Marco Socías | Crítica
Guitarra elegante y elocuente
Goya 2014
El cine español afronta hoy su fiesta anual más importante con la intriga de no tener, esta vez, una predicción clara para el palmarés. Aunque La gran familia española posee el mayor número de opciones, 11, la película de Daniel Sánchez Arévalo no ha sido reconocida en ninguna de las entregas de galardones que se han celebrado en las últimas semanas -las Medallas del Círculo de Escritores Cinematográficos (CEC), los Premios Forqué o los Feroz que ha empezado a conceder este año la Asociación de Informadores Cinematográficos- y ha visto cómo su condición de favorita se desinflaba.
En esta XXVIII edición, hay de nuevo un buen puñado de andaluces con opciones de subir al escenario a recoger algún busto del pintor aragonés. Junto a Caníbal, del almeriense Manuel Martín Cuenca, y La herida, del sevillano Fernando Franco, dispuestas a plantar batalla en la categoría principal, mejor película, también compiten los actores Antonio de la Torre -con dos candidaturas, como protagonista y actor de reparto, un doblete que ya se dio el pasado año-, Inma Cuesta, Belén López, María Morales y Natalia de Molina -estas tres últimas en el apartado de actriz revelación-, y otras cuantas producciones procedentes de la comunidad autónoma: la animada Justin y la espada del valor, el corto documental El hombre que estaba allí y el largometraje documental Guadalquivir. Alegrías de Cádiz, el regreso al cine de Gonzalo García Pelayo, aspira a hacerse con el reconocimiento a la mejor canción.
En un año en el que las candidaturas han ignorado algunos de los títulos más interesantes de la temporada, realizados al margen de la industria -Gente en sitios, de Juan Cavestany; Los ilusos, de Jonás Trueba; La casa Emak Bakia, de Oskar Alegria o Costa da Morte, de Lois Patiño-, la Academia podría resarcirse galardonando Caníbal o La herida, al fin y al cabo dos de los trabajos más sólidos de 2013. Manuel Martín Cuenca vuelve a la sutileza de la magnífica La mitad de Óscar con el sobrio retrato de un antropófago enamorado. El CEC ya distinguió su dirección, la actuación de Antonio de la Torre, el guión y la fotografía, un apartado que también reconoció el jurado de Donostia. Dos obstáculos que podría encontrarse el almeriense en el camino son, en primer lugar, que su rival David Trueba nunca ha recibido un Goya y Vivir es fácil con los ojos cerrados es una historia amable que sabe ganarse el corazón del espectador, y también, que la Academia ha mostrado su predilección por 15 años y un día. La ganadora del Festival de Málaga fue la elegida para representar a España en los Oscar, y no hay que olvidar el factor emotivo: los veteranos pueden ver en el premio a Gracia Querejeta algo de homenaje al padre de la directora, el productor Elías Querejeta, uno de los nombres que se recordará en una gala en la que pesará también la ausencia de otros grandes que se fueron este último año, como Alfredo Landa, Amparo Soler Leal, Amparo Rivelles, Bigas Luna, Sara Montiel, Pepe Sancho o María Asquerino, entre otros.
Mientras, Fernando Franco cuenta a su favor con la revelación que supuso su filme en San Sebastián -donde obtuvo el Premio Especial del Jurado y la Concha de Plata a la mejor actriz- y otros reconocimientos posteriores, el Premio Forqué a la mejor película o el Fotogramas de Plata. También puede ayudar el hecho de que a los votantes les gusta respaldar a los primerizos, como ocurrió con el Amenábar de Tesis o el Achero Mañas de El Bola. Pero la verdad es que, pese a los buenos augurios, Franco tiene elementos en contra e incluso en la categoría de director novel, donde sí era el claro favorito, se ha topado con el Premio Feroz y la medalla del CEC a Rodrigo Sorogoyen por Stockholm y al triunfo de La plaga, de Neus Ballús, en los Premios Gaudí. Lo que sí parece tener asegurado La herida, si precisamente la protagonista de Stockholm Aura Garrido lo permite, es el premio a la mejor actriz para Marian Álvarez, galardonada en San Sebastián y en los Forqué.
