¡Vaya par de gemelos!
Cómics
'Tif y Tondu' (1970), de Tillieux y Will, es la etapa más memorable de los cómics de estos dos orondos investigadores que fueron creados en 1938 por el historietista Fernand Dineur
La ficha
'Tif y Tondu. Tras la pista del crimen'. Guión: Tillieux. Dibujos: Will. Dolmen Editorial, 2020.
Los detectives Hernández y Fernández son personajes creados en 1934 por el dibujante belga Hergé en su serie de cómics Las aventuras de Tintín. Sus nombres en la versión original en francés son Dupont y Dupond.
Se trata de dos agentes de la policía secreta idénticos tanto en su aspecto como en su vestimenta, cuya única diferencia es la forma de sus bigotes. Dupond es el del bigote recto, mientras que el de Dupont se dobla hacia afuera.
Unos cuatro años después, protagonizaban su propia serie de cómics Tif y Tondu, dos investigadores aparentemente inspirados en Hernández y Fernández, que parecen gemelos, salvo porque Tif es calvo y lampiño y Tondu melenudo y barbudo.
Tif surge en Le Journal de Spirou el 21 de abril de 1938 con guion de Fernand Dineur, y con los dibujos de Rob-Vel. Tondu debuta unas semanas después, compartiendo ambos personajes la serie desde entonces. Con el tiempo, llegan nuevos guionistas, como por ejemplo, Henri Gillain, Albert Desprechins y Maurice Rosy, entre otros.
La serie Tif y Tondu resistió en la revista de cómic europeo por excelencia durante más de 60 años.
Esta serie forma parte del más importante patrimonio de la historieta belga, siendo un clásico imprescindible de Editorial Dupuis, que debutó en Le journal de Spirou al mismo tiempo que la serie del propio Spirou.
Entre todos los autores que se harían cargo más adelante, destaca Will (Willy Maltaite, Anthée, 1927-La Hulpe, 2000), responsable de los dibujos de la serie durante más de 40 años, y que, por este motivo, ligaría para siempre y por completo su nombre al de estos personajes.
Dentro de esa extensa trayectoria, la mejor etapa comienza con los guiones de Maurice Tillieux (Huy, 1921 - Niza, 1978). Su desembarco en Tif y Tondu supuso un giro hacia el género policíaco al traspasar con éxito el espíritu de su serie estrella, Gil Pupila.
Gran parte del éxito de ese cambio paulatino radicará en el talento de Will para las ambientaciones, su maestría para las escenas nocturnas y su capacidad para los fondos, que se combinan a la perfección con la comicidad de los protagonistas. Y son esos elementos los que permiten que haya aguantado mejor el paso del tiempo, a pesar de la ingenuidad de las tramas.
En La sombra sin cuerpo (1970), los dos detectives viajan a Escocia a pasar las vacaciones, pero se detienen en Londres para hacerle una visita de cortesía a su viejo amigo el Inspector Fixschusset de Scotland Yard, a quien habían conocido en un caso anterior. Mientras charlan, reciben una misteriosa llamada telefónica.
Mientras tanto, en la ciudad, un coche se conduce solo, el aire transmite un misterioso sonido de pasos, e incluso una cabina telefónica parece ser manejada por una fuerza invisible… Parece querer llamar la atención del inspector Fixschusset y también parece tener problemas de comunicación. Tif y Tondu se ponen en acción para averiguar quién es ese espectro y qué quiere.
Tif y Tondu contra la cobra (1971) es el álbum que introduce por fin a una mujer empoderada en las aventuras de los dos solterones, la condesa Amelia d'Yeu, que les pide que la llamen Kikí. La condesa los implicará en un caso de locos, y además los invitará a vivir en el castillo d'Yeu. Tres décadas antes, Tintín y el capitán Haddock ya se habían mudado al de Moulinsart.
El faro maldito (1972) comienza en Londres, donde Tif y Tondu son testigos en primera línea de cómo un motorista comete un robo en pleno centro, en medio de la calle y a plena luz del día. El individuo arrojó un bote de gas lacrimógeno, luego destrozó el escaparate de una joyería, y finalmente se fugó con una cantidad considerable de diamantes. Los detectives persiguen al ladrón durante cien kilómetros por carretera hasta Dover, donde se dirige directamente hacia los famosos acantilados blancos, se lanza al vacío y desaparece.
Creyéndolo muerto, de vuelta en Francia, Bartoldi, un ingeniero de faros, se pone en contacto con ellos en Normandía. Acaba de ocurrir algo inexplicable en un faro de la zona: unos guardias fueron encontrados ahorcados y después sus cuerpos desaparecieron. En este álbum se aprecia el comienzo de la deriva del tono de la serie hacia el thriller.
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