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Gravity y 12 años de esclavitud eran las grandes favoritas en una de las ediciones más igualadas de los últimos años, y las dos resultaron ganadoras en los Oscar de este año, si bien de manera distinta. La cinta de Alfonso Cuarón obtuvo siete premios, muchos de ellos técnicos aunque no sólo: el galardón a la mejor dirección fue también para el mexicano, que además hizo así historia al convertirse en el primer director latinoamericano en conseguir ese reconocimiento. La segunda, el épico drama sobre el esclavismo de Steve McQueen, aun a distancia (logró finalmente tres estatuillas), le aguó la fiesta al conseguir el mayor reconocimiento de todos: mejor película. En el otro extremo, La gran estafa americana, de David O. Russell, que partía como uno de los títulos más fuertes -con una decena de candidaturas- y se convirtió en la gran perdedora sin paliativos tras no conseguir ni un solo premio.
En una gala celebrada en el Teatro Dolby de Los Ángeles y conducida por la humorista y presentadora Ellen DeGeneres, Gravity se alzó con siete de las diez estatuillas a las que aspiraba: la ya citada a la mejor dirección, junto con las de mejor montaje (también para Cuarón, compartida con Mark Sanger), fotografía (para el mexicano Emmanuel Lubezki), banda sonora original (del británico Steven Price), edición de sonido, mezcla de sonido y efectos visuales, estos últimos, de hecho, auténtica clave de bóveda de toda la odisea en el espacio diseñada por Cuarón, que cuando subió al escenario se acordó de su hijo Jonás (coguionista), así como de sus dos protagonistas, George Clooney y una Sandra Bullock que figura también como productora, "el alma y el corazón de la película", según le reconoció el autor de Y tu mamá también o Hijos de los hombres.
Una de las imágenes de la velada fue la de Brad Pitt recogiendo su primer Oscar, tras cinco nominaciones, por 12 años de esclavitud, en la que se reserva un papel -secundario, pero fundamental en el desarrollo de la trama y en el que él mismo en persona encarna el mensaje-, aunque el premio lo logró no obstante en calidad de productor de la película dirigida por Steve McQueen. "Es un increíble honor", proclamó el actor, radiante por el éxito de 12 años de esclavitud. Aparte del premio gordo a la mejor película de la temporada para la industria estadounidense, la cinta sumó otros dos Oscar, los conseguidos por la keniana nacida en México Lupita Nyong'o como mejor actriz de reparto, y por John Ridley, responsable del guión adaptado a partir de la novela autobiográfica del siglo XIX de Solomon Northup. "Fue un absoluto privilegio relatar la historia de Solomon", añadió Pitt sobre la figura real en la que se basa la cinta: un hombre que vivía en libertad en el norte de Estados Unidos, hasta que fue secuestrado y trasladado a las plantaciones del sur, donde vivió en atroz régimen de esclavitud durante 12 años. "Todo el mundo merece no sólo sobrevivir, sino vivir. Es el legado más importante de Solomon", dijo McQueen.
Dallas Buyers Club, aún no estrenada en España (llegará el próximo día 14) y una de esas películas de actores, fue premiada precisamente en ese apartado. De hecho, Matthew McConaughey, en el papel protagonista de un cowboy drogadicto y mujeriego que lucha en los 80 contra el sida que padece, y Jared Leto, en el de reparto como un travesti también afectado por esa enfermedad, se convirtieron en la quinta pareja de actores en la historia de los Oscar galardonada por la misma película. Para esta cinta de Jean-Marc Vallée fue también el premio al mejor maquillaje, otro de los premios que no sorprendió debido a la transformación física a la que se sometieron sus intérpretes.
McConaughey, por cierto, figuraba en la mayoría de las quinielas, pero también Leonardo DiCaprio, al que se le resiste el reconocimiento de la Academia. En esta ocasión -la cuarta- aspiraba a la estatuilla dorada por su papel de broker demencial en El lobo de Wall Street de Martin Scorsese, una cinta que no obtuvo ningún reconocimiento en los cinco apartados en los que partía con opciones.
No causó demasiada sorpresa el premio a la mejor interpretación protagonista femenina que recibió la australiana Cate Blanchett por su trabajo en Blue Jasmine, la última obra hasta la fecha de esa fábrica de Oscar para sus actores que se llama Woody Allen. "Gracias por este premio tan aleatorio y subjetivo", dijo la actriz australiana con su segundo Oscar (el primero le llegó con El aviador de Scorsese) ya en la mano. Tras elogiar a todas sus compañeras de candidatura (Amy Adams, Meryl Streep, Sandra Bullock y Judi Dench) agradeció al neoyorquino que la eligiera a ella para interpretar a esa ex esposa de un tiburón de los mercados y de las camas ajenas que ve cómo su universo de riqueza obscena se desmorona, y reivindicó, con uno de los argumentos predilectos de Hollywood, el cine protagonizado por mujeres: "La gente quiere ver esas películas y además ganan dinero".
Spike Jonze, ganador del premio al mejor guión original por Her, aportó la nota más arriesgada (para las convenciones de quienes deciden los Oscar), y el italiano Paolo Sorrentino, que lo había ganado prácticamente todo con La gran belleza, aumentó con el Oscar a la mejor película de habla no inglesa esa fulgurante carrera internacional. Esteban Crespo, único representante español (aparte de Penélope Cruz, que reapareció del brazo de Robert De Niro para entregar uno de los premios), se volvió de vacío tras quedarse su corto Aquel no era yo sin el premio al que aspiraba en ese apartado.
Como siempre en los últimos años, la gala tuvo un enorme seguimiento en las redes sociales, donde fueron especialmente comentadas las pizzas que encargó DeGeneres para dar de comer a las estrellas y especialmente su fotografía de sí misma (en argot: selfie) junto a Jennifer Lawrence, Meryl Streep, Bradley Cooper, Julia Roberts, Kevin Spacey, Brad Pitt, Angelina Jolie, Lupita Nyong'o y su hermano y Jared Leto: en menos de una hora se convirtió en la imagen más retuiteada desde que Twitter existe (anoche llegaba casi a los tres millones).
Matthew McConaughey y Cate Blanchett, con Lupita Nyong'o y Jared Leto: los ganadores en el apartado interpretativo; arriba, Alfonso Cuarón, otro de los triunfadores de la noche.
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