'Aladdín': la alfombra mágica surca el cielo de Gran Vía
Musicales
El musical llega al madrileño Teatro Coliseum de la mano de Disney y Stage Entertainment España
La obra está protagonizada por Roc Bernardí, en el papel de Aladdín; y por Jana Gómez, en la piel de la princesa Jasmine
Un viaje al corazón del musical de 'La historia interminable'
"¿Confías en mí?", preguntó el icónico Aladdín en 1994 a la princesa Jasmine antes de subir a la alfombra mágica que les llevaría a surcar un cielo poblado de estrellas y soñar con "un mundo ideal", lejos de ataduras sociales o morales y cerca de la libertad. Han pasado casi 30 años desde esa primera vez en la que los espectadores fueron cómplices de los protagonistas. Desde entonces, la historia que tiene a la ficticia Ágrabah como escenario principal no ha perdido ni un ápice de su singularidad. Tomando esta esencia y dando a los personajes un toque de actualidad, orquestando una música en riguroso directo y creando una atmósfera de color y brillibrilli, llega el musical Aladdín al madrileño Teatro Coliseum de la mano de Disney Stage Entertainment España. Y lo han hecho a lo grande.
La superproducción, con libreto de Chad Beguelin y letras de Howard Ashman y Tim Rice, adaptadas al castellano por el director residente de Stage Entertainment, Alejandro de los Santos, está inspirada en uno de los cuentos de Las mil y una noches. Una nueva versión, dirigida a todos los públicos, no sólo al infantil, que ya ha sido vista por mas de 14 millones de espectadores en todo el mundo en países como Estados Unidos, Japón, Alemania, o México.
Muestra de ello es que la protagonista es mucho más reivindicativa, empoderada e independiente que la del VHS. Además, se han reemplazado a los animales del clásico por personas para dar más naturalidad a la obra y diferenciarse de El Rey León, que sigue batiendo récords de taquilla en la misma arteria de Gran Vía. De hecho, se ha sustituido al memorable mono Abu por tres amigos que harán las veces de fieles compañeros del protagonista; a Rajah, el tigre de Jasmine, por tres doncellas que potenciarán el empoderamiento de la princesa; y a Iago, el loro de Jafar, que mantiene su nombre pero se convierte en un vasallo que conspirará junto a él, la mayoría de las veces en clave cómica, para convertir al villano en sultán. Por otro lado, el público adulto encontrará su nicho en determinados giros, y dardos, humorísticos.
Por lo demás, el musical mantiene la esencia de la cinta original y cuenta la historia que todos conocemos. El joven ladronzuelo Aladdín, encarnado por el barcelonés Roc Bernadí, conoce a la princesa Jasmine, en la piel de la magistral Jana Gómez, en el mercado de Ágrabah cuando ésta sale por primera vez de palacio y disfruta de las mieles de la libertad a escondidas. Ambos se enamoran, pero las diferencias sociales y el malvado Jafar, al que da vida Álvaro Puertas, serán los principales escollos para que la relación germine. Aquí entra en acción el Genio, con David Comrie haciendo las labores de un maestro de ceremonias sin igual, para ayudar a Aladdín a conquistar a la princesa concediéndole tres deseos.
Una banda sonora icónica
Además de la propia historia, otro de los ingredientes que hacen que el musical mantenga su esencia es su banda sonora. El clásico compositor de la factoría Disney Alan Menken fue reconocido en su momento con dos Oscar gracias a la cinta: a la mejor banda sonora original y a la mejor canción original por Un mundo ideal. Esta canción no es la única icónica, a pesar de que superar un vuelo en alfombra mágica es un reto. Hay que puntualizar que sí, que la alfombra vuela y consigue enmudecer al patio de butacas.
Hay muchas más como Si a Arabia tú vas o Príncipe Alí. Además, se han rescatado otras composiciones que no entraron en el largometraje original para no alargarlo. Pero, sin duda, el momento más espectacular de la obra sucede en la impactante Cueva de las Maravillas con Un genio genial. En este número, que tiene claqué, trajes dorados y enormes torres, Comrie se deja la piel durante 10 minutos, que parecen tres, para rendir tributo al clásico musical cinematográfico La calle 42, que es donde se representa Aladdín en Broadway.
"En mi vida había hecho claqué, ni siquiera me había puestos los zapatos. Hacer este número todas las noches, durante 10 minutos, es un enorme reto. Tengo que buscar momentos en los que físicamente pueda respirar", explica a este periódico Comrie a propósito del número. Además, recalca que, respecto a cuando comenzó con los ensayos ha percibido "un cambio rotundo en cuanto a cansarme menos. Veo la luz al final del túnel". En esta misma línea, Gómez indica que "aunque todos los personajes bailen más o menos, deben saber. Es un musical bastante físico para todos". Uno de los motivos que explica esta afirmación es, según Bernardí, "que el director de la obra, Casey Nicholaw, es coreógrafo. Su seña se nota".
Telas de todo el mundo y pedrería de Swarovski
Lo cierto es que los más de 140 profesionales entre reparto, técnicos, miembros de la orquesta, personal de sastrería, peluquería, maquillaje, personal de sala y de taquilla, se dejan la piel en cada función y trabajan a contrarreloj para que todo esté a punto.
Algo que hace única a la producción es el vestuario. Hasta el más mínimo detalle de las prendas que llevan cada uno de los intérpretes "requieren un mantenimiento casi diario, porque las telas son muy delicadas y siempre hay cosas que restaurar", manifiesta María Regidor, responsable del departamento de vestuario. Además, señala que uno de los puntos más característico de la ropa es "que brilla y marca así la diferencia social entre los personajes más ricos y los que pertenecen al mercado de Ágrabah". Un total de 342 personas de hasta 26 talleres diferentes han trabajado en la confección del vestuario del musical y, de hecho, solo en una de las piezas del vestuario hay 8.644 cristales de Swarovski.
Una lámpara producida en una impresora 3D
Además, del imperial vestuario, otra seña de identidad del musical son los más de 80 efectos especiales, que incluyen el viaje en alfombra, y la tecnología puntera utilizada. De hecho, dos de los elementos más icónicos se han elaborado a partir de una impresora 3D: la lámpara del genio y el bastón de Jafar.
En el caso de la lámpara, primero ha sido creada una escultura en arcilla y luego se ha escaneado para que el equipo pueda añadir los detalles y estampar el patrón de diseño. El archivo final se lleva a la impresora 3D, que da forma al resultado. Un proceso que dura varios días de trabajo, porque se imprime por capas. • La impresión final es cromada en un proceso similar al del lacado de un coche que permite conseguir el efecto dorado.
En el caso del bastón de Jafar, está esculpido en múltiples secciones de arcilla a partir de moldes para que se puedan reproducir de forma exacta en todos los espectáculos alrededor del mundo. La particularidad del cetro es que los ojos de la serpiente están hechos, como no, de cristales de Swaroski para captar la luz del escenario.
Los dignos sucesores de 'El Rey León'
Todos estos ingredientes y un equipo a prueba de bomba están consiguiendo que, en poco más de un mes, el espectáculo vaya viento en popa y comparen su éxito al del icónico El Rey León, que lleva más de una década en el podio de los musicales madrileños. Con un patio de butacas que se entrega cada noche para reír a carcajadas y soñar junto a los protagonistas no hay que ser un genio, en el sentido mágico del término, para vaticinar que la permanencia del show está asegurada en el Broadway patrio.
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