Canciones para después de una guerra
Salir al cine
Llega hoy a cines Avenida en un pase único el documental ‘La Marsellesa de los borrachos’, que recupera en el presente las canciones populares de resistencia antifranquista de la España de 1961.

En Canciones para después de una guerra (1971), uno de los filmes esenciales de nuestro cine, Basilio Martín Patino encontraba un potente mecanismo de restitución de la memoria de los perdedores de la Guerra Civil confrontando las imágenes de archivo de la contienda y la vida cotidiana durante el franquismo con canciones populares que sonaron en la radio como sublimación sentimental y velada crítica al régimen. Aquellas canciones, coplas y jingles publicitarios de Machín, Juanita Reina, Miguel de Molina, Estrellita Castro, Bonet de San Pedro, Celia Gámez o Concha Piquer proyectaban un inopinado fantasma melancólico (cuando no siniestro) y satírico en su contacto (o colisión) con unas imágenes atravesadas por la miseria, la soledad y la derrota.
En La Marsellesa de los borrachos, documental de Pablo Gil Rituerto que se presentó en la pasada Seminci y que hoy llega a cines Avenida en un pase único (19:30h.), son también las canciones las que hablan (desde y hasta donde pueden) de una España silenciada y reprimida durante el Franquismo, canciones clandestinas de resistencia, lucha silenciosa, resignación, sátira o lamento cantadas por obreros, estudiantes, camareros, taxistas, agricultores, pescadores o escritores (como José Agustín Goytisolo) registradas y catalogadas por el colectivo turinés de etnomusicólogos Cantacronache, que visitó secretamente nuestro país en 1961 para grabarlas en un trabajo que terminaría por publicarse como libro en 1962 bajo el título Canti della nouva resistenza spagnola 1939-1961 (Einaudi, recientemente reeditado en España por Sílex) y que sería pronto perseguido y censurado por las autoridades italianas y españolas con cargos de “vilipendio a la religión o ataque al jefe de estado”.
Gil Rituerto ha recuperado buena parte de aquellos archivos inéditos, más de 9.000 pies de material sonoro y numerosas fotografías perdidas del viaje, para tejer con ellos un nuevo recorrido por los lugares originales y volver a escuchar sobre ellos aquellas canciones, algunas en las voces de intérpretes actuales que, como la catalana María Arnal, los gallegos Amorante y Fai Diaz Novo, el asturiano Nacho Vegas o agrupaciones como La Ronda de Motilleja o el Coro Minero de Turón, han hecho de su compromiso con la memoria histórica o con la recuperación del legado republicano y disidente en la España de la dictadura parte importante de su labor musical.
La Marsellesa de los borrachos, que era como los informes de la censura denominaron a aquel proyecto donde se incluían desde himnos mineros a canciones satíricas sobre la iglesia (motivo esencial de la persecución liderada por el entonces Ministro de Información y Turismo Manuel Fraga), despliega así su condición viajera por la España del Norte, desde la frontera catalana a Guadalajara para terminar el trayecto en Galicia, Asturias y el País Vasco, comunicando el pasado y el presente, recorriendo las huellas de un tiempo gris y sus fantasmas, actualizando y reviviendo aquellos cantares y baladas (Nubes y esperanza, Ya se fue el verano, Si me quieres escribir, Santa Bárbara Bendita, Dime dónde vas morena, Libremente...) en un presente donde, en la tesis del documental, aún no se han cerrado las heridas ni se han terminado de desenterrar las fosas, las historias y tragedias de las víctimas y los represaliados. Lejos del panfleto, el documental busca siempre la emoción en el viaje y su memoria, en el diálogo entre tiempos que van construyendo esas canciones que hablan de vidas truncadas y dolores ocultos, de pequeños gestos íntimos de lucha, desahogo o resistencia trasmitidos oralmente de generación a generación.
Tres parejas míticas del cine en Canal Arte
Tres parejas icónicas protagonizan una nueva trilogía documental en Canal Arte para cinéfilos y mitómanos. En el Hollywood dorado se conocieron, durante el rodaje de Tener y no tener (1944, Hawks), Humphrey Bogart, por entonces en su apogeo estelar y con 44 años, y una jovencísima Lauren Bacall (19) dispuesta a renovar el modelo femenino y a silbar sólo si era necesario. Juntos volvieron a trabajar en El sueño eterno, La senda tenebrosa y Cayo Largo, mientras afianzaban su romance en matrimonio y atravesaban dos décadas con paso firme y compromiso ético y político en tiempos de Caza de Brujas hasta la temprana muerte de Bogart en 1957.
Unos años más tarde, durante el rodaje de Cleopatra (1963), se conocían y enamoraban Elizabeth Taylor y Richard Burton, posiblemente la pareja de vida y relación más tumultuosa del cine de su tiempo: dos matrimonios, dos divorcios y varios intentos de reinicio la atraviesan a la luz de los paparazzi y a prueba de tabloides.
La de Michelangelo Antonioni y Monica Vitti es la variante moderna del artista y su musa: él autor de culto en el nuevo cine europeo de posguerra, ella cuerpo y rostro fríos y distantes de una feminidad misteriosa adelantada a su tiempo: La aventura, El eclipse, El desierto rojo y El misterio de Oberwald contemplan un proyecto creativo común que nunca cristalizó en matrimonio.
‘Los santos inocentes’ en MK2 Classics
El tiempo ha afianzado la posición de privilegio de esta adaptación de la novela de Miguel Delibes en el canon del cine español de todos los tiempos, toda una lección de precisión y control de un Mario Camus en estado de gracia bendecido por unas interpretaciones memorables de Alfredo Landa, Paco Rabal y Juan Diego. La España del Franquismo desfila entre los pliegues de un retrato de personajes que hiela el corazón y abre las retinas. El martes 25 a las 20h. en Cinesur MK2 Nervión.
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