Bella Moreno: puerto de la creatividad y de la cultura

Exposiciones

La Casa de la Provincia de Sevilla acoge más de doscientas obras de la ilustradora y pintora onubense en una exposición comisariada por el artista Rafael Iglesias, quien ha contado con el apoyo del diseñador Manuel Ortiz y del gestor cultural Alberto Marina

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De izquierda a derecha: Manuel Ortiz, Carlos Ortiz Moreno, Margarita Ruiz-Acal y Rafael Iglesias
De izquierda a derecha: Manuel Ortiz, Carlos Ortiz Moreno, Margarita Ruiz-Acal y Rafael Iglesias / M.G.

La ilustradora y pintora Bella Moreno nació a principios de los sesenta en Isla Cristina, en ese municipio de la costa de Huelva. Es ahí, en el pueblo natal, donde despertó la vocación de una autora cuya obra responde a lo heterogéneo, a la suma de estilos opuestos, a la propuesta ajena a lo previsible. Bella Moreno tuvo mirada y personalidad, acento y riesgo. Los cuatro puntos cardinales de una trayectoria que se orienta hacia multitud de frentes. Muchas de estas direcciones se pueden contemplar hasta el próximo 9 de marzo en la Casa de la Provincia de Sevilla, en la Plaza del Triunfo, en una exposición que lleva por título La vida es bella. Dibujos, escritos y pinturas de Bella Moreno.

En las salas de la primera planta del edificio se exponen más de doscientas obras de esta pintura onubense –fallecida en 2023- en una muestra retrospectiva que cuenta con el comisariado del artista Rafael Iglesias –más la colaboración “relevante” del diseñador gráfico Manuel Ortiz y del gestor cultural Alberto Marina-. Iglesias nos atiende a este periódico, y nos apunta las principales claves para ir descifrando los bocetos, libros, cuadros o retratos de Bella Moreno. De este tributo que comienza con un autorretrato de la ilustradora, donde bien se define el carácter de una creadora que “era exploradora de sí misma y de la creación” y que, lamenta Iglesias, “no ha tenido el reconocimiento que merece”.

“La muestra –explica el comisario- empieza con un retrato de Bella, a modo de portada, pues me ha parecido lo más significativo y lo más coherente. Es un retrato que reúne muchos de los recursos que ella utiliza, tanto a nivel conceptual como gráfico. Tiene mezcolanza de varias influencias, pues la artista era una persona muy leída. Todo lo que era cultura lo asumía y lo reinterpretaba a su manera, que es lo que humildemente pienso que hacen los artistas”. “Si hay una palabra que resume esta exposición es la de vínculo, conexión”, sostiene Rafael Iglesias.

Bella Moreno, que nació en la costa, era puerto de la cultura, de la creatividad. Entre sus retratos vemos a Kafka o a Günter Grass –fue una lectora entusiasta, y poeta- y entre sus cuadros leemos palabras de Baudelaire, distinguimos la arquitectura de Le Corbusier, nos detenemos ante referentes que remiten a la ciencia o a la mística. “El arte para Bella Moreno era una cuestión vital. Traspasaba lo profesional, de ahí la cantidad de obra. Era una artista que creaba tal como respiraba”, detalla el comisario, quien también relata la considerable producción de una autora cuya vida no se disoció de su arte, de esos múltiples intereses que iban del cómic underground a la abstracción, de las colaboraciones en revistas al diseño editorial. “Nosotros hemos hecho una selección. No llega ni al diez por ciento del volumen de obra lo que nosotros hemos encontrado. Pero sí está lo más significativo. Hemos omitido algunos apartados, como el de fotografía, pues ya no había espacio”.

El arte para Bella Moreno era una cuestión vital. Traspasaba lo profesional, de ahí la cantidad de obra. Era una artista que creaba tal como respiraba”, detalla el comisario

La exposición prescinde del criterio cronológico. Se ha optado por otra fórmula a la hora de divulgar la obra de la pintora. Más acorde a esa personalidad poliédrica, multidisciplinar. Los visitantes que acudan a La vida es bella. Dibujos, escritos y pinturas de Bella Moreno irán conociendo la propuesta a través de un itinerario dividido en cinco paradas: El espíritu de la línea, Las formas del mito, Color, El ritual del movimiento, Sobre arcanos y libros. Se ha preferido la temática a la biografía, pues se trata de una carrera con multitud de paralelismos, encuentros y ecos entre las obras. El color, por ejemplo, es un eje que nos sirve para explicar esa trayectoria de Bella Moreno. Igual sucede con conceptos como la línea o el movimiento.

“En la primera parte está el dibujo y la ilustración –señala Iglesias-, y representa los comienzos de Bella. Esos años en los que ella forma parte de aquella joven pandilla de creadores y creativos. Primero en un ámbito underground, como el tema del fanzine. Bella Moreno está influenciada por la línea clara, la revista Cairo, nombres como el de Micharmut”. Como curiosidad, en estos trabajaos apreciamos el procedimiento “de trama”. “Un procedimiento que empezaron a usar los arquitectos para crear texturas dentro de sus planos –cuando se hacían a mano-”, aclara Rafael Iglesias. Gracias a esa técnica, los dibujantes lograron dar profundidad a sus figuras.

De ese punto pasamos a un “abecedario-bestiario” o a los poemas de Bella Moreno, dispuestos en las paredes de la sala. También destacan los trabajos de la ilustradora para editoriales como Vandalia –colección de poesía de la Fundación José Manuel Lara- o Metropolisiana, proyecto editorial en el que participaron “Pepe Serrallé o Nacho Garmendia, entre otros”, recuerda Iglesias. Culmina este recorrido en un inesperado tarot y en una serie de libro de arte. “Son muy chulos y se ven en ellos un cuidado exquisito. Sus libros de arte son tesoros. Cada vuelta de hoja es la sorpresa. Es donde ella vuelca todo su torrente artístico”.

La exposición, tras su paso por Sevilla, llegará a diferentes municipios de la provincia, como El Viso del Alcor, Alcalá de Guadaíra o Utrera. Además, para este verano se está planteando la posibilidad de llevar la muestra a Isla Cristina –lo adelanta Rafael Iglesias a este periódico-. Por lo que es probable que el pueblo natal de Bella Moreno se reencuentre con la obra de su creadora. Con la obra de una mujer que participó de la cultura sevillana en los años ochenta y noventa –una cultura “injustamente olvidada”, añade Iglesias- y que destacó por su “honestidad” en los caminos que afrontaba. En ese arte que fue puerto, orilla o costa, de la creación.

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