En el apartado interpretativo, Antonio de la Torre se perfila como el favorito al Goya al mejor actor protagonista por su soberbia encarnación de un sastre caníbal. Al buen hacer del malagueño hay que añadir que es uno de los intérpretes predilectos de la Academia: con las dos de este año, suma ya siete candidaturas, que sólo se han traducido en un premio, el de AzulOscuroCasiNegro. Aunque el andaluz se encuentra en su mejor momento, se mide como actor protagonista con otro profesional apreciado por los votantes, Eduard Fernández, que por Todas las mujeres ha tenido también algunos galardones destacados este año, y con Javier Cámara, muy convincente en Vivir es fácil con los ojos cerrados y que, como le ocurre a Trueba, no ha tenido hasta ahora suerte en los Goya.
Quizás De la Torre acabe la velada con otro cabezón entre las manos, el de mejor actor secundario, aunque el de La gran familia española no sea precisamente uno de sus papeles más lucidos. En principio, parece Carlos Bardem, candidato por Alacrán enamorado, quien parte con ventaja en esta categoría. Entre las actrices de reparto, todo apunta a que Terele Pávez se haga al fin con el Goya tras cinco candidaturas, las tres últimas de la mano de Álex de la Iglesia, aunque Susi Sánchez esté inmensa en 10.000 noches en ninguna parte, de Ramón Salazar, una película que excepto en el Festival de Sevilla apenas se ha visto.
La sevillana Belén López, candidata como actriz revelación, parece una de las opciones más firmes de 15 años y un día, aunque sus contrincantes también realizan un trabajo de altura: la cordobesa María Morales en Todas las mujeres, la jiennense Natalia de Molina en Vivir es fácil con los ojos cerrados y la rumana Olimpia Melinte, espléndida en dos personajes en Caníbal. Sea cual sea el nombre de la ganadora, cualquiera de ellas merecería el premio.
Pero la expectación que despiertan los Goya no se limita a conocer los integrantes del palmarés: desde aquella recordada ceremonia del No a la guerra, los galardones se han convertido en un escenario de reivindicación política. Tras la edición anterior, que dejó muy comentadas intervenciones en contra de los recortes de la crisis, el presentador de este año Manel Fuentes ha prometido que la cita será, ante todo, una "declaración de amor al cine, porque las películas -buenas o malas- forman parte de nuestra vida". Pero no faltarán las alusiones al ministro de Educación, Cultura y Deporte José Ignacio Wert, que no acudirá por "problemas de agenda" y una reunión en Londres fijada para el lunes. Los abucheos recibidos en los Premios Forqué deben de haber influido en la decisión de no reencontrarse con los profesionales del audiovisual: aunque el Ministerio saldó ayer una vieja deuda pendiente y concedió 22,5 millones de euros para ayudas a largometrajes que estaban pendientes desde el año pasado, el Gobierno central aún mantiene el IVA en el sector al 21%. Tras conocerse que Wert no asistiría, se sucedieron las reacciones. "El ministro de Cultura no puede tener una agenda que le impida cumplir con la cultura. Mala decisión y mala excusa", rezaba un tuit publicado por Alejandro Sanz. "El ministro de (anti) Cultura no va a los Goyas. Bien, nos oirá igual y, además, el que decide en la Cultura no es él sino Montoro", escribió Carlos Bardem en su cuenta. El secretario de la Unión de Actores, Iñaki Guevara, habló del "miedo" de Wert y de una "excusa tonta", y añadió: "Lo que tienen que hacer los responsables políticos es dejar trabajar al sector de la cultura. ¿Qué equipo de investigación tiene que haber para comprobar que la subida del IVA cultural ha sido una torpeza? ¿En qué tienen que trabajar?", cuestionó.
Los nominados a los premios, reunidos hace unos días en una fiesta que otorgó el Goya honorífico a Jaime de Armiñán.
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