Cantamos por el fin de lo que existe

Astroblema | Crítica

La Isla de Siltolá publica 'Astroblema', un poemario en el que Carlos Asensio toma el impacto de un meteorito como premisa para hablar de la belleza de lo desconocido

El poeta Carlos Asensio.
El poeta Carlos Asensio. / Álex Rodríguez

La ficha

Astroblema. Carlos Asensio. La Isla de Siltolá. Sevilla, 2022. 68 págs. 12 euros

En Arder o quemar (Maclein y Parker, 2019), Carlos Asensio abordaba, con una sensibilidad y una escritura inflamadas, ese material combustible del que está hecho el ser humano. En esas páginas se concentraban todas las emociones posibles: el entusiasmo, el éxtasis, la plenitud; la furia, el desengaño, la tristeza. El autor mallorquín (Palma, 1986) reflejaba a la perfección la montaña rusa en la que andan montados quienes entregan su corazón a cada momento, ese vaivén de los que deciden –decidimos– sentir aunque el amor tenga el reverso del dolor, aunque vivir incluya efectos colaterales.

Astroblema, su nuevo poemario, que publica otra editorial andaluza, La Isla de Siltolá, muestra ahora a un creador sin intención de repetirse y con voluntad de reinventarse. Arder o quemar era una propuesta torrencial, barroca, recargada, un caudal; aquí Asensio levanta un dique y opta por la contención. Un libro era como un grito y este es más amigo del silencio: minimalista, austero, expresivo desde otras formas. Aunque los dos textos coinciden en algo pese a sus diferencias: la búsqueda del destello. "El mundo", escribe el poeta en un pasaje del libro, "es / y no es / un carnaval de la belleza".

El Diccionario de la RAE no incluye el término astroblema, pero por la Wikipedia sabemos que se trata de la huella que deja el impacto de un meteorito en la superficie de un planeta. Este libro se propone una distopía sobre el fin del mundo, pero Asensio es un autor sabio que nunca se va a limitar a lo previsible: aquí hay matices. Habla de ese meteoro, "del espléndido / y fragilísimo / cristal de una estrella", pero, dice en el primer poema, "llegamos hasta él / suplicando un desastre / algo que desatara / el fin de una era". Estamos ante el Apocalipsis, pero en cierto modo nosotros lo hemos invocado, y termina esos versos con una celebración: "Juntos cantamos / por el fin / de todo lo que existe".

El colapso surge como una oportunidad para replantearnos la vida que hemos llevado hasta ahora. El orden –egoísta, cada vez menos humano– que conocemos, viene a decirnos el autor, ha de acabar para que surja otro. Más que derrotismo, por esta obra asoma cierto sentimiento de esperanza, una conciencia de que estamos renaciendo, de que transitamos, asegura el autor, por "todos los caminos de la aurora". El cuerpo celeste ha causado un cráter, pero también una flor exótica que brotará de esa devastación.

Asensio habla de una sociedad, un orden egoísta, que ha llegado al colapso

Asensio sugiere que la astronomía y la poesía son hermanas. La poesía, la buena poesía, es una expedición a territorio ignoto, a un abismo tan estremecedor como lleno de magia, exactamente como son las galaxias, el universo, las estrellas, los agujeros negros, raros paisajes que destilan un lirismo, una espiritualidad temblorosa, que el poeta aprovecha. "Siempre me ha gustado el tema de la astronomía y del universo, porque allí hay una belleza desconocida, una pregunta de cómo llenamos ese vacío", contaba Asensio hace unas semanas, cuando presentó su obra en la librería Casa Tomada de Sevilla y reconoció el paralelismo que existe entre la catástrofe que narra y la pandemia que paralizó el mundo. "Yo no fui consciente, pero lo he hablado con otros poetas y todos dejamos que eso entrara en nuestros libros de un modo u otro, como se cuela en lo que escribes lo que nos pasa en el día a día. En los poemas hay un sentimiento muy propio de ese tiempo en que estábamos confinados, asustados y perplejos".

El relato de esta civilización que dice adiós a sus costumbres, que se despide del mundo conocido, no pretende sonar a fantasía. Es la historia de todos nosotros. Astroblema puede acogerse como una metáfora del ejercicio de vivir. ¿Acaso la existencia, incluso la existencia más privilegiada, no consiste en sobrevivir al impacto, sobrellevar la catástrofe, levantarse entre los escombros? El desconcierto, la incertidumbre, la vulnerabilidad de los habitantes de este libro son parientes de las heridas que se nos abren en nuestra cotidianidad. "¿El siglo XXI?", se pregunta el poeta. "Sí, pero también la desidia, el desvelo, la burla infinita". Nosotros también asistimos al final de una era. Nosotros también conocemos el colapso, y de la misma forma somos supervivientes.

Cubierta del libro.
Cubierta del libro. / D. S.

Un escenario en el que Asensio sigue prestando atención a las pasiones humanas. "¡Grité tu nombre! / Líquido y voluble /–ya lo he olvidado– / sólo para oír / cómo se alteraban / con mi voz / las ondas sísmicas". Porque la dinámica de dos cuerpos que chocan también se da en el amor. El poeta dice aquí que "un cuerpo apretado contra otro cuerpo" es un "espejo de los cielos".

Otro de los hallazgos de Astroblema es la conversación que entabla con Vicente Huidobro y su Altazor: Asensio se mide con un grande y sale airoso. "Nunca quise hacer un homenaje. La referencia salió de una manera muy orgánica, y por eso no lo sentí como una presión. Espero que la gente no crea que estoy reinterpretando algo que ya era perfecto, que entienda que tomar a Huidobro fue el punto de partida para un viaje a un lugar distinto. El libro ya estaba avanzado cuando la pista de Huidobro apareció". La investigación del lenguaje, la inventiva generosa del poeta chileno le ha dado alas al autor para volar más alto, pero la propuesta nunca incurre en uno de esos tributos fríos y tediosos en que a veces se pierden los escritores, un artefacto metaliterario que se extravía en una galaxia elitista. Es un libro que dialoga con la tradición –y la modernidad–, pero sus pretensiones siempre se acompañan de una mirada intrigada, compasiva, por el género humano. Una empatía que el poeta vuelca también en la mirada a sí mismo: "¿De qué te ha servido toda una vida dedicada a la literatura? ¿Para qué ha servido la palabra?", se pregunta al final del viaje. Asómense al cráter que ha dejado el meteorito. Allí se celebra una liturgia hipnótica, el "derrumbe / de la civilización". O el carnaval de la belleza.

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