El encanto de la intrascendencia

El primer largo como directora de la actriz argentina Dolores Fonzi (Paulina, Truman, La cordillera) se mueve entre los pliegues de la excentricidad y el desorden controlado en el seno de una peculiar familia donde su personaje, una madre soltera que se gana la vida haciendo encuestas a puerta fría, lidia con energía, complicidad y desparpajo con un hijo poco menor que ella, una madre igualmente singular (extraordinaria Rita Cortese) y una agriada hermana de vida acomodada con la que siempre ha tenido rencillas.

Fonzi apuntala pronto el tono justo y ligero de la comedia que atraviesa situaciones y mira siempre con cariño a sus personajes sin atributos, especialmente a su madre de pelo teñido y atuendo rapero que parece más bien una amiga de su propio hijo compartiendo con él las escapadas a conciertos de rock o la afición juvenil a los porros.

Su película, co-escrita junto a otra actriz, la estupenda Laura Paredes, traza un pequeño universo familiar con calidez y cercanía, siempre en el límite de la caricatura, que también alcanza al cuñado pelotudo que encarna Leonardo Sbaraglia o a esa hermana que, en el segundo tramo del filme, decide marcharse para virar el filme hacia una road movie donde se empiezan a desanudar ya los asuntos serios que, bajo la superficie, estaban agazapados.

Película de personajes, actores, tono y situaciones, también de buenos diálogos, ritmo sin flaquezas y canciones de la Velvet Underground, Blondie confirma el talento de Fonzi para domar y acompañar el caos que amenaza siempre con disolverse a poco que uno cierre los ojos.