Álvaro Gálvez Medina, novelista: "Hoy hay un deseo desaforado en demostrar que eres buena persona"
Libros
El autor cordobés publica su primera novela, 'No sabéis vivir' (editorial Sr. Scott), una historia en la que se reflexiona acerca del amor, de la amistad y de las vicisitudes de una generación en la que predomina el desencanto
Diego es un abogado en la treintena y en el desasosiego –esas dos circunstancias casi gemelas-. Su trabajo lo amarga, la novia lo deja, la ciudad amable y llena de oportunidades lo ignora. Un día decide abandonarlo todo y marcharse a Córdoba. A casa de su padre, viudo. Allí empieza a trabajar en una librería y a vivir una adolescencia sin acné y con entradas. El resto de esta historia –lo que después sucede- es literatura. Mejor dicho: es No sabéis vivir (editorial Sr. Scott) la primera novela de Álvaro Gálvez Medina (Córdoba, 1989), licenciado en Derecho. Una historia que cuenta los aciertos y fracasos de un antihéroe. El amor, la amistad, el desencanto generacional.
Pregunta.Quizá empiece esta entrevista del peor modo posible: diciéndole que me ha gustado mucho su novela.
Respuesta.Pues qué bien. Me alegro mucho. Al principio tuve dudas al recibir este tipo de comentarios: tenía la sensación de que la gente era muy educada (risas). Pero con el paso del tiempo han sido más de dos y de tres comentarios por el estilo. Así que ahora empiezo a estar satisfecho con el resultado.
P.¿El protagonista de esta historia es un pícaro o es un antihéroe?
R.Tiraría por el antihéroe. El protagonista [Diego] es una persona con la que puede empatizar cualquiera. Quizá porque es una persona a la que le cuesta encontrar su sitio. Además, es un tipo que tiene pocas herramientas para desenvolverse en la vida. Ello genera una frustración que va en aumento y que marca la novela. Esa frustración desencadena, puntualmente, estallidos de violencia.
P.La violencia está muy presente la novela. También el amor.
R.Respecto del amor, Margot Ros dijo en la presentación del libro en Madrid que todas las relaciones sentimentales del protagonista coinciden en que son ellas, las mujeres, las que se acercan a él. Diego es una persona sin iniciativa y sin coraje. No lo tiene para iniciar una relación.
En mi novela he pretendido dar a conocer el reverso de la abogacía"
P.¿Y por qué esa pasividad o esa cobardía del personaje?
R.Quizá por dar más verosimilitud a ese perfil del antihéroe que comentábamos. No quise buscar a un chulo o un guaperas. Alguien al que todo le sale bien. No: yo quise lo contrario. En el amor tuve que tirar por ese carácter. También puede ser que refleje esos miedos o inseguridades, inherentes al ser humano, cuando se pasa de la juventud a la vida adulta.
P.La vida de Diego no es monocromática –blanco o negro-, sino gris. Nadie es de una pieza, supongo.
R.Para el protagonista siempre busqué que le sucediera lo que a cualquiera de nosotros. Quería a alguien que se moviera en la mediocridad, que es lo más común.
P.Volviendo al amor: Mara. Otro nombre destacado en la novela. ¿Qué rol cumple en esta historia?
R.Hay otra cosa que me di cuenta una vez estaba publicada la novela: Diego tiene dificultad para encontrar hueco profesionalmente, en cambio, los personajes femeninos no tienen ningún problema profesional. Son personas con vocación. Personas que encuentran un trabajo acorde a su vocación, con una vida plenamente estructurada. Mara es un personaje que me servía como contrapunto del protagonista. Es otro punto más para conocer mejor la personalidad de Diego.
P.Pero en Mara no todo es idílico. Sin adelantar mucho: hay un momento en su vida en el que todo se trunca.
R.En la novela se apunta al factor de lo repentino de la vida. En cualquier momento puede suceder algo que le dé la vuelta a todos los planes que tenemos. Es otro episodio de Mara por el que conocemos mejor a Diego. En ese hecho traumático se mide el tipo de persona que Diego es.
P.Nos vamos a otro asunto de la novela: el trabajo. La abogacía no queda muy bien retratada.
R.Pensaba que muchos abogados me iban a decir eso, que los he dejado en mal lugar. Pero ha sucedido lo contrario. La abogacía se ve muchas veces como un gremio en el que se paga bien. Vemos a los abogados con chaqueta y con corbata y ya pensamos que les va bien. No es tan simple. No es así. En mi novela he pretendido dar a conocer el reverso de la abogacía. Muchos jóvenes empiezan en la profesión e ignoran que pueden estar muchos años viviendo de la ayuda de sus padres. Al menos hasta que se hagan con una cartera de clientes suficiente. He intentado reflejar esa abogacía de trincheras.
Una librería que va bien no es un oasis en el que el librero está leyendo y disfrutando de la vocación. De hecho, se parece a una mudanza"
P.Lo de enseñar el reverso de la abogacía se puede también aplicar al oficio de librero –otro trabajo de Diego-. Aquí las librerías no tienen el ingenuo romanticismo con el que tantas veces las presentan.
R.No tuve una intención de reflejar el día a día de una librería. Es algo que me he percatado con el paso del tiempo, con los comentarios de la gente que lee la novela. Pero sí es verdad que tengo relación con librerías, claro. Una librería que va bien no es un oasis en el que el librero está leyendo y disfrutando de la vocación. De hecho, se parece a una mudanza. Son cajas, cambiar libros de un lado a otro. Se desmitifica ese romanticismo de las librerías.
P.Otro pilar de la novela: la amistad. En este caso contada a través de los amigos de Diego. De estos amigos me quiero centrar en Gallardo. Es un perfil familiar: el que sólo se dedica a las buenas obras cuando estas son visibles. Cuando estas tienen reconocimiento. Cuando se pueden publicar en una red social, para entendernos.
R.Gallardo es un tipo cuya hipocresía frustra mucho a Diego. Hoy hay un deseo desaforado en demostrar que eres buena persona. No nos basta con que los hechos hablen por nosotros. No. Hay que publicitarlo -cuando precisamente la bondad se demuestra con la conducta, no con las palabras-. Me parece sospechoso que alguien me esté avisando, constantemente, de lo buena persona que es.
P.Cambiando de tema. ¿Lo ha tenido muy difícil para publicar? ¿Cómo ha sido ese itinerario hasta convertirse en un autor editado?
R.En mi caso he tenido muchísima suerte. Aunque es cierto que el manuscrito final que he enviado [a Sr. Scott] sufrió una transformación tremenda.
P.El cierre de la novela, sin necesidad de entrar en detalles de la historia, habla de una figura jurídica curiosa. Me refiero al delito imposible. ¿Qué es eso?
R.Lo que me llamaba la atención de esta figura es su singularidad: tú puedes cumplir con todos los requisitos para cometer un delito y, al mismo tiempo, es posible que la ley no te castigue por ese delito cometido. Sin entrar en detalles de la trama: se puede incurrir en un tipo delictivo, pero, por un pequeño detalle, puede ser que no estemos ante un hecho punible. Eso existe y se llama así: delito imposible.
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