Un año más de juvenil resistencia

Resiste a duras penas este proyecto conjunto entre Universidad de Sevilla y Conservatorio Manuel Castillo, una herramienta de gran valor para los jóvenes músicos en formación. Juan García Rodríguez se toma su trabajo en serio y los conciertos del conjunto superan con mucho el mero valor didáctico para ofrecer un nivel artístico de una muy estimable altura.

El sonido de la orquesta resulta redondo, en general bien equilibrado entre secciones, empastado, y los atriles solistas muestran, cuando les toca, estupendas maneras técnicas y musicales. Eso no fue suficiente para la primera obra del programa, un Berlioz al que la batuta no supo encontrar el punto de conexión entre lirismo y pasión. Faltó plasticidad y capacidad para integrar las partes en un todo orgánico. Un peso acaso excesivo de la cuerda grave y un fraseo poco articulado provocaron que Romeo y Julieta no se encontraran nunca.

Se elevó la temperatura con el célebre Concierto para violonchelo de Elgar, que Israel F. Martínez tocó con sonido hondo y bien matizado, combinando magistralmente exaltación lírica con sutileza en los detalles. Impecables técnicamente, brillantes esos ágiles pasajes de semicorcheas del segundo movimiento e intensa y emotiva la conclusión. Acompañamiento a la altura del empeño antes de una 5ª de Mendelssohn leída con tempi vivos, buena distribución de tensiones armónicas (sobre todo, al final) y una muy apreciable claridad de planos sonoros. A seguir resistiendo.