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La canción que has escuchado mil veces y no sabías que fue denunciada por los Rolling Stones

La controvertida disputa legal entre The Verve y los legendarios Rolling Stones que cambió para siempre el destino de un éxito mundial. ¿Quién compuso realmente Bittersweet Symphony?

Las canciones más emblemáticas de la década de los 90

Bittersweet Symphony fue denunciada por los mismísimos Rolling Stones / EFE (HAYOUNG JEON/HERBERT P. OCZERET)

El 11 de junio de 1997 marcó un antes y un después en la carrera de The Verve. Ese día, la banda lanzó el single Bitter Sweet Symphony, una pieza musical de género Britpop que capturó el corazón de millones alrededor del mundo, disparando a The Verve a lo más alto de las listas de éxitos de Estados Unidos y Reino Unido.

Sin embargo, el tema trajo consigo una amarga disputa legal que evitaría que la banda se beneficiara de los frutos cosechados por su enome éxito.

Una melodía inconfundible

Uno de los elementos más característicos de Bittersweet Symphony es sin duda su inconfundible sinfonía, protagonista durante el primer minuto de canción. Pars crear dicha melodía orquestal, Richard Ashcroft, el líder y vocalista de The Verve, llegó a un acuerdo con los Rolling Stones y su discográfica para usar una secuencia de cinco notas de su canción The Last Time, la cual incluía elementos orquestales de Andrew Loog Oldham Orchestra.

El acuerdo estipulaba que las ganancias de la canción se repartirían equitativamente entre las dos bandas. Pero, todo cambió cuando Andrew Loog Oldham, antiguo manager de los Rolling Stones, vendió una mezcla de la canción a Allen Klein, el nuevo representante de los Stones. A partir de allí, una oleada de problemas legales comenzaron para The Verve.

Demandas y desacuerdos

En 1998, Klein presentó una demanda contra The Verve, alegando que Richard Ashcroft había usado en la canción más elementos musicales pactados. El reclamo exagerado solicitaba el 100% de las ganancias de Bitter Sweet Symphony.

The Verve defendió su creación con vehemencia, sosteniendo que la canción tenía alrededor de 50 ajustes y que, por lo tanto, se trataba de una obra original. Sin embargo, para evitar mayores problemas, The Verve finalmente cedió los derechos completos a la discográfica de los Rolling Stones y acreditó a Mick Jagger y Keith Richards como los compositores. Pero, la historia no termina aquí.

Un quebradero de cabeza para The Verve

Después de esta resolución, Richard Ashcroft sufrió más golpes. Primero, Nike quería utilizar la canción para uno de sus anuncios en 1998. A pesar de su negativa inicial, finalmente Allen Klein permitió a Nike usar la canción después de obtener todos los derechos sobre la misma.

Posteriormente, en 1999, Bitter Sweet Symphony fue nominada a un Grammy como 'Mejor Canción Rock', pero al final este crédito fue para Jagger y Richards. No cabe duda, esta batalla legal fue especialmente costosa para The Verve, ya que no pudieron obtener ni un solo centavo de lo que debería haber sido un boom financiero.

Final agridulce en 2019

Las cosas finalmente cambiaron en 2019 para Ashcroft. Después de duras negociaciones, a través de un anuncio en Twitter, el propio vocalista de The Verve reveló que tanto Mick Jagger como Keith Richards habían cedido sus partes de las regalías para que todas fueran directamente a él y acordaron remover sus nombres como compositores de la canción, poniendo fin a una de las batallas legales más controversiales en la historia del rock británico.

Bittersweet Symphony, un himno atemporal

Bitter Sweet Symphony, con su grandiosidad, sus reflexiones existenciales, su ambición, su altura, su duración de más de seis minutos y su aura icónica, se convirtió en el último gran himno del género, la canción por excelencia del Britpop.

El videoclip del tema fue también fundamental para el éxito de la canción. Su director, Walter A. Stern, quiso rendir homenaje a Unfinished Symphony de Massive Attack, otro himno definitivo de los noventa cuyo vídeo compartía la misma estructura.

Se podría interpretar la actitud de Ashcroft en el vídeo como una demostración de una individualidad exagerada, característica de la época, con el protagonista completamente ajeno a todo lo que le rodea.

A pesar de las luchas legales y la ruptura de la banda, que se produjo en 1999, la canción ha logrado resistir la prueba del tiempo. Richard Ashcroft se embarcó en una carrera en solitario, viviendo siempre bajo la larga sombra del éxito de Bitter Sweet Symphony, pero con un impacto notable en las generaciones siguientes de músicos, como Chris Martin. El vocalista, y su banda Coldplay, versionaron el tema junto al propio Richard Ashcroft en 2005 durante un festival en Reino Unido.

Además, la canción ha aparecido en numerosas películas y series como Cruel Intentions, Bluffmaster!, The Crown o Los Simpson.

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