Atrévete a ser quien quieras ser

Raquel Díaz Reguera

Raquel Díaz Reguera, junto con la ilustradora Andrea Cuesta, publica el cuento infantil Ada Trenza Roja, la primera parte de una historia que subraya la importancia de crecer según la convicción propia, sin obedecer a los convencionalismos sociales

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Raquel Díaz Reguera, fotografiada hace unos días en Sevilla.
Raquel Díaz Reguera, fotografiada hace unos días en Sevilla. / José Luis Montero

La ilustradora y autora Raquel Díaz Reguera (Sevilla, 1974) continúa dando títulos a un género en el que suma miles de lectores: la literatura infantil. “Un género muy denostado”, añade. Díaz Reguera acaba de publicar la primera parte de las aventuras de Ada Trenza Roja, una niña que huye de los convencionalismos sociales –esas exigencias que la sociedad impone a una niña por el hecho de nacer niña- y se embarca en una travesía con sus amigos. Un viaje que la llevará hacia lugares, físicos y personales, que jamás imaginó. En una alegoría del difícil itinerario que cada uno hace para conocerse a sí mismo, para ser quien quiere ser.

Este relato, ilustrado por Andrea Cuesta, tiene su origen en una anécdota que Díaz Reguera vivió con su hija, cuando apenas había cumplido los seis años. “Hasta que este libro ha estado publicado y ha caído en mis manos no me había dado cuenta de que cuando empecé en este mundo de la literatura infantil fue porque mi hija Violeta llegó un día a casa diciendo que quería ser una princesa rosa. Tenía cinco años. En ese momento empecé a preguntarle por qué quería ser una princesa rosa, es decir, si quería estar siempre guapa, si quería estar siempre bonita. Le pregunté cuál era el fin de ser una princesa rosa. Ahí empezamos a hablar y surgió un cuento que fue mi primer álbum ilustrado, con Thule”.

Tras ese episodio, que revela los patrones sociales a los que estamos determinados desde que somos niños, Díaz Reguera continuó con una obra en la que las protagonistas suelen ser niñas “a las que le sientan horriblemente mal los vestidos que la aprietan y los corsés que no la dejan respirar. Y que les digan lo que tiene que hacer. Lo que pueden o no pueden hacer por ser una chica”. “Esta protagonista [Ada Trenza Roja] entra en la dinámica de las protagonistas de mis cuentos, que son todas, o casi todas, niñas, las cuales reflejan lo que ha sido mi infancia y mi vida. Y el crecimiento de mi hija”, continúa detallando la autora.

El núcleo del argumento en este relato es manifestar la importancia de crecer según tus ideales, tu criterio, tus decisiones. Sin dejar que los convencionalismos sociales interfieran en ese camino. Sin permitir que lo habitual, o lo que otros consideran oportuno, sea la pauta que defina nuestra vida. “La base de la existencia es que cada uno sea quien quiera ser, según sus deseos y sus propósitos. Además de esta, sumo otra: nunca le hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a ti”, declara Raquel Díaz Reguera.

A favor de la imaginación y contra la «autoridad social»

La imaginación –la defensa de la imaginación- es otro de los puntos claves del relato. Esa niña que imagina otro mundo posible, y que decide ir hacia él –pase lo que pase-. De nuevo atreviéndose a ser quien ella ha querido ser. “Ada Trenza Roja es un alegato en favor de la imaginación. Eso siempre. Porque creo que la imaginación es la tabla de salvación de cualquiera. Me da la impresión de que los colegios, por desgracia, son unos lugares en los que, con las pautas de lo que se supone que tenemos que aprender y con los conocimientos establecidos, dejamos mucho de lado el crecimiento personal de cada uno. Supongo que no interesa”, relata la ilustradora, quien recuerda, a propósito de la imaginación, un ejercicio que plantea a sus niños lectores. “Cuando voy a los coles, para hablar de un libro mío, Laboratorio pórtatil de escritura, les pido a los niños que cierren los ojos, y entonces les digo un párrafo de un cuento que empiece de manera inconclusa. Por ejemplo: “se dirigió a la ventana y…” o “se asomó a y…”. Ahí los niños descubren como cada uno de ellos ha inventado a una Elena, ha inventado una luz, una textura, un pasillo… todo ello sin que yo le dé ninguna pauta. Los niños alucinan de llegar a esas conclusiones. La imaginación, por tanto, está deseando andar cada segundo de tu vida. Solo le tienes que dar un poco de camino para que tire”.

Raquel Díaz Reguera.
Raquel Díaz Reguera. / José Luis Montero

¿Es Ada Trenza Roja un libro contra el principio de autoridad? Raquel Díaz Reguera no comparte ese interrogante. Lo matiza. Este relato es, en palabras de la autora, “una lucha contra la autoridad social –que encarna el personaje de la tía Clota-”. Por autoridad social entendemos esa serie de conductas y preferencias que atribuimos, que imponemos, al género. “Cuando iba a comprarle ropa a mi hija, cuando ella tenía cuatro o cinco años, yo sólo le podía comprar ropa de unicornios, de gatitos, de perritos, de purpurina. Parece que todo lo de las niñas tiene que ver con la fragilidad, con la dulzura. La ropa de los niños, sin embargo, no, pues todos son dinosaurios, superhéroes. Me parece estupendo que haya todo esto, pero seguimos poniendo estereotipos. Los llevamos casi en el ADN. Con los niños hay otros estereotipos que son espeluznantes: los chicos no lloran, la competitividad, no poder mostrar las emociones. Es otro lastre importante”, considera Díaz Reguera.

Un género para el menor, pero no un género menor

La conversación termina con una afirmación que la autora nos vuelve a recordar: el modesto reconocimiento que recibe la literatura infantil. Esa situación se debe, según Raquel Díaz Reguera, a que es un género asociado a “los cuidados” y “a las mujeres”. El concepto de lo “infantil” alude a una tarea –la de cuidar- que se vincula a la mujer. Toda esta cadena de referencias –no reconocidas socialmente- sería una causa que nos explicaría por qué la literatura infantil se sigue viendo como un género menor.

Sobre estos asuntos de género –literario- y de géneros –cosa de niños y de niñas-, hay otra cuestión que Raquel Díaz Reguera aborda: son madres, casi siempre, las que se interesan por sus libros. Madres que curiosamente piden “libros para niños” al ver en la cubierta la imagen de una niña. Es un fenómeno que la autora destaca. “Todas las niñas han leído a Harry Potter, pero los niños no leen libros protagonizados por niñas. Todos los libros son para niños, pienso, solo que están protagonizados por niñas”.

La ilustradora nos anuncia una segunda parte de Ada Trenza Roja para el próximo mes de marzo. Por lo que hay intención de que esta aventura continúe. Este reto –complejo, advierte la autora- de escribir para niños. “Parece que escribir para niños es algo muy sencillo y fácil de hacer, que cualquier escritor de adultos tiene la capacidad de escribir para niños. Pero el idioma con el que escribir a los niños es totalmente diferente”.

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