El buen viaje: Wyatt en Mallorca

Editado en 1974 por la Virgin Records de Richard Branson y producido por Nick Mason, batería de Pink Floyd, Rock Bottom se ha convertido con el tiempo en uno de esos álbumes míticos de culto entre melómanos exquisitos y modernos de alma retro.

El británico Robert Wyatt, hasta entonces batería y cantante de bandas como Caravan o Soft Machine, lo componía a salto de mata entre Deià, Mallorca, refugio de hippies y artistas excéntricos en la España de los estertores del Franquismo, y una Nueva York también imbuida del espíritu psicodélico y contracultural en pleno mandato de Nixon. Fue allí precisamente, durante una fiesta pasada de drogas y alcohol, cuando Wyatt cayó por la ventana para salvar la vida a cambio de una tetraplejia que aún hoy lo mantiene en silla de ruedas en su refugio en la campiña de Bristol.

Este filme de animación nace de la crónica de aquella peculiar gestación, pero sobre todo del intento de traducir libremente los contenidos alucinados, surreales y oníricos de unas canciones y unas sonoridades repletas de imágenes sugerentes y juegos de palabras en unos arreglos brillantes y la voz aguda y singular de un Wyatt que se sobrepuso a la caída para encadenar una serie de discos memorables.

María Trénor aspira a materializar libremente todo ese universo expresivo, también el de la cineasta Alfreda Benge, compañera de Wyatt y co-protagonista de aventuras y viajes, en un filme de animación rotoscopiada (sobre la base de filmación real) con trazas experimentales que busca su particular y leve hilo narrativo en las canciones y su insólito imaginario, también en el retrato de una España de hippies entre guardias civiles que experimentaban con las drogas como puerta de acceso a nuevas dimensiones perceptivas.

El resultado es tan lisérgico, flotante y genuino como desigual y algo estirado, mucho más atractivo cuando vuela libre entre los pliegues sonoros que lo sustentan que cuando se pone explícito e incluso retroactivo en su mirada a las relaciones de pareja lastradas por la cultura patriarcal o la dependencia.

Rock Bottom viaja desde el fatídico accidente al germen de las canciones, del pasado al presente (televisado), a veces demasiado cerca de la caricatura (por favor, no vean esta película doblada si pueden evitarlo), en ocasiones algo reiterativa en los pormenores de una vida sin ataduras de la que salieron memorables destellos de creatividad y belleza.