Notas al margen
David Fernández
El problema del PSOE-A no es el candidato, es el discurso
Los años 80 sonarían diferente si no se hubieran compuesto canciones como Alma de blues o Me das el mar. Habría pasado lo mismo en los 90 sin las míticas Cómo hemos cambiado, Sentir tu calor, Fallen o Todas las flores. No se puede estudiar la historia del pop patrio sin mencionar la trayectoria –plagada de éxitos– de la banda murciana Presuntos Implicados. Sole Giménez, Juan Luis Giménez y Nacho Mañó tuvieron gran parte de la culpa de que muchos estuvieran dispuestos a cazar mil mariposas como prueba de amor y de que otros tantos se sintieran Ícaro desafiando al sol. En 2006, Sole Giménez (París, 1963) decidió firmar el punto y aparte para comenzar su andadura en solitario. Una de las decisiones más difíciles que ha tomado y, como explica a este periódico, “sin haber renegado de ello” sí que cree que “al público y la industria le cuesta darte la oportunidad en otros registros”. Sobre esta cuestión y sobre los 22 discos que lleva bajo el brazo hablará esta noche en A solas con, que se celebra en el Auditorio Nissan Cartuja.
Este formato plantea una entrevista con el artista –en la que el público también puede participar e interpelar al entrevistado– y, posteriormente, un concierto del protagonista. Hoy le toca el turno a Sole Giménez. Artista que se ha caracterizado por su valentía, por su arrojo y por no tener pelos en la lengua para –por ejemplo– sacar los colores a la industria musical por la falta de impulso hacia determinados artistas que se salen de lo mainstream.
“Siempre he intentado tener mi propio estilo, pero también divertirme, ilusionarme y probar cosas nuevas”, indica la artista y pone en valor que estos factores han funcionado como “estímulos para seguir haciendo música”. Y la fórmula no le ha salido mal. 40 años, nada menos, batallando sobre los escenarios con una voz –difícil de confundir– que combina garra y dulzura a partes iguales. Y, por seguir dando datos, aquí entra en juego el número maestro: 11 son los discos que sacó con Presuntos Implicados y otros 11 los que ha lanzado en solitario. “Pronto la balanza ganará caerá en este último lado”, bromea la vocalista aunque admite que “cada trabajo es producto de lo que uno vive en el momento, porque no es lo mismo hacer un disco ahora que hace 15 años”.
También confiesa que, aunque la aventura en solitario no ha sido fácil, “si tengo que echar la vista atrás de estos 40 años creo que ha merecido la pena el esfuerzo, porque ha compensado”. Componer canciones que consiguen emocionar al público y seguir subiendo al escenario para defenderlas “paga” gran parte de su salario.
Aun formando parte de un panorama en el que considera que “el objetivo ha cambiado”, porque “vale más la imagen” que la propia música –o precisamente por esto– cree que rodearse de un buen equipo es fundamental. Una “pequeña familia” que pueda arrimar el hombro cuando aparece “la página en blanco”, –uno de sus grandes miedos– y no tiene claro “qué historia será la próxima” que contará con sus versos.
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