Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
CULTURA
El festival Andalesgai está celebrando esta semana su vigésimo aniversario. Un certamen que ha realizado un largo camino –y sigue en esta andadura– para tratar de visibilizar y sensibilizar sobre el colectivo Lgtbi en España y en el mundo a través del séptimo arte. Entre los desafíos que tienen que afrontar, hay dos claros: acercar las proyecciones al público heterosexual –porque el cine es universal– y permanezcan en los circuitos comerciales de las grandes salas. Esta edición cuenta con una selección internacional de 47 trabajos de más de 10 nacionalidades distintas. Todavía se pueden disfrutar de muchas de las propuestas en el Avenida 5 y de su gala de clausura.
-El festival cumple 20 años de historia, ¿qué camino se ha recorrido hasta ahora?
–Esto empezó como un proyecto muy modestito en la Universidad de Huelva y en la de Sevilla. No era tan tan apasionante como hoy, que existen iniciativas muy chulas. También la representación en el cine era muy diferente. Este festival surgió de un análisis que apuntaba que sólo el 1% de las historias que llegaban a los cines comerciales tenían personajes Lgtbi. Eran pocos, estereotipados y tenían destinos súper trágicos. Las personas del colectivo nos veíamos mal representadas. Actualmente hemos pasado a un 9% de visibilización y también ha mejorado la representatividad. Hemos recorrido, como sociedad, un camino muy positivo y muy ilusionante.
-¿Qué retos quedan por cumplir?
–El reto principal es que más personas heterosexuales se sientan atraídas por este tipo de cine. Yo me emociono muchísimo con El diario de Noah y no no soy heterosexual, pero veo esa película muy a menudo porque me gusta. Las personas heteros pueden pensar que no se van a emocionar con una con una película Lgtbi, simplemente porque no comparten su orientación sexual. Es algo que tenemos que trabajar conjuntamente, porque es un cine social, de calidad y que –muchas veces– tiene más puertas cerradas. Es una oportunidad para ver cine que te puedes perder en el futuro, porque no forman parte del circuito comercial.
-¿Por qué cree que estas películas no llegan a las salas?
–Mantenerse en la cartelera es muy difícil. A veces una película queer se estrena y a las dos semanas la quitan, porque entra una película más comercial. Además, mucha gente piensa que este tipo de largometrajes están hechos sólo para espectadores del colectivo. Por tanto, cuentan con un hándicap extra.
-¿Qué novedades trae esta edición?
–Destacaría la proyección especial de cine queer grotesco y palomitero, un experimento copiado del Festival de Cine Europeo que celebramos el jueves. El viernes tenemos la película Te estoy amando Locamente con su director y parte del elenco. Otro de los filmes más fuertes que tenemos este año es Housekeeping for beginners, también el viernes. Y en la gala de clausura proyectaremos Queendom y contaremos con su protagonista Gena Marvin.
-También organizan por decimosexta vez la actividad Team Antibullying en centros escolares. ¿Qué cambios ha visto a lo largo del tiempo?
–Elegimos una serie de cortos y, por supuesto, los adaptamos a las edades de 12 a 16 años. Las primeras veces había más risotadas e incomodidad. Ahora los alumnos lo aceptan muchísimo mejor y la actividad es muy divertida. Se hace un torneo a través de una aplicación móvil en la que los estudiantes van puntuando y los colegios compiten entre sí. Se ha convertido en una fiesta en la que lo pasamos súper bien. De hecho, los equipos educativos nos dicen que es una de las experiencias más bonitas que han vivido.
-El cartel de este año es una reproducción del beso de Thelma y Louise protagonizado por las actrices Silvia Rey y Paz de Alarcón. ¿Todavía hay quien no entiende que el amor es universal y hay que mostrárselo a tamaño póster?
–Las personas tenemos nuestro bagaje cultural, hemos crecido en un entorno y hemos recibido una educación. Algunas han crecido en entornos en los esto no era normativo o no era lo más común. Este tipo de carteles son necesarios, porque están en muchos sitios de la ciudad. A la gente a la que todavía le cuesta un poco, que se vaya acostumbrando. Un beso es un beso, el amor es amor y las personas Lgtbi existimos y vamos a seguir existiendo.
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