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Fernando Francés | Secretario general de Innovación Cultural y Museos
Sevilla/Fernando Francés (Torrelavega, Cantabria, 1961) ha sido uno de los fichajes más llamativos del nuevo Gobierno andaluz, donde se le considera una de las apuestas firmes del consejero de Presidencia, Elías Bendodo. Ocupa el número tres de la consejería de Cultura que dirige la popular Patricia del Pozo tras el viceconsejero Alejandro Romero. Su homóloga es Macarena O’Neill, secretaria general de Patrimonio Cultural. A Fernando Francés, hasta el mes pasado director del Centro de Arte Contemporáneo de Málaga (CAC), es más fácil preguntarle qué competencias no asume que cuáles lleva. "No me tocan ni archivos, ni patrimonio ni bibliotecas. Todo lo demás, sí", aclara. Los museos andaluces y las políticas artísticas dependen ahora de él pero también la nutrida Agencia Andaluza de Instituciones Culturales. Francés presentó ayer junto al director del CAAC, Juan Antonio Álvarez Reyes, las dos nuevas exposiciones que el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo dedica a Soledad Sevilla y Ana Barriga y que constituyen una potente muestra de lo que se puede hacer desde lo público por impulsar la creación actual ya que ambos proyectos -excepcionales- cuentan con producción propia.
Francés, que se define como "políticamente incorrecto", pide tomar "con cautela" el chequeo que ofrece a este medio pero es evidente que está analizando minuciosamente todo el sector.
-¿Qué le llama más la atención de la situación que ha encontrado en las áreas a su cargo?
-Estamos en un aterrizaje por lo que pediría hablar de estas cosas dentro de dos meses pero en un primer contacto con la realidad detecto que el organigrama de la Agencia de Instituciones Culturales hay que reducirlo porque la inmensa mayoría del presupuesto se va a pagar gastos de personal. De los 28 millones que tiene la Consejería de Cultura, 18 se dedican al capítulo 1 (personal) y sólo 4 a inversiones (los otros 6 son para gastos generales). La Agencia cuenta en este momento con unos 500 trabajadores y, en cambio, a la Consejería de Cultura le falta personal en departamentos técnicos, administrativos y jurídicos porque en la última década no se convocaron plazas públicas ni se cubrieron las vacantes. Además, el organigrama de la Agencia no tiene lógica. En él se contempla, por ejemplo, la fotografía, pero no existen el vídeo ni la escultura ni la instalación. Eso supone que en la estructura no hay fórmulas habilitadas para que la Junta ayude a la mayoría de los creadores visuales. Lo mismo vale para el libro: se crearon líneas de ayudas para el guión dramático y el cinematográfico pero no para favorecer la escritura de novelas, ensayo o poesía. No digo que los primeros no deban tener ayudas pero los otros también las tienen que recibir. Trataremos de conseguir más fondos del presupuesto pero, donde no lo logremos, tendremos que redistribuir las partidas. En Iniciarte hay este momento cinco personas para gestionar 24.000 euros. Entiendo que parte de ese personal puede trabajar en otros programas.
-Los museos andaluces reclaman desde hace tiempo intervenciones y ampliaciones. ¿Serán actuaciones prioritarias?
-Aún estoy leyendo numerosos informes y déjeme decir que espero que, por decencia o educación, los que no han arreglado en 36 años los museos andaluces u otros problemas no me pidan a mí que los resuelva en un año. Muy pocos museos andaluces están en posición óptima, hay bastantes en crisis y unos cuantos en quiebra o al borde de la ruina. Estamos elaborando un mapa de los museos andaluces para ver qué actuaciones son más urgentes, lo que en algunos casos es complicado con los presupuestos prorrogados que tenemos ahora. Se ha empezado a intervenir de urgencia en el Banco de España que acogerá el Museo Arqueológico de Huelva, cuyo proyecto museográfico lanzaremos en los nuevos presupuestos. Hay procesos también en marcha para el Arqueológico y el Bellas Artes de Sevilla. En general, tenemos que aumentar las dotaciones de todos los museos y estamos creando el plano para priorizar la toma de decisiones y ver qué situaciones se dejaron de la mano. Por ejemplo, considero una negligencia el no haber sacado a concurso en sus plazos los contratos para la seguridad de los museos. Son cosas que me están sorprendiendo. Cuando alguien opta por entrar en el servicio público se debe a la sociedad y no a sus intereses particulares.
-¿Se plantea cambiar los modelos de gestión de los museos?
-Sería partidario de cambiar a lo largo de esta legislatura algunos modelos de gestión. Tiene mucha lógica que alguien pueda fichar en el circuito internacional al director del Prado y, en cambio, es ilógico que no se pueda determinar quién será el director del museo desde Huelva, Cádiz, Málaga o Sevilla porque en su mayoría surgen del cuerpo facultativo de conservadores. Esto requiere un estudio, y una modificación posiblemente de la relación de puestos de trabajo y de la propia ley andaluza de museos, que tiene normas excesivamente proteccionistas. Si tenemos 50 plazas que cubrir en los museos y sólo 20 candidatos con ese perfil, tenemos que plantear soluciones y tomar medidas pragmáticas y de sentido común. En el caso concreto de Sevilla hay que afrontar la ampliación del Bellas Artes y el Arqueológico. En nada habrá elecciones generales y hay una responsabilidad estatal por lo que necesitamos saber quién será nuestro interlocutor en el Ministerio.
-Esta semana se están produciendo diversos ceses, entre ellos el del director del Centro Andaluz de las Letras (CAL). ¿Por qué han tomado esa medida y quién le sustituirá?
-Me gustaría recalcar que lo importante no son los ceses, es el cambio del organigrama que vamos a llevar a cabo. La nueva dirección del CAL se sacará en convocatoria abierta, del mismo modo que se nombraron a Juan José Téllez y a los demás directores anteriores a él. Siempre fue así, no son puestos de libre designación, se diseñó un concurso. Para desarrollar las políticas que nos interesan tenemos que cambiar el organigrama primero y luego decidir el perfil. En algunos casos se dará la circunstancia de que la persona que está ya en el puesto sirva para poner en marcha esas líneas y en otros no. Si cambian los objetivos de una dirección o una unidad es posible que se convoquen plazas nuevas. Lo importante no son las personas, es el objetivo concreto de un centro o dirección.
-¿Qué acciones priorizará como responsable de la Agencia?
-La Agencia Andaluza de Instituciones Culturales es el aparato ejecutor de toda la acción cultural y tenemos que replantear su organigrama y sus programas. Tiene que haber sentido común, pragmatismo y eficacia pero para ello debemos contar con herramientas adecuadas. El 80% de la Agencia lo copan las artes escénicas, el audiovisual y el flamenco, que monopolizan unas subvenciones que ascendieron en 2018 a 2,18 millones de euros. Las artes visuales, la moda, el diseño, la arquitectura, las artes transversales... no están siquiera contempladas en las ayudas. Y eso se debe revisar. Para la adquisición de obras de arte Andalucía sólo contó con 100.000 euros el año pasado, que gestionó el CAAC. Todos los sectores deben ser solidarios, lo contrario es demagogia.
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