Solas | Crítica de danza
Carne fresca para la red
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En un principio fueron tres, un bailarín, un artista de circo y un Dj (Gregor Metzger, Martin Zimmermann y Dimitri de Perrot) los que conquistaron al público sevillano con un trabajo inclasificable, mezcla de danza, música, circo y arquitectura. Hoi, presentado en el Teatro Central en mayo de 2005, invitaba a los espectadores a un fascinante viaje por un mundo lleno de imágenes sorprendentes, humor negro y transgresiones de las leyes físicas. Luego la compañía se recompuso, convirtiéndose en Zimmermann & de Perrot, un dúo con su asombroso y cambiante microcosmos, que deslumbró con obras como Hans was Heiri, aplaudida también en el Central, tras su triunfo europeo en 2012.
En esta ocasión, sin embargo, Martin Zimmermann viaja en solitario. El clown, el mimo, el comediante, el hombre de goma… crea por primera vez en su carrera un solo con el que ha intentado hacer las paces con sus obsesiones más traumatizantes, con esos fantasmas que todo el mundo tiene en su trastero y a los que el suizo se enfrenta con un humor negro realmente devastador.
Antes de entrar en el Centro Nacional de las Artes del Circo de Francia, este sorprendente artista estudió decoración e incluso trabajó como escaparatista en unos grandes almacenes. Por ello no es extraño que en Hallo se haya creado una especie de escaparate en el que su universo interior pueda entrar en contacto con el mundo que lo circunda; un espacio ingeniosamente animado -que, a veces, incluso se pliega sobre él e intenta aplastarlo- donde, además de observado, se convierte poco a poco en un observador de sí mismo, de las situaciones inverosímiles que lo asaltan y de sus mil intentos por salir indemnes de ellas.
Estrenada en 2014 en el Teatro Vidy de Lausana, todos cuantos han visto Hallo coinciden en que la escenografía, una especie de apartamento de estilo contemporáneo en continuo movimiento, constituye un auténtico personaje, un terrible e inesperado adversario que no deja de interactuar con el protagonista, un ser extraviado que como tantos seres humanos de nuestra época no acaba de encontrar su sitio en el mundo.
Capaz de desfigurar su rostro en mil muecas, al igual que los miembros de su cuerpo, Martin Zimmermann se reinventa en sus trabajos pues, aunque sus trucos sean a veces tan viejos como el mundo y hayan sido utilizados por otros cómicos, él ha tomado lo mejor de sus antecesores, de genios como Marcel Marceau, Jacques Tati, Buster Keaton o Charles Chaplin, para transformarlo con su propia energía y colocarlo en el corazón de la actualidad. Y lo hace con la intención de que el público se divierta, porque según el creador sienta muy bien, en este mundo cargado de enfados, "reírse de lo que más nos duele".
Hallo se presentará en el Teatro Central esta noche y mañana, con carácter de estreno en España, para visitar el próximo miércoles día 30 el Teatro Alhambra de Granada.
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