Pintar el trauma con lanzallamas

Anselm | Crítica

Una imagen del documental de Wenders sobre Anselm Kiefer.
Una imagen del documental de Wenders sobre Anselm Kiefer.

La ficha

*** 'Anselm'. Documental, Alemania, 2023, 92 min. Dirección y guion: Wim Wenders. Fotografía: Franz Lustig. Música: Leonard Küßner. 

Era hasta cierto punto natural e inevitable el encuentro entre Wim Wenders y Anselm Kiefer. Ambos comparten nacionalidad, generación y ambiciones artísticas dentro de esa Alemania de posguerra que intentaba gestionar su identidad derrotada y el fantasma del nazismo tras la debacle de 1945. Justo en ese mismo año nacía Kiefer, cuya carrera despuntaría pronto hasta convertirse entre finales de los 70 y primeros 80 en uno de los nombres fundamentales y más polémicos del arte contemporáneo gracias a sus grandes formatos y paisajes, su tratamiento matérico de la pintura, sus esculturas de origen mitológico (germánico-judío), sus provocaciones políticamente incorrectas o sus intervenciones en la naturaleza dentro de lo que se dio en llamar Nuevo Expresionismo.

En este documental inmersivo, Wenders aspira a condensar la esencia poética del arte de Kiefer infiltrándose entre su imaginario sombrío y sus raíces histórico-filosófico-poéticas (Heidegger, Celan, Bachmann), recorriendo con su cámara 3D sus enormes cuadros, instalaciones y construcciones arquitectónicas, filmando el singular proceso de trabajo en hangares y fábricas que se le sirven de taller y almacén para sus lienzos pintados con residuos naturales y lanzallamas, recuperando algún archivo documental televisivo y reconstruyendo también desde la ficción algunos pasajes de la infancia que marcaron las ideas, misterios e imágenes que aún hoy lo acompañan.

Como muchos de los suyos dedicados a grandes personalidades (Salgado, Bausch, el Papa Francisco) aunque ahora apenas sin entrevistas, Anselm es un documental caro, deluxe y ambicioso, campo de pruebas para la tecnología y la experimentación formal, tal vez espejo en el que reflejar las propias búsquedas, traumas y raíces de un cineasta que también parece empeñado en formar parte de los museos. La escala de Anselm y su arte no es, desde luego, la nuestra, y este trabajo sobre su obra (levemente sobre su persona) tampoco va a terminar de despejar nuestras dudas y recelos sobre su verdadera valía fuera de los canales del mercado que ha cotizado su firma y sus gestos grandilocuentes a precio de oro.  

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