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Carlos Vives en Sevilla: "Escogí que mi modernidad iba a ser mi música tradicional"

El músico colombiano, Personaje del Año 2024 en los Grammy Latinos, lleva su gira ‘El rock de mi pueblo vive’ el miércoles a Icónica y el día 16 al Starlite

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El cantautor, productor discográfico y actor Carlos Vives (Santa Marta, Colombia, 1961). / D. S.
Salvador Gutiérrez Solís

09 de julio 2024 - 06:00

El vallenato es una música tradicional de la Región Caribe de Colombia, todo un símbolo del norte del país. Y si hay una figura que ha conseguido internacionalizar sus ritmos folklóricos, ese es Carlos Vives (Santa Marta, Colombia, 1961). Avalado por 30 años de trayectoria, este año ha sido reconocido como Personaje del Año 2024 en los Grammy Latinos, recogiendo el testigo de Laura Pausini. Este miércoles actuará en Icónica Santalucía Sevilla Fest como parte de la gira El rock de mi pueblo vive.

–Acaba de ser escogido por la organización como Personaje del Año en la próxima edición de los Grammy Latinos, ¿cómo lo valora, cómo se siente?

–Ha sido muy emocionante. Yo tengo por costumbre no entusiasmarme ni soñar mucho con los premios… ha sido muy hermoso, por lo mucho que me ha sorprendido. Es la oportunidad de lanzar un bonito mensaje y agradecer a tantos espíritus que me han llevado por el camino de la música. Siempre gana la nostalgia, mucho más que el orgullo. Sobre todo porque yo escogí que mi modernidad iba a ser mi música tradicional. Y mucha gente me empujó a ese camino a través del afecto, especialmente mi padre.

El rock de mi pueblo vive, que es el título de su actual gira, es una clara alusión a sus raíces, a los sonidos de su tierra.

–Total, además de seguir yendo contra la corriente. Hace treinta y un años lo que te imponía la industria musical eran otros sonidos. Yo no podía subir a un escenario y decir: Yo soy el nuevo Alejo Durán o Leandro Díaz (míticos músicos colombianos). Entendía que yo no venía de ese núcleo familiar de La Provincia de Padilla, de la Guajira, que es un universo. Crecí cerca de todo eso, que me lo enseñó mi padre, y por eso estoy conectado. Tampoco me veía cantando baladas como Roberto Carlos o Julio Iglesias, y escogimos el camino de la poesía popular, de la música mestiza entre España y América, de la métrica que forma parte de nuestra herencia oral.

–¿Qué va a encontrar el público que acuda al Icónica y al Starlite?

–Música muy fuerte con un sonido muy fuerte, y una película que va desde mi infancia hasta el mismo día en el que se está celebrando el concierto en la Plaza de España. Es un recorrido para mostrar cómo llego al sonido de El rock de mi pueblo. Es un viaje de música rítmica, con mucho sentimiento. Es un concierto muy hermoso, que hemos trabajado mucho.

Llegué a España ofreciendo un sonido que se alejaba de lo que demandaba la industria musical

–¿Qué sentimientos le reporta regresar a España, y concretamente a Andalucía?

–Yo llegué a España hace treinta y un años. Y hace veinte, por lo menos, mi discurso cambió, porque entendí quién era yo y cuál iba a ser el motivo principal de mi trabajo. Empecé a sentirme muy orgulloso de mi herencia hispanoamericana, ya que mi música es hispanoamericana. Y yo soy la nueva Andalucía. Nos equivocamos, nos engañaron y hemos perdido mucho tiempo en desuniones. Esto lo hablaba hace veinte años y era un discurso que no interesaba, pero las cosas cambian y mi discurso se ha hecho más útil. Aquí, tenemos poco conocimiento de nuestra descendencia hispánica o africana, de nuestras emigraciones, así como de sentirnos orgullosos de nuestro mestizaje.

Me interesa mucho, además, conectar y encontrarme con la comunidad latinoamericana que hoy vive y trabaja en España. ¡Yo no he cantado en Sevilla, y eso que digo en una canción que Santa Marta (donde nació) se parece a Sevilla! Una ciudad, la mía, que fue fundada por un trianero que llegó en el segundo viaje de Colón, Rodrigo de Bastidas. No es especialmente conocido este hombre, que tuvo una buena relación con los nativos y los mestizos de mi tierra. Por eso no es el de Sevilla un concierto más, voy en nombre de mi ciudad, con los Hermanos Mayores de la Sierra de Santa Marta y vamos a hacer un pacto con Sevilla, como Rodrigo de Bastidas lo hizo con mi ciudad hace quinientos años, y vamos a invitarlos, a su vez, a que el próximo año vengan a Santa Marta, a celebrar el aniversario. Significa mucho para mí cantar en Sevilla.

–Rozalen, Luis Fonsi, Diego Torres o Fito Páez, son muy conocidas la mayoría de sus colaboraciones con otros artistas, ¿qué le suponen?

–Yo siento, como en el caso de Rozalén, que fue una experiencia de intercambiar ideas, y acabar haciendo una canción de un paseo de ella por Cartagena (de Indias). Amo que me sientan familiar, que siempre me sucede en España, y cuando me buscan para estas colaboraciones es algo muy emocionante. Me hace muy feliz que una cantante española se interese por un ritmo de mi tierra. Amo que la vida me ofrezca estas oportunidades. Con Luis Fonsi, por ejemplo, es de Puerto Rico, un país con el que tengo una especial relación, y desde el principio tuvo claro que la canción se llamaría Santa Marta, porque yo siempre le estaba hablando de mi ciudad. Con más o menos éxito, todas estas colaboraciones han nacido del cariño. 

–¿Qué queda del joven que el mundo descubrió gracias a la Gota Fría?

–Mira (y marca bíceps, entre risas). Los españoles fueron muy especiales y generosos conmigo. Me jalaron de Colombia y me hicieron suyo. Históricamente, la música tropical se ha quedado en Canarias, y a mí me abrieron las puertas de Barcelona o Madrid, llegamos por todas partes. Me pasó de la noche a la mañana. Y lo hice ofreciendo un sonido que se alejaba de lo que demandaba la industria, con patrones percutivos del vallenato.

–En tres décadas de carrera, la música latinoamericana ha cambiado mucho. ¿Cómo se lleva con los nuevos ritmos y géneros?

–Hay cosas que me gustan más y otras menos. Hay estilos que no me gustan por escuela, romanticismo o por ética… El origen de la música urbana, de lo que llamamos reguetón, ocurre en nuestros territorios musicales. Lo que pasa en Cartagena con la champeta, el sonido de Puerto Rico, que llega del rap y del trap de Estados Unidos… muchas proceden del vallenato o de sonidos de nuestros territorios. Ellos mismos reconocen que los tambores cumbieros, por ejemplo, están en lo que hacen, son patrones rítmicos que nos conectan. También es cierto que a veces contemplo mucha pobreza literaria, y no me quejo de las jergas, que nacen del castellano. Yo mismo he probado interpretar mis canciones con las máquinas que utilizan, y que antes lográbamos de una forma orgánica, y es cierto que casan bien, pero lo hago sin abandonar mi camino.

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