¿Cómo baila la Intuición?

Danza

16 y 17 de abril (21.00) - Centro de las Artes

Nacida en Bilbao, Manuela Nogales lleva trece años al frente de su compañía en Sevilla, un reconocido espacio para la investigación y creación de la obra de autor coreográfico, convertido también en escuela a partir de 1996. Desde entonces no hay bailarín que se precie en Sevilla que no haya aprendido de Manuela, ni circuito de danza que no cuente con ella. Como coreógrafa ha realizado trabajos para el Teatro de la Maestranza, la Bienal de Flamenco y el Centro Andaluz de Danza, entre otros; y como profesora, ha dado clases en diversos centros y escuelas, como la Fundación Luis Cernuda, las Aulas de Teatro de Cádiz y Sevilla, el Instituto de Teatro de Sevilla y el centro Endanza. Manuela ha recibido multitud de reconocimientos: Finalista, Mención Especial a la Sinceridad Coreográfica, y dos años consecutivos premios al bailarín y bailarina sobresalientes en el Certamen Coreográfico de Madrid.

Manuela entiende el baile como una reflexión de la vida, y no como un escaparate de la belleza, por eso su danza no es una acumulación de técnicas sino la respuesta de cada cuerpo a un proceso íntimo de emociones. Una forma de expresión donde el detalle, el silencio y lo abstracto cobran protagonismo sobre todo lo demás. En esta línea de investigación del movimiento emocional, desde el año 2001 Manuela cuenta con la colaboración del importante compositor Leonidas Boskovec, quien acompaña con su música todas las obras de la compañía. Una música que juega un papel especial en el montaje y no es un mero accesorio que acompaña al movimiento sino el por qué y la consecuencia del movimiento mismo.

En Impromptus cuatro bailarinas intentan transmitir al espectador la inscripción corporal de la sensación. Un reto difícil, pues, ¿puede el ser humano nombrar de algún modo todas esas presencias que son irrepresentables? Un espectáculo de una belleza inaudita y una tremenda vitalidad que se desarrolla a través de una técnica limpia, exigente, muy depurada. Las bailarinas recorren un discurso donde el cuerpo es observado desde todos los prismas posibles, y tiene en sus intérpretes su mejor baza. Danza muy profunda, fruto de conceptos muy personales, que consigue crear un sensual ambiente lleno de anhelos y secretos que mantiene al espectador en constante tensión.

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