Líricas de Joaquín Turina

Galán & Molina | Crítica

Javier Molina y Aurora Galán en el Teatro Cajasol
Javier Molina y Aurora Galán en el Teatro Cajasol / Micaela Galván

La ficha

GALÁN & MOLINA

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Ruta Turina. Aurora Galán, soprano; Javier Molina, piano.

Programa:

Joaquín Turina (1882-1949): Tres canciones Op.81 [1933] / Rima Op.6 [1914] / "Te vi un punto" de las 3 Arias Op.26 [1923] / Plazoleta de Sevilla en la Noche de Jueves Santo de Margot Op.11 [1914] / Romanza de Diamela de Pregón de flores [1939-40] / Cántico del genio de la fuente de Jardín de oriente [1923] / Couplet de Margot y El triunfo de Afrodita de Margot [1914] / Saeta en forma de Salve a la Virgen de la Esperanza [1930] / "Cantares" de Poema en forma de canciones [1917].

Lugar: Teatro Cajasol. Fecha: Lunes, 13 de enero. Aforo: Casi lleno.

Un día antes de que se cumplieran los 76 años de la muerte de Joaquín Turina ha culminado en Chicarreros este homenaje montado en el último trimestre para conmemorar los 75 de su óbito en Madrid el 14 de enero de 1949. Fue con un concierto de la soprano de Los Palacios Aurora Galán y del pianista jiennense, aunque afincado también en Sevilla, Javier Molina, que pusieron sonido a una faceta importante pero apenas conocida del compositor, la teatral, con apuntes de los dos títulos más importantes de su catálogo, la comedia lírica Margot y la ópera Jardín de Oriente, a lo que se añadió una muy interesante romanza de Pregón de flores, una ópera tardía (1939-40) sobre libreto de los Álvarez Quintero que Turina dejó incompleta.

Más conocidas son las canciones con las que empezó y terminó el concierto: cinco piezas sobre rimas de Bécquer de distintos momentos de su carrera y las bien conocidas Saeta en forma de Salve (dedicada a la Macarena) y “Cantares”, la pieza central y más famosa de su Poema en forma de canciones. Aurora Galán, de timbre algo impersonal, aunque no exento de belleza, mostró línea segura, registro homogéneo (con graves más que suficientes en algunos exigentes pasajes becquerianos), notable potencia, merced a una buena técnica de proyección, un más que sensible entendimiento de la retórica de los textos y cierta tendencia a apoyarse en un vibrato no excesivo pero que comprometió en algunos casos la claridad de la dicción. No así en los Couplets de Margot, que cantó con gracia y agilidad, y repitió al final. Acompañamiento atento, minucioso y robusto de Javier Molina, que mostró un pianismo más contundente que sutil en un par de fragmentos extraídos también de Margot.

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