilla Juan Espadas. La ocasión merecía el respaldo de las instituciones: la muestra es una de las citas más esperadas de este año, y tuvo que posponer la fecha en que inicialmente iba a abrir sus puertas, el pasado mayo. Su celebración parece un oportuno reclamo que devuelva la vida a los museos y saque al público de la parálisis a la que ha obligado la crisis del coronavirus: es previsible que este regreso de Laffón despierte el mismo entusiasmo que generó la exposición que el Monasterio de la Cartuja le dedicó en 2014. Este "viaje artístico lleno de paz y asombro", en palabras de Moreno Bonilla, ayudará a "recuperar cierta normalidad, ciertos hábitos ciudadanos. Necesitamos la cultura, el arte. La salud es una prioridad pero tenemos que defender también lo que somos".

Coproducida con el Museo Patio Herreriano de Valladolid –su director, Javier Hontoria, es el comisario de la muestra junto con el responsable del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes–, donde ya se ha visto una parte de los contenidos que se exhiben en Sevilla, La sal reúne 37 obras realizadas entre 2017 y el presente, 20 de ellas inéditas, en las que Laffón se mantiene fiel a esos escenarios por los que ha transitado –la desembocadura del Guadalquivir, el Coto de Doñana– y se detiene ahora a retratar las salinas de Sanlúcar de Barrameda. Una elección que desvela la libertad e inteligencia de una creadora que pese a suscitar el consenso siempre se desmarca de lo predecible:las salinas, apuntan desde el CAAC, "tal vez no sean el motivo mas habitual en la tradición de la pintura de paisaje".

Y sin embargo, "Carmen", asegura Juan Antonio Álvarez Reyes, "siempre ha buscado alejarse de lo exótico, de lo lejano. Su vida ha sido un viaje continuo desde Sevilla hasta Sanlúcar. Ella necesita lo cotidiano para su investigación artística", analiza el director del CAAC, que identifica en el universo de la creadora símbolos con los que el que el público puede sentirse reconocido en el extraño presente que vivimos. "Podemos pensar que una montaña de sal es algo fuerte, pero por su materia puede derruirse. Todo lo sólido puede desvanecerse, pero también en los cuadros de Carmen, no en vano, el horizonte está muy presente. No debemos perder de vista el horizonte".

Laffón, con las autoridades asistentes al acto. / Juan Carlos Muñoz

En esas salinas, Laffón vuelve a demostrar su maestría con piezas de gran formato en las que alterna la sobriedad de los grises con la elegancia luminosa de los azules y que, a pesar de sus grandes dimensiones, invitan al recogimiento y proponen con su belleza serena y despojada de artificio un diálogo íntimo con el espectador.

"Toda obra de Carmen Laffón requiere una mirada lenta", aseguran desde el CAAC, donde defienden que las creaciones últimas de la sevillana "son obras que no se asimilan de un solo vistazo y hay que recorrerlas, pues son espacios de una amplitud desconocida y en los que el elenco de matices es extraordinario. Tienen, en apariencia, una paleta mas reducida, pero la mirada pausada que exigen permite comprobar una riqueza cromática tan asombrosa como la trama de texturas en la que se enreda la pintura".

En los grandes montículos de sal que plasma Laffón en sus pinturas los observadores pueden contemplar cómo el oficio de la autora propone un juego de contrastes, "una tensión entre imagen y materia", entre "el primer plano y el fondo, entre lo terroso y lo etéreo, entre lo sólido y lo líquido", una gama que se mueve entre la "presencia rotunda" y la "delicadeza".

Para Moreno Bonilla, Laffón "nos enseña cómo mirar en estos tiempos en que vivimos tan rápido"

Para Moreno Bonilla, la figura "emblemática" de Carmen Laffón, ese tempo particular que habita sus cuadros, enseñan "cómo mirar nuestra tierra. La sociedad nos empuja a tiempos muy rápidos, pero estas obras no son sólo la transcripción de paisajes, son casi un prospecto, que nos indica cómo mirar con calma, con detenimiento".

El retraso con que ha abierto sus puertas La sal ha propiciado sin embargo una buena noticia, la ampliación de los fondos que se encontrará el visitante. Las energías y la ilusión con que la artista sigue consagrándose a su obra no mermaron durante el confinamiento, y la exposición recoge además 16 dibujos que la sevillana realizó en este período. "E incluso hay un último cuadro que hizo en agosto y que nos encontramos cuando abrimos las cajas", cuenta fascinado Álvarez Reyes.

La humildad con la que Laffón se expresa en persona contrasta con el impresionante currículum que posee este referente de la cultura española de las últimas décadas, Hija Predilecta de Andalucía, que ha recibido entre otras distinciones el Premio Nacional de Artes Plásticas, la Medalla al Mérito en las Bellas Artes o el Premio Manuel Clavero. Su relevancia en la escena artística es tal que las instituciones se han aliado para celebrar un Semestre Laffón, que por primera vez ha unido a dos museos como el CAAC y el Bellas Artes. Este último albergará otra exposición sobre su trabajo, El estudio de la calle Bolsa de Sanlúcar de Barrameda, que podrá verse desde el 1 de octubre hasta el 28 de febrero de 2021. La celebración no acaba aquí: la Fundación Cajasol programa del 28 de septiembre al 10 de enero la muestra Carmen Laffón en la colección Cajasol, y, además, la obra de la artista será recogida en un valioso y necesario catálogo razonado. Porque, pese a la incertidumbre del momento, el arte sigue siendo ese paisaje fecundo y necesario.

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