“Hay que estar al día. El que se resista al cambio está condenado a fracasar”

Óscar Quijano. Músico

Café Quijano presenta este sábado en el Open Festival su nuevo disco, ‘Manhattan’, que el grupo considera la continuación de uno de sus trabajos más recordados, ‘La taberna del Buda’

Los Café Quijano, en una fotografía promocional.
Los Café Quijano, en una fotografía promocional. / D. S.
Gonzalo Gragera

01 de julio 2023 - 06:00

Bien cargado de ritmos latinos nos bebimos a Café Quijano a finales de los años 90, o en los primeros 2.000. En aquella época en la que todo era tan diferente en la industria musical, que aún vivía de vender copias. En aquellos años en los que Spotify o Youtube eran historias aún por contar, por aquel entonces, los hermanos Quijano –Manuel, Raúl y Óscar– empezaron una carrera que en muy poco tiempo se convirtió en exitosa. Con discos hoy día memorables, como La taberna del Buda o ¡Qué grande es esto del amor!. Recordamos sus canciones –con las que crecimos, con las que otros se enamoraron– y celebramos que este talento de Café Quijano siga su son, su sabor, tan vivo en su último disco, Manhattan. El grupo actúa este sábado en el Open Festival, en Tomares, y el 19 de agosto en Almuñécar. Una oportunidad que aprovechamos para conversar con Óscar Quijano (León, 1969).

–¿Qué les ha traído este nuevo disco?

–Mucha ilusión. Siempre decimos que es una continuidad, una segunda parte, del disco que hicimos en el año 2001, La taberna del Buda. Este nuevo trabajo es muy similar a aquel. Queríamos hacerlo en el mismo estilo, sí. Por la manera de componer, por la manera de cantar y de contar las historias. Y en cuanto a la andadura, llevamos casi un añito con el disco en la calle y no paramos de hacer conciertos. Nos está dando muchas alegrías, porque son canciones que nos divierten muchísimo. Nos divierte tocarlas, cantarlas. Son muy amenas y muy dinámicas.

–El disco, leemos, surge de un viaje. ¿Qué sucedió en esa escapada?

–Nosotros residimos gran parte del año en Estados Unidos. En la ciudad de Miami. Y como os imaginaréis, en este país todos los viajes se hacen en avión. Debido a las distancias. De vez en cuando, porque tenemos amigos e incluso familia, vamos a Nueva York, a pasar unos días. En una de estas escapadas coincidimos con dos amigos: el pintor mallorquín Domingo Zapata y nuestro amigo Dani, que vive también en Miami pero viaja mucho a Nueva York. Estábamos en una cena y, al terminar, decidimos ir a un sitio un tanto peculiar… Y allí sucedió, más o menos, lo que contamos en la canción del disco. Fue un encuentro con una gente un poco diferente, con alegría y con tequila.

"El estilo Quijano son las voces y nuestra forma de cantar, que es muy castellana y fraseada"

–Estas nuevas canciones no pierden lo que todos ya llamamos sonido Quijano. Un sonido que reconocemos pero que no sé si lo sabrán describir. ¿Cuál es esa esencia?

–Los que acuñasteis el sonido Quijano, el término “sonido Quijano”, fuisteis vosotros, los periodistas, cuando sacamos nuestro segundo disco, La extraordinaria paradoja del Sonido Quijano. Yo creo que el sonido Quijano es, principalmente, la voz. La voz, que es el mejor instrumento, y en nuestro caso es el más significativo. El estilo Quijano, en primer lugar, son las voces, y luego la manera de cantar, muy castellana o fraseada. Luego, claro, los instrumentos que usamos. Con influencias latinas. Nosotros tenemos mucha influencia del folclore latinoamericano gracias a nuestro padre, que toda su vida ha sido profesor de música y un enamorado de este estilo. Por otra parte, nosotros aprendimos a cantar y a tocar la guitarra con Los Panchos y con Armando Manzanero.

Café Quijano.
Café Quijano. / D. S.

–En el Open Festival, ¿qué veremos?

–En nuestros conciertos hacemos dos partes bien diferenciadas: una más tranquila, con los boleros, donde hacemos un repaso de los tres discos que sacamos de boleros, y luego viene otra parte de rock, donde igualmente hacemos un repaso de toda nuestra discografía. En este caso, en el Open Festival, tocaremos menos, porque, al ser un formato de festival, tenemos menos tiempo. Nuestros conciertos normalmente duran dos horas y media, o casi tres horas. Pero en estos festivales tenemos que hacer menor el recorrido, por lo que recortamos en la parte de los boleros, para no aburrir al público, que pensemos que suele estar de pie.

–Café Quijano comenzó en un momento que no se parece en nada a la coyuntura que vive la música del presente. ¿Cómo han gestionado esta etapa de constantes cambios a lo largo de más de veinte años?

–Cuando nosotros empezamos no había móviles inteligentes ni había Youtube ni había WhatsApp. Es cierto que, en este sentido, a veces, nos sentimos desplazados, extraños. Porque esto va a toda velocidad. Hay cambios continuos. La manera de hacer la música, la manera de ofrecer la música, la manera de hacer promoción… ha cambiado totalmente. Antes, los medios escritos, la radio o las televisiones eran la promoción que había. Ahora no. Ahora con tus medios o redes sociales puedes transmitir a toda tu gente lo que quieres demostrarle. Esto es lo que hay: muchos caminos para promocionar tus cosas. E indudablemente, en este panorama, hay que estar al día. El que se resista al cambio está condenado a fracasar.

"Nosotros estamos disfrutando del disco y de la gira. Eso es lo que hay que hacer: vivir el presente”

–Como artistas, ¿qué buscan hoy día?

–Pues fíjate, después de veintitrés o veinticuatro años que llevamos haciendo música, ahora es cuando estamos valorando y saboreando de verdad el llevar todo este tiempo en el mundo de la música. Antes, cuando empezábamos, lo hacíamos por trabajo o por hobby, porque siempre estábamos rodeados de música, en buena medida por nuestro padre. Un día de estos decidimos probar suerte, nos salió bien y empezamos. La música se convirtió en nuestro modo de vida. Lo que consideramos, por supuesto, un privilegio. Ahora diría que buscamos eso: el hecho de ser conscientes y, sobre todo, de valorar lo que estamos haciendo.

–¿Qué proyectos tienen en mente para los próximos años?

–Nosotros estamos viviendo el presente. Porque creemos que es lo que hay que hacer: vivir el presente. Estamos disfrutando de nuestro disco, estamos disfrutando de nuestra gira. Y de todas las alegrías que nos está dando. Además, en cuanto a la hora de tocar es un disco muy divertido. Lo pasamos muy bien. El único planteamiento que tenemos en mente para los próximos años es seguir haciendo música, seguir haciendo discos. Que es un regalo y, como decía, un privilegio.

stats