'Caja de resistencia': la perseverancia de un rebelde
Cine
Los malagueños Concha Barquero y Alejandro Alvarado reinterpretan los archivos de Fernando Ruiz Vergara, mucho más que un cineasta maldito
Jorge Pardo, Carles Benavent y Tino de Geraldo en Sevilla: Jazz Atemporal
Los cineastas Concha Barquero y Alejandro Alvarado conocieron a Fernando Ruiz Vergara (Sevilla, 1942-Escalos de Baixo, 2011) apenas un año antes de su muerte, pero en aquellos encuentros, en su casa de Portugal y en una proyección de su largometraje Rocío en Barcelona, encontraron la figura de un mentor, “el maestro que no habíamos tenido”. El motivo por el que se reunían era una investigación académica sobre películas que habían sufrido la censura en los años de la Transición, pero más allá del testimonio de lo vivido por Ruiz Vergara con aquel proyecto secuestrado por la justicia les impresionó ese hombre “que escapaba de las convenciones, que no tenía nada que ver con el estereotipo de alguien que se dedica al cine”, la clarividencia con la que se aferraba a la utopía pese al precio que había pagado por su militancia.
Caja de resistencia, la obra en la que Barquero y Alvarado recuerdan al creador, trasciende “la historia desgraciada y la etiqueta de maldito que siempre se le atribuye a Ruiz Vergara” y reivindica la perseverancia de un rebelde que siguió peleando por sus sueños en un segundo plano. Su retrato de la romería de Almonte, en el que plasmó “la España profunda y verdadera, doliente y esperanzada, la del clamor popular e incumplidos anhelos”, como rezaba el cartel, le valió a principios de los 80 un proceso judicial que perdería. Su pecado fue atreverse “a poner nombres a las víctimas y a los victimarios de la represión franquista en Almonte”, como señalan Barquero y Alvarado. Tras aquello, el director se retiró a una aldea de Portugal, pero el silencio al que se vio obligado no mermó ni su ilusión ni su compromiso: al morir dejó multitud de anotaciones de proyectos que no pudo materializar. Esbozos en los que su artífice siguió siendo fiel a sí mismo, a ese joven activista del Centro de Intervenção Cultural de Lisboa que filmaría el mediometraje Otelo a presidente, al cronista interesado en su tiempo que junto a otros compañeros como Ana Vila, Juan Sebastián Bollaín y Nonio Parejo emprendió la aventura apasionante y efímera del Equipo de Cine Andaluz.
Caja de resistencia, galardonada con el Premio Doc España en la Seminci y programada esta semana dentro del 21 Festival de Sevilla, se sirve de la capacidad del cine para desafiar a la muerte y convierte en imágenes, gracias a la sensibilidad de Barquero y Alvarado, los proyectos que Ruiz Vergara dejó a medias en su archivo. “Su trabajo sigue latiendo y reverbera en la sociedad actual”, afirman los realizadores, que hallaron en aquellas propuestas apuntes de absoluta vigencia referidos a la vivienda o a “la consecuencia de las políticas neoliberales en el sur de Europa. Todo el material en el que había trabajado Fernando ponía muchos temas sobre la mesa”.
“Queríamos fabular en torno a esas historias inacabadas, pero nos daba miedo caer en la condescendencia”, reconocen Barquero y Alvarado, que buscaron “en aquellas ideas las historias que tuvieran sentido hoy”. Los creadores hablan de “tentativas”, de “inventario sobre mundos posibles”, de un “juego visual y sonoro” que propone “más preguntas que respuestas”. Una apuesta por la experimentación que quiere ser fiel a un artista que nunca fue predecible. Rocío, “uno de los primeros ejercicios de memoria histórica de este país”, combinaba la denuncia de “cómo funciona el poder” con “la búsqueda formal, el ensayo. Rocío es el homenaje más bello que se ha hecho a esa romería, un acercamiento sensorial muy poderoso”, dicen los directores, que ya se acercaron al universo del sevillano en el corto Descartes.“Hay una escena en la que unas monjas desvisten a una Virgen, y aquello se puede entender como una metáfora: en esa intimidad se está desenmascarando lo que hay detrás de todo ese barroco”.
La película, premiada en la Seminci, se proyecta este viernes y este sábado en el Festival de Sevilla
Caja de resistencia, una película “ibérica, no podía ser de otra manera”, invoca a Ruiz Vergara en el perfil de Otelo Saraiva de Carvalho, uno de los líderes de la Revolución de los Claveles y protagonista del primer filme del cineasta, en el paisaje de una mina que encara la decadencia, en la apertura de una fosa común. También en las imágenes de Las dos orillas, la película de Juan Sebastián Bollaín en la que el protagonista, José Luis Gómez, también la voz en off de Rocío, “conduce el barco en el que Fernando quería vivir. Ese sueño dice mucho de él, de su utopía, la de alguien que quiere hacer de un barco su casa”, reflexiona Barquero, que a través del tributo a Ruiz Vergara ahonda en “todo lo que se pierde cuando una sociedad prescinde de una figura tan lúcida como la suya, cuando en el cine la industria pesa más que una aportación cultural”. Aunque Caja de resistencia se ha visto ya en otros certámenes, los pases hoy y mañana en el Festival de Sevilla tienen un gran valor sentimental para los directores: Fernando Ruiz Vergara vuelve a su ciudad, y en su regreso estará rodeado de amigos.
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