Alba Molina | crítica
No lo es ni pretende serlo
Cómics
'Capitán América: La verdad - Rojo, blanco y negro'. Robert Morales, Kyle Baker. Panini. 176 páginas. 19,95 euros.
Ahora que está tan de moda el tema de la visibilidad, con el cambio de género o de raza de numerosos superhéroes y la creación de otros nuevos que personifican determinadas minorías, merece la pena reivindicar Capitán América: La verdad - Rojo, blanco y negro. La serie limitada del fallecido Robert Morales y el siempre notable Kyle Baker, dos autores afroamericanos, se publicó mucho antes de que el discurso que defiende se volviera hegemónico, y es uno de los tebeos más interesantes que ha ofrecido Marvel en lo que llevamos de siglo.
Citando los comentarios del libro Comics Through Time: "Quizá la mejor historia del Capitán América en este periodo fue la provocativa miniserie de siete números del escritor Robert Morales y el artista Kyle Baker, La verdad: Rojo, blanco y negro, que comenzó a finales de 2002. Basada en los infames experimentos Tuskegee, La verdad muestra a los militares estadounidenses usando a reclutas afroamericanos como cobayas para el suero del supersoldado que transformaría a Steve Rogers en el Capitán América".
Así es, Morales y Baker toman un episodio bochornoso de la historia real de Estados Unidos, la de los experimentos con trabajadores negros (se les inoculó la sífilis para observar la progresión de la enfermedad), orquestados entre 1932 y 1972, y lo transforman en el motivo central de esta valiente exploración del racismo y el militarismo, con el Capitán América como excusa narrativa. El protagonista es Isaiah Bradley, un soldado del ejército norteamericano durante la Segunda Guerra Mundial, que sufre (junto con otros compañeros de la misma raza) una terrible manipulación médica para testar la pócima que creó al superhéroe abanderado.
He dicho que el tebeo es valiente, pero es que es, además, muy emocionante (y doloroso), escrito como está desde la indignación y el sufrimiento de una comunidad que sigue pisoteada por el statu quo. Los dibujos de Baker, un artista furioso y original como pocos, reflejan de manera expresiva el argumento. En pocas palabras, una joya.
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