Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Festival de Sitges
Más de una década ha tardado Juan Antonio Bayona en levantar su última película, La sociedad de la nieve, que este martes se presenta en el Festival de Cine de Sitges. Si hubiera dependido solo de él y de los supervivientes de la tragedia que en ella narra, habría llegado a las salas hace años.
Acompañado por el director del festival, Ángel Sala, y en medio de una nube de cámaras y periodistas, Bayona ha hablado este martes del filme, que representará a España en la 96 edición de los Oscar, y que empezó a pergeñar tras leer el libro de Pablo Vierci La sociedad de la nieve sobre lo que ocurrió en octubre de 1972 tras estrellarse un avión con un equipo de rugby uruguayo en los Andes.
Durante más de setenta días, los supervivientes, al principio una veintena, estuvieron perdidos en un entorno inaccesible, rodeados de altas montañas, en unas condiciones climáticas extremas y con un último recurso para seguir con vida, el canibalismo.
"Cuando me reúno con los supervivientes -ha desvelado- veo que quieren aún más que yo que se haga la película. Porque había una cosa de querer contar la historia, como si hubiera algo por contar. Y yo pensaba: ¿qué es eso que falta por contar?. Y era el dar voz a los muertos. De alguna forma, ahora eso se ha equilibrado".
A su juicio, "hay un momento en el que debe tenerse una visión que cuente la verdad y esa verdad pasa por una mirada que interpreta los hechos y en ella está la mirada de los muertos. Cuando lees el libro parece que están vivos porque los supervivientes hablan con ellos constantemente".
Bayona no ha dudado en aseverar que el cine fantástico es "la manera más verdadera de contar la realidad. Se cuenta la verdad que sienten ellos, la de los vivos que siguen aquí y siguen necesitando pedir perdón a los muertos".
Además, cree que con su película tanto los familiares de los supervivientes como los de los fallecidos "tuvieron acceso a meterse en ese avión, vivir lo que ellos vivieron y entender lo que ellos pasaron para poder aceptarlo. Durante el primer pase con ellos fue un momento de curación, casi terapéutico".
"A través de la verdad -ha reflexionado el cineasta- puedes encontrar ese sentido de la realidad, lo que ha hecho que mucha gente entendiera después de más de cincuenta años al otro, lo que es súper importante, el poder meterse en la piel del otro para entender y comprenderlo".
Impactado por lo "grande que es esta historia", hoy ha asegurado que la intención fue en todo momento "no dulcificarla" y mostrar todo lo que ocurrió en aquellas montañas entre octubre y diciembre de 1972 de una forma "inclusiva", interesándose más por "el lado espiritual que por el religioso".
El psicólogo que atendió a los dieciséis supervivientes contó al equipo de la película que "lo que ellos hicieron en la montaña fue bloquear una parte de su cerebro, de forma que no transitaban por lo que hacían".
Por otra parte, lo que los supervivientes cuentan "son imágenes incluso mucho más fuertes que las que están en el libro. Podríamos haber ido mucho más lejos -con relación a la alimentación de todos ellos-, pero ¿hasta qué punto eso aportaba algo a la historia y la alejaba de lo que queríamos contar? Ahí estaba el reto".
Película que impregna al espectador durante horas, Bayona ha descubierto que en el rodaje, principalmente en Sierra Nevada, filmaban "cómo cortaban la carne en porciones, cómo rasgaban el calcio de los huesos y lo mezclaban con hielo y lo bebían, pero cayó del montaje" porque "no hacía falta contar más".
En cuanto al hecho de que estuvo bregando durante años en favor del proyecto, sin conseguirlo, el cineasta subraya que por el "contexto social y cultural" que se muestra, la película se tenía que rodar con actores locales, uruguayos, y en español. Sin embargo, "una película de presupuesto medio de Hollywood hoy el mercado no la permite rodar en español. Y hemos estado diez años intentando levantarla hasta que Netflix ha permitido que se pudiera hacer".
Con la condición "de que la película tuviera una exhibición cinematográfica, lo que nunca se discutió", estando en cines a partir de diciembre y "el tiempo que el público quiera", según puntualizó la productora Sandra Hermida.
Juan Antonio Bayona recibe el premio Máquina del Tiempo del festival, lo que siendo como es un fan del certamen, al que acude desde hace años, le resulta "muy extraño, pero me hace muchísima ilusión".
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