Alimento espiritual para toda la Semana
Vox Luminis y Orquesta Barroca de Friburgo | Crítica

La ficha
VOX LUMINIS Y ORQUESTA BARROCA DE FRIBURGO
*****
Femás 2025
Solistas: Raphael Höhn, Evangelista. Lionel Meunier, Jesús. Erika Tandiono y Viola Blache, sopranos. Alexander Chance, contratenor. Christopher B. Fischer y Vojtech Semerád, tenores. Sebastian Myrus, bajo. Director: Lionel Meunier.
Programa: La Pasión según san Juan, BWV 245, de Johann Sebastian Bach.
Fecha: Domingo 13 de abril. Lugar: Teatro de la Maestranza. Aforo: Algo más de media entrada.
Establecida ya como tradición la clausura del Femás en Domingo de Ramos con un gran oratorio en el Maestranza, sería buena cosa que Lionel Meunier se abonara a presentarnos una Pasión de Bach cada año: la maravillosa según San Juan de este 2025 superó, si cabía, su espléndida según san Mateo de 2023. Acudió menos público que entonces, pero el que lo hizo asistió a un concierto memorable.
Es difícil detenerse en breve espacio en las mil virtudes y detalles para el recuerdo de la sesión. Desde, de nuevo, una concepción de la música como absoluta servidora de la palabra, Meunier demostró una comprensión perfecta de los géneros literarios de la obra y contó con excelentes aliados para interpretarlos. De la épica narración se encargó de nuevo un perfecto Höhn, fluido, de desarmante facilidad en el permanente agudo de su papel. Del drama en las largas escenas de la presentación ante Pilatos y la condena se encargó el espléndido coro, en ágil diálogo con los solventes solistas de los personajes, favorecidos todos (paradójicamente) por la seca acústica con que los recibió el recinto.
Pero lo mejor vendría en lo lírico. Por un lado, en unos corales desgranados por las diecisiete voces del coro de Meunier con un detallismo asombroso, madrigalístico, atentísimo al más mínimo detalle de texto y música, tejido sobre infinitas variantes de dinámica y articulación para caracterizar cada coral. Y, por otro, en una excelente colección de arias que dejó momentos inolvidables, partiendo de la valentía de unos tempos extremos. Alexander Chance mostró un timbre aún más bello que hace dos años –desaparecida la mínima tensión de entonces–, en un Es ist vollbracht! de milagrosa conjunción –libres, pero conectados– con la viola da gamba de un magnífico Quintana. La Zerließe, mein Herze de Blache fue imperfecta y, sin embargo, maravillosa, con un tempo moroso que se recreó en la belleza de los timbres del traverso y los oboes da caccia. Sebastian Myrus volvió a lucir una voz de natural fácil y de absoluta homogeneidad entre todos los registros. Y Semerád estuvo agilísimo y fluidísimo en una vertiginosa Erwäge. El selecto público mostró criterio al repartir premios.
También te puede interesar