Vida de Leonardo, y de un hombre que envejece

José Pérez Olivares recibe en la Feria el Premio de Poesía Hermanos Machado por su obra 'A la mano zurda'

José Pérez Olivares (Santiago de Cuba, 1949), ayer con un ejemplar de su poemario en la Feria del Libro.
José Pérez Olivares (Santiago de Cuba, 1949), ayer con un ejemplar de su poemario en la Feria del Libro.
Francisco Camero Sevilla

28 de mayo 2014 - 05:00

Seis años de trabajo "solitario, silencioso, nocturno y paciente" le ha costado a José Pérez Olivares "recuperar la fe" en la escritura. Los frutos de ese esfuerzo para librarse del "sopor de la duda" que le invadió, como se lee en uno de sus versos, son los 27 poemas que componen A la mano zurda, obra con la que ganó en marzo el IV Premio Iberoamericano de Poesía Hermanos Machado. Ayer lo recogió en la Feria del Libro, en la sala Apeadero, junto a Jacobo Cortines, director de la colección Vandalia de la Fundación José Manuel Lara en la que ve la luz esta obra "profunda y sincera" -así la definió-, y a Mar Sánchez Estrella en representación del Ayuntamiento, las dos entidades que convocan el galardón.

"Yo soy como soy", dijo Pérez Olivares citando a su compatriota Silvio Rodríguez, "y a casi todo el mundo le pedí prestado". El poeta, cubano afincado en Sevilla desde hace muchos años, se siente "en deuda con muchos, con la poesía cubana, con la española, con todas las personas que me han ayudado a recuperar la fe". "Uno es tozudo", añadió el autor, que es también pintor, "y aunque siempre se escribe desde uno, la poesía no puede quedarse en el marco estrecho de la experiencia individual, y por eso sólo se completa cuando llega a los demás".

Realmente agradecido por este reconocimiento -"seguramente va a marcar mi trabajo", dijo-, el cual se suma a muchos otros recibidos antes, entre ellos el Gil de Biedma, el Rafael Alberti, el Renacimiento o el Premio de la Crítica de La Habana, Pérez Olivares explicó que A la mano zurda nació bajo una luz "distinta" a la de sus otros libros, como Háblame de las ciudades perdidas, El rostro y la máscara o Los poemas del Rey David; "éste está escrito desde la perspectiva del hombre que empieza a envejecer". Puede comprobarse en uno de los poemas más conmovedores del volumen, Testamento del artista, título que constituye además un homenaje privado a uno de sus poetas favoritos junto a Gastón Baquero y Jorge Luis Borges: Eliseo Diego, que firmó un Testamento en su libro Los días de tu vida. "Y ya que todo es tan efímero, / ya que la carne se deshace con el tiempo, / escribo: / No tengo nada que dejar a nadie, / acaso un puñado de papeles / con cientos de pequeños y tortuosos apuntes", escribe en el citado poema Pérez Olivares.

En esta obra, como apuntó Jacobo Cortines, resuenan los temas del destino, de la creación artística, de las máscaras (es decir, de la identidad y su fragilidad), y además, como es habitual en la obra de este poeta y profesor de Artes Plásticas, hay versos que tienen su origen en la contemplación demorada de obras pictóricas, así como reflexiones sobre la Historia y referencias a las Sagradas Escrituras. De todo ello, y "del éxodo, de la diáspora", apuntó el propio autor, escribe tomando como figura central del poemario a Leonardo da Vinci, un Leonardo da Vinci que en este poemario es, por supuesto, uno de los creadores más privilegiados de la historia, pero también, secretamente, sobre todo un espejo del sentir del poeta.

El autor quiso expresar su gratitud a los hermanos que dan nombre al premio que le ha dado "momentos tan importantes" en su vida. A Antonio, "esencial", empezó a leerlo muy pronto, y su poesía es "tan honda que pesa amablemente en el recuerdo", aunque confesó que se siente más influido por su pensamiento, "que no es poco decir"; de la existencia de Manuel supo más tarde, y le sorprendió no haber sabido antes de "un poeta tan extraordinario". Al primero, para conmemorar los 75 años de su muerte en Collioure camino del exilio, le dedicó la tarde de ayer la Casa de los Poetas y las Letras una mesa redonda en la Pérgola: Antonio Rodríguez Almodóvar, José María Vaz de Soto, Francisco Vélez y Pilar Alcalá, moderados por Manuel Pedraz, charlaron sobre la relación del poeta con Andalucía.

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