Vida y confesiones de un icono de su tiempo

No termina de hacerle justicia, diríamos que incluso traiciona en parte su propósito, el título con el que Movistar+ ha estrenado en España este documental sobre la actriz y modelo de origen italo-alemán Anita Pallenberg, sin duda conocida por pertenecer al círculo íntimo de los Rolling Stones, primero pareja del malogrado Brian Jones (sobre quien veíamos hace poco otro documental de Nick Broomfield), luego compañera, esposa y madre de los hijos de Keith Richards.

Y no lo hace porque este filme avalado por su hijo Marlon Richards busca precisamente resarcir y redimir a la Pallenberg de su papel accesorio o decorativo en aquella eclosión del rock, la moda y la vanguardia artística de los años 60, para darle ahora su justo lugar, por momentos catalizador y protagonista, ganado a golpe de carisma, personalidad y un cierto aire de rebeldía y misterio que, junto a su incontestable belleza física, la convirtieron en un icono y un nuevo modelo femenino.

El documental de Bloom y Zill se sirve de la narración (en la voz de Scarlett Johannsson) de fragmentos de su propia autobiografía inédita como hilo conductor, confesional y melancólico para un relato cronológico por su vida contrapunteado por numerosos testimonios que aparecen casi siempre, a excepción de los de sus dos hijos, en un agradecido off visual. Por aquí concurren Marianne Faithfull, el propio Richards, Volker Schlondorff, que la dirigió en Degree of murder y El rebelde (también aparecería en Perfomance, de Roeg, Barbarella, de Vadim, Dillinger ha muerto, de Ferreri, o La cuna de cristal, de Garrel), su amiga de la infancia Metka Kosak o la modelo Kate Moss.

Entre todos, pero sobre todo desde su propia voz contradictoria, se va construyendo un apasionante relato de un personaje y una época que tiene en un archivo de imágenes impagable y en su mayor parte inédito el perfecto compañero de viaje para una historia de altibajos marcada por el descaro, la inquietud, la libertad, la ambición, las adicciones, la irresponsabilidad, la pérdida de un hijo y una relación con los hombres lastrada por la violencia o el intento de control y su resistencia desde una fortaleza siempre esplendorosa que la mantuvo en activo, casi de manera milagrosa, hasta poco antes de su muerte con 75 años.