El mono que quería ser Sinatra

Better man | Crítica

Una imagen del biopic musical de Robbie Williams.
Una imagen del biopic musical de Robbie Williams.

La ficha

** 'Better man'. Biopic musical, Reino Unido, 2024, 135 min. Dirección: Michael Gracey. Guion: Oliver Cole, Simon Gleeson, Michael Gracey. Fotografía: Erik Wilson. Música: Batu Sener. Intérpretes: Jonno Davies, Damon Herriman, Alison Steadman, Anthony Hayes, Kate Mulvany.

A Robbie Williams le debió parecer divertida e incluso genial la idea de verse a sí mismo como un mono para su biopic musical de ascenso y caída en el mundo del espectáculo. Un poco de distancia y autoironía, pensaría el astro del pop británico, díscolo miembro juvenil de aquellos Take That que arrasaron entre la chavalería en los primeros noventa, luego solista de éxito, macarra provocador y autor de un puñado de baladas e himnos pop como Angels Rock DJ, Feel o No regrets.

Lo cierto es que la operación de suplantación simiesca digital no es precisamente lo peor o lo más molesto de esta recreación de momentos estelares de su vida artística y personal, periplo a todas luces alargado que arranca, como mandan el tópico y los cánones, en las calles del barrio obrero, y se cierra, redención mediante, en el escenario de un lujoso Carnegie Hall con orquesta para homenajear al ídolo de la infancia y nexo común con el padre, Frank Sinatra.

Entre medias, Better man busca siempre su sendero hacia la expiación poniendo el alcohol, las drogas, los traumas, la depresión y los daddy issues en el epicentro del sufrimiento y los peajes de la fama, relato de manual (de autoayuda) que Michael Gracey (El gran showman) convierte en ocasional musical para fans aprovechando el repertorio festivo de la boy band y el cancionero más autobiográfico de Williams en un despliegue de producción que convierte cada número en una set-piece para la galería. 

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