El joven Kipling
Por el bien de la humanidad | Crítica
Traducidos por Victoria León para Reino de Cordelia, los relatos hasta ahora inéditos del gran narrador angloindio revelan su precoz talento como cronista y contador de historias
La ficha
Por el bien de la humanidad. Rudyard Kipling. Trad. Victoria León. Reino de Cordelia. Madrid, 2019. 656 páginas. 29,95 euros
Británico nacido en Bombay, Rudyard Kipling tuvo el hindi como segunda lengua materna y sintió siempre una vinculación especial con su país de origen, verdadera joya del Imperio que a su controvertido juicio había ejercido una benéfica misión civilizadora. Fue en la India donde se formó como reportero de la mano de los periódicos Civil and Military Gazette de Lahore, desde 1882, y The Pioneer de Allahabad, entre 1887 y 1889. Siete años de iniciación, los de su regreso a los dominios del Raj tras el desdichado periodo de instrucción en Inglaterra, en los que el precoz escritor pasó de ser aprendiz adolescente en una mínima redacción del Punyab a convertirse en reputado corresponsal y joven maestro de la narración corta, como probarían las colecciones de relatos recogidos en Cuentos de las colinas (1888) y El hándicap de la vida (1891), que cimentaron su temprana celebridad en la metrópoli del fin de siglo.
De la misma época datan casi todos los relatos que conforman Por el bien de la humanidad, muchos de los cuales –otros, como el que da título al volumen, son posteriores– aparecieron en las citadas cabeceras. Siguiendo la reciente edición de Thomas Pinney en The Cambridge University Press, la traductora, poeta y aforista Victoria León, excelente conocedora de la literatura inglesa del periodo victoriano, ha volcado con su acostumbrado rigor estas Uncollected Prose Fictions que aumentan considerablemente –86 inéditos, unos pocos inacabados o atribuidos– el corpus hasta ahora conocido del Kipling de los primeros tiempos, sumando textos menores o circunstanciales pero muy valiosos por lo que revelan de la prehistoria del escritor y de su asombrosa variedad de registros. A menudo ambientadas en Lahore o la ciudad de Shimla, bullicioso refugio de verano en las estribaciones del Himalaya, las piezas recogidas oscilan entre la crónica periodística, la ficción, el experimento y la sátira, alternando el tono costumbrista con elementos fantásticos, doctrinales, humorísticos o deudores de la tradición del nonsense. Un "animado tapiz", como lo califica León, en el que se aprecian ya algunas de las reconocidas cualidades de Kipling: la viveza, el colorido, la lengua franca y directa, el interés por las historias míticas y la predilección por las vidas anónimas.
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