La antigua Roma y 'Dinastía' dialogan en la 'Agrippina' del Maestranza
Ópera
La ópera barroca regresa al teatro sevillano con un montaje que traslada las intrigas de poder a los decorados de una serie
Enrico Onofri y la Orquesta Barroca de Sevilla acompañan a un reparto encabezado por Ann Hallenberg
La ficha
'Agrippina', de G. F. Händel. Teatro de la Maestranza, 11, 13 y 15 de febrero, a las 19:00. Entradas entre los 49 y los 120 euros
La ópera barroca regresa al Maestranza con Agrippina, de Georg Friedrich Händel, un montaje que se podrá ver la próxima semana, los días 11, 13 y 15, y que traslada la desmedida ambición de la esposa del emperador Claudio y la madre de Nerón a los sofisticados y vistosos decorados de una telenovela de los años 80, gracias a una dirección de escena concebida por Mariame Clément que pone a dialogar el libreto de Vincenzo Grimani con los giros de guión con que los capítulos de Dallas, Dinastía y Falcon Crest asombraban y mantenían en vilo al espectador.
Una decisión que "puede parecer una idea frívola", pero que "concuerda perfectamente con el original", defiende el argentino Marcos Darbyshire, encargado de la reposición de la puesta en escena en Sevilla –Clément prepara estos días el estreno de Aquiles en Esciros en el Teatro Real– y que conoce bien esta relectura que propone esta producción entre la Ópera de Oviedo y la belga Opera Ballet Vlaanderen.
"Digamos que lo que hacemos no es una modificación, sino una ampliación", expone Darbyshire, que pese a haberse adentrado en el libreto anteriormente todavía se admira de la inventiva maliciosa con la que maquinan los personajes. "Aún paso una página y me escandalizo. ¿Qué? ¿En serio que dijo eso?", bromea. El músico y director de escena añade que reinvenciones como la de adoptar las hechuras de un culebrón "son un modo de acercarnos al público de hoy. Esa es, al fin y al cabo, la idea cuando te dedicas al teatro: crear una experiencia para la gente".
Enrico Onofri, que dirigirá de nuevo en estas funciones a la Orquesta Barroca de Sevilla, también se maravilla con la prodigiosa partitura que Händel, que entonces no había cumplido el cuarto de siglo, compuso para su segunda ópera italiana. "Es increíble que siendo tan joven escribiera una música de tal belleza y tal inteligencia, y aportando novedades como por ejemplo la de inspirarse en danzas francesas para algunas arias", considera el maestro, que recuerda que Monteverdi ya había contado antes la misma historia en La coronación de Popea.
Interpretar Agrippina supone "un desafío", apunta el contratenor Xavier Sabata, que da vida a Ottone, "porque parte de estereotipos y acaba creando a seres humanos", asegura el cantante, que en noviembre pasado interpretó el Winterreise de Schubert en Sevilla y que en junio ofrecerá otro recital junto a la OBS. "Händel era un genio. Tras la belleza de la música está creando también perfiles psicológicos. En Agrippina, cada tres palabras hay un matiz. Yo vengo del teatro, y con esta ópera siento que estoy haciendo un Chéjov", sostiene el intérprete. "Ningún personaje es demasiado bueno ni malo. Las cosas no se cuentan aquí en blanco y negro, aquí es como en la vida".
"La música de Händel desprende amor por la humanidad", aporta, por su parte, la mezzosoprano sueca Ann Hallenberg, que encarna a Agrippina, otra voz conocida por el público sevillano tras protagonizar en la temporada 2017-2018 un emocionante Duelo Barroco junto a Vivica Genaux y haber sustituido hace unas semanas a Anna Bonitatibus en otro concierto junto a la OBS.
Junto a Hallenberg y Sabata completan el reparto Matthew Brook (Claudio), Renata Pokupic (Nerón) y Alicia Amo (Poppea). Esta última ha descubierto en los ensayos "la vis cómica" de su personaje, "cercano incluso a la comedia del arte", una mujer que no obstante "ama la riqueza y está atada a la superficialidad. Es muy interesante abordar un papel tan fresco y al mismo tiempo tan afectado".
Los responsables del montaje ven a su Agrippina, "esa Joan Collins que bebe whiskey y que genera intrigas", como alguien que no ha podido desarrollarse y utiliza al hijo para conseguir sus fines. "Es una mujer capacitada para ser emperatriz pero que no puede serlo. En el fondo", argumenta Darbyshire, "a través de su historia nos preguntamos por qué una mujer no puede estar en el poder. Las cosas están cambiando, sí, pero no andamos tan lejos de la Roma de Agrippina".
La obra "se hace muy ligera", opina el director del Maestranza, Javier Menéndez, pese a que alcanza las cuatro horas y media con descansos (por su duración, las funciones están programadas a las 19:00). "Pero que nadie se asuste", advierte Darbyshire, que reconoce que intentaron suprimir algún pasaje "pero no podíamos, porque todo es importante para la trama", comenta. "Nos da miedo meternos en una ópera, pero luego nos pasamos el mismo tiempo viendo capítulos de una serie de Netflix. Pues bien, Agrippina es como una serie de Netflix, pero con el añadido de la música de Händel y la interpretación de unos actores extraordinarios". Un reparto que en gran parte ya había abordado el mismo montaje en ciudades como Oviedo y Amberes y que aquí repite. "Encontrar libres a los intérpretes que han hecho la producción era muy difícil, pero todos están felices. Se ve que disfrutan con esta propuesta", concluye Javier Menéndez. La ocasión bien merece la pena: con este espectáculo, la ópera barroca (escenificada) regresa a Sevilla tras una larga ausencia.
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