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Arte
Para Juan Serrano, el arte es una forma de aproximarse a los secretos del mundo, un modo de iluminar desde la intuición y la sensibilidad las incertidumbres que rodean al ser humano, una manera también de ordenar la memoria. Sospecha que en el entorno tecnificado de la actualidad la sobreabundancia de imágenes ha mermado la capacidad de sugerir, y a veces concluye, por su experiencia, que el arte presenta síntomas de haberse agotado. Pero el creador sigue buscando y renovando su imaginario con la misma inquietud de la época de Equipo 57, cuando él y sus compañeros de viaje protagonizaron uno de los episodios más estimulantes del arte español del siglo XX. Hasta ahora, Serrano había emprendido esa exploración en la intimidad de su estudio y no había querido mostrar al público esa producción realizada en solitario, pero una “confluencia de felices acontecimientos”, como apunta el galerista Rafael Ortiz, ha facilitado que el autor dé el paso, y el Casino de la Exposición acoja desde hoy Juan Serrano. Pintura, escultura, diseño, un recorrido por la obra de este octogenario que sigue preguntándose, con la audaz inventiva de un creador joven, por las claves y las posibilidades de su oficio.
La primera exposición individual de Juan Serrano, una cita en cuya organización colabora Diario de Sevilla y que irá también a Córdoba en una fecha no concretada todavía, propone un diálogo entre diferentes lenguajes y exhibe a través de multitud de recursos la voluntad juguetona de su artífice. Cuadros que se relacionan entre sí, reflexionan sobre la dualidad o proyectan en otra pieza su reflejo invertido, obras con elementos móviles que ofrecen al espectador participar en la composición, sillas y otros tipos de mobiliario en los que su autor exhibe su habilidad para la creación de formas sugerentes, y maquetas realizadas con variedad de materiales se suceden en un catálogo elaborado desde la libertad y el placer. Para Serrano, el despliegue propone “un juego de traslaciones, giros, permutaciones, simetrías y vacíos” en el que no faltan referencias al tiempo, presente “en forma de ritmos y secuencias plásticas”. Para el visitante, la muestra es una constante invitación al juego, el testimonio del disfrute de un creador convencido de que “el arte es una relación lúdica con el mundo”.
El cordobés reconoce que “no estaba en los planteamientos” exhibir su obra y admite que sus proyectos surgían porque seguía la “necesidad vital” y la “inercia” de crear sin preocuparse del destino. Después de su paso por Equipo 57, Serrano estudió Arquitectura y trabajó en una oficina del casco antiguo de Córdoba, encargado de la protección del patrimonio y en contacto con comisiones en las que “primaba el sentido de lo conservadurista”. La jubilación significaba el paso a una independencia reconquistada. “Llené mi tiempo con lo que más me gustaba: la investigación, la invención”, afirma sobre una fase en la que “la obra se acumulaba” y el artista “iba pasando de una cosa a otra”. Rafael Ortiz señala que fueron su insistencia por conocer un trabajo que Serrano se resistía a enseñar y su deslumbramiento posterior ante el material los primeros pasos para una muestra que se hizo posible gracias al entusiasmo con que Ana Ferrand, directora del Casino de la Exposición, acogió la idea.
En su obra, Serrano sigue defendiendo “una posición de no autoría” que entronca con aquel espíritu del Equipo 57. No es el único rasgo que le vincula a ese periodo: explica que en su trabajo actual no se vincula “a los lugares donde va el arte, a las tendencias que hay o a las nuevas tecnologías”. Continúa, dice, “encerrado en la investigación de las formas, al modo de cómo lo hacíamos entonces”, y se define “más cercano al universo de la ornamentación”. La experiencia le ha demostrado que algo tan inesperado como unos azulejos en Estambul ya revelan las múltiples geometrías, las infinitas combinaciones de formas, que pueden conmover a un observador sensible a la belleza. De ahí que su producción no busque “reflejar las vicisitudes de lo que pasa en el mundo”, sino ahondar en relaciones internas y conexiones que se interroguen sobre la posibilidad de alcanzar el “placer estético”.
Ha pasado ya más de medio siglo de la fundación de Equipo 57, una época de “beligerancia” en la que el colectivo estimaba que “el arte tenía una función social, y luchábamos contra las galerías y el mercantilismo”. Entonces, “cuando estábamos en París”, manifiesta el creador, “pensábamos que trabajábamos para el progreso, y creíamos que el 2000 iba a ser un tiempo maravilloso”.
El horizonte que se ha ido configurando, sin embargo, dista de las previsiones que manejaban. “¿Dónde estamos ahora después de todo lo que hemos recorrido, de todo lo que hemos fracasado?”, se cuestiona Serrano, incómodo con un presente en el que “los lenguajes se han subvertido”, la tecnología “está suplantando al arte” y “lo que no está en las pantallas no está en el mundo”. El artista añade una nueva incógnita a la conversación: “¿Podemos crear ilusión con las imágenes cuando la visualidad ha sido tan tirana? Con las altas definiciones hemos perdido la capacidad para sugerir, se ha dejado a un lado la imaginación y no se deja espacio para que el espectador complete la obra”.
Juan Serrano. Pintura, escultura, diseño. Casino de la Exposición. Hasta el 23 de mayo. Horario: de martes a domingo, de 10:00 a 14:00 y de 17:00 a 20:00. Lunes cerrado. Entrada libre.
